lunes, 29 de febrero de 2016

Cuando los terapeutas niegan a sus pacientes sin darse cuenta.

Una experiencia que suelen vivir los pacientes en terapia, no sólo psicoanalítica, es la negación de sus emociones bajo la idea de que la realidad no puede producirle daño. Generalmente el paciente hace referencia a miedos y dolencias, y expectativas de que acontezca algo que es temido, y el terapeuta elabora alguna clase de reflexión en la que pone de manifiesto la siguiente idea: Tus miedos son irracionales, debemos escucharlos y atenderlos, pero están fuera de lugar, y como la realidad es racional, y está ahí afuera es claro que la realidad no puede hacerte daño. Porque, en el fondo, el terapeuta,y en esto coinciden casi todas las escuelas de psicología, aunque no lo saben los terapeutas, ni están dispuestos a reflexionar sobre ello durante la sesión, piensan que la realidad es intrínsecamente buena.

Aquí es donde el paciente se siente continuamente negado, porque sabe lo que siente, vive la emoción en su cuerpo donde está la constatación más clara no sólo de que sus miedos se pueden hacer realidad, sino que de hecho lo están haciendo cuando padece la dolencia que le provocan. Es porque los terapeutas piensan que hay una realidad exterior, aunque en psicoanálisis y en otras escuelas se admite que cada cual construye una perspectiva de la realidad desde su experiencia, aunque mantienen la concepción de que la realidad está fuera de la experiencia, que terminan negando la experiencia del paciente. Y es por eso que fracasan muchas veces. Cuando el paciente dice que tiene miedo, es porque aquello que se revela en su temer, o en su sufrir, está de hecho aconteciendo en su cuerpo, en su experiencia, en su sentir, y no es irracional. Donde tampoco lo central es la racionalidad, sino la validez de la experiencia.

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