miércoles, 24 de febrero de 2016

Seis ideas sobre el deseo, el conflicto, el vivir, lo político, la coherencia y la libertad.

1. No tiene sentido dedicarse a cosas de las no se gusta. Se llega siempre a la desmotivación y el sin sentido. Por aquello que se ama se está dispuesto a hacer todo, y además se quiere asumir la responsabilidad de lo que resulta, porque es vivido como propio. Lo que se vive desde el sin sentido no se puede asumir responsablemente.
2. Cuando se tiene una visión conflictiva de la vida, la cuestión gira alrededor de quién tiene razón, quién está equivocado, quién debe ser castigado, y a quién hay que negar. Todo conflicto es innecesario, al conflicto se llega por un camino que es contingente, es decir modificable.
3. Somos el mundo que vivimos. El mundo no está fuera de nosotros, la realidad no es una cosa. Es una explicación acerca de las coherencias de nuestra experiencia. Todos somos filósofos. Porque todos reflexionamos acerca de nuestros haceres en nuestro vivir, no porque queramos llegar a la verdad. Lo central no es la verdad, sino lo que hacemos y vivimos, y cómo lo queremos hacer y vivir.
4. Todo lo que hacemos tiene un carácter político. Pero en qué sentido. En el sentido de que tiene sentido en la convivencia social y en un entorno natural, y las consecuencias de ello tienen que ver con nosotros. Lo político aparece como conflictivo cuando queremos luchar y competir, cuando queremos colaborar y compartir lo político es motivo de armonía y creación de bienestar.
5. El hecho de que estemos dispuestos a aceptar y justificamos ciertas acciones en un dominio o espacio de la convivencia social y no lo hagamos en otro demuestra nuestra falta de ética, responsabilidad y coherencia. Somos hipócritas cuando justificamos insultar y degradar a un político por una discapacidad física y luego condenamos el bullying en el ámbito escolar. Somos hipócritas cuando no aceptaríamos hablar mal, crear rumores falsos de nuestros amigos o cercanos, pero sí estamos dispuestos a hacerlo de personalidades famosas que aparecen en la televisión. Este problema acontece en una sociedad de masas, donde la distancia entre un espacio y otro es la suficiente como para que no tengamos que hacernos cargo de lo que decimos y hacemos, como si de hecho no ocurrieran en esa sociedad.
6. Cuándo decimos que nos sentimos libres. Cuando no estamos preocupados por el resultado de lo que hacemos. O mejor dicho, cuando sentimos que hagamos lo que hagamos, resulte lo que resulte, será visto como legítimo, y en el caso de resultar erróneo tendremos la oportunidad de corregirlo sin ser castigados o negados. Decimos que nos sentimos libres cuando los demás nos ceden el espacio para ser nosotros mismos asumiéndonos como queremos ser y pudiendo reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos. La libertad no es un carácter constitutivo del ser de alguien, es algo que entregamos al otro cuando le amamos, es decir cuando lo aceptamos. La libertad sólo tiene sentido en la existencia del amar. Para poder hacer lo que se quiere el otro tiene que aceptarnos en nuestro deseo y dejarnos hacerlo. A sí mismo con uno mismo. Libertad es aceptación.

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