jueves, 4 de febrero de 2016

Carta sobre la celebración y la pareja en el casamiento de dos amigos.

Cada vez que se acercaba su casamiento me preguntaba cómo podía celebrar con ustedes su encuentro. No encontré la forma adecuada de hacerlo; una mezcla de temor a ser inoportuno o a no encontrar lo más asertivo para decir o hacer. Me dije, quiero vivir esa alegría bailando con ustedes. Ahora que me animo quiero dejarles una reflexión que me surgió a partir de preguntas que ustedes me invitan a vivir cada vez que estamos juntos.
-¿Cuál es el fundamento del estar juntos? Cuando Martín presentó su muestra en la sala Emilio Saraco dijo unas palabras de agradecimiento y señaló que en gran parte quería reconocer a su compañera por la ayuda. Para mí ese momento fue revelador, porque me permitió ver que la alegría del estar juntos surge en la compañía y en el disfrutar de esa compañía. Pienso que cuando el otro o la otra aparece como un compañero aparecen muchas otras cosas dignas de destacar: El otro o la otra surge como alguien distinto, autónomo que está cerca pero orbitando su propio sentido, su propio caminar. La visión de una compañera es la composición caleidoscópica de mujer, niña y amiga, o de hombre, niño y amigo. Mujer en el encuentro de lo sensual e íntimo, niña en la inocencia del jugar y del ser curioso con la oportunidad y lo desconocido, y amiga como alguien cuya cercanía es una bienvenida. Yo pienso que todos nos preguntamos cuál es el fundamento de estar con alguien, y porqué no estar con otra persona. La pregunta surge cuando uno se vive en la contradicción de querer estar en la proximidad de ese alguien alimentandose de su cariño pero teme que el comprometerse se vuelva carcelario, y entonces cae en la trampa del control.
Pienso que todos y todas en nuestro presente cultural nos encontramos reflexionando sobre esto. Y para mí ustedes se aventuran en un camino que no tiene un saberse certero, sino que siempre aparece como inexplorado, y que la única guía en esa deriva de encontrarse a veces amante, a veces desamorado, es el deseo de encontrarse en la coinspiración de escucharse, respetarse, seducirse y proponerse hacer un vivir juntos. Yo en la inconstancia, compartida por toda nuestra generación, vi ayer que celebraban la alegría de ser compañeros compartiendo la ignorancia sobre lo que el futuro traerá. Creo que los dos en sus certezas y en sus flaquezas se preguntan cómo ser la compañía del otro y de la otra, conservando la espontaneidad de saberse desconocidos y nuevos para el otro.

¿Dónde están los demás en nosotros? Ver lo que hicieron sus familias, y sus amigos por ustedes ayer, y cómo ustedes les ofrecieron el espacio para que se expresaran y compartieran la responsabilidad, el compromiso y la alegría me hizo ver el sentido de la familia. Familia es la pasión por crear en equipo, y esto estuvo muy presente todo el tiempo. Que cada uno aporte desde su capacidad, desde su iniciativa, y que sean bienvenidas y agradecidas todas las contribuciones muestra también para mí una sabiduría de parte de ustedes. Quien deja aparecer y acercarse al otro, quien invita a jugar y a crear lo hace porque sabe ver al otro en lo oportuno de su existencia y le ofrece la chance de dar lo mejor de sí. Es un acto de sabiduría porque requiere de una confianza visionaria y de un escuchar y ver que es inspirador.
Me gustaría dejarles algunos deseos, pero los pondré bajo otro signo. Quiero decirles que: Quienes juntos asumen que todo error no constituye una falta que está asociada al ser de la otra persona, sino a las expectativas que uno tenía sobre lo que el otro haría o diría y no hizo o hizo mal, llevan la semilla del reflexionar que les permite saberse siempre compañeros. Quienes juntos se ríen de las pobrezas y los infortunios conservan la sabiduría que les permite conocer sus fortalezas. Quienes juntos se proponen y se animan, aunque no lo logren, a vivir el desapego del cuerpo y del verse vulnerable frente al otro, llevan en sí la inteligencia que les permite siempre escuchar sin crítica, sino creativamente. Quienes juntos se animan a preguntarse mutuamente considerando que el otro o la otra es un desconocido, incluso para sí mismo, tienen la plasticidad para redescubrirse y reenamorarse más de una vez. Quienes juntos se ven como colaboradores del bienestar del otro y la otra están dispuestos a lo inesperado, y no tienen la mirada puesta en el futuro, sino en lo oportuno del presente. Quienes juntos aprenden, en todas las circunstancias el mundo conspira a su favor, aunque no lo vean en el momento.
Les quiero.
Dani.

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