martes, 8 de diciembre de 2015

Diferencias: Responsabilidad, Obediencia, Víctimas y Victimarios, Culpas.

Responsabilidad: significa que todo lo que le ocurre a una persona depende de esa persona. ¿Y qué es todo lo que le ocurre? Todo lo que esa persona vive y dice que vive. ¿Si una persona dice que algo no forma parte de su responsabilidad, entonces no es responsable de ello? Una persona puede elegir hacerse cargo de lo que vive, y puede elegir no hacerse cargo. En ambos casos será responsable de lo que elija. Si una persona elimina toda responsabilidad acerca de su vida, significa que no existe para sí misma, y ello mismo puede llevarle a desaparecer como persona.

Obediencia: Es la relación que se establece entre una figura de autoridad y una de sumisión. Entre alguien que domina y alguien que es dominado. La relación es contradictoria, porque quien obedece no quiere obedecer, y al mismo tiempo obedece porque quiere obedecer. A sí mismo en la relación hay una mutua negación. En la desigualdad quien tiene el poder se niega a sí mismo en la consciencia de superioridad, y niega al otro al reducirlo. Y el reducido se niega a sí mismo en la sumisión y niega al otro al entregarle el poder. Las relaciones de obediencia son relaciones de negación mutuas. Y son responsabilidad de las dos partes. Hay dos caminos para salir de la obediencia: Asumir que uno está allí eligiendo obedecer, o asumiendo que no le queda otra y decidiendo obedecer por ello mismo, y con ello se hace cargo de su libertad y de su sumisión. O asumir que la obediencia de uno la ejecuta el otro y que sólo eliminándolo o reduciéndolo se puede terminar esa relación, lo que no destruye las relaciones de obediencia sino las personas, y por lo tanto no recupera la libertad porque se sigue dependiendo del otro como dador de la misma.

Víctima y victimario: Solemos creer que el mundo se divide entre víctimas y victimarios, donde los primeros son constitutivamente inocentes, y los segundos dañinos. La mirada del mundo acerca de víctimas y victimarios es la de la lucha entre el Bien y el Mal, una lucha que sólo puede terminar en un final de extinción total de una de las partes. Para que haya una víctima tiene que haber un victimario, y para que haya un victimario tiene que haber una víctima, ambos se constituyen en la relación mutua. Por lo tanto no son constitutivamente buenos ni malos. El malestar de la víctima, es responsabilidad de la víctima. Y la perversión del victimario es responsabilidad del victimario.

Culpa: Es una emoción que alguien vive cuando asume que le ha hecho un daño, la mayor de las veces intencional, a otra persona. Confundimos culpa con responsabilidad, son opuestos. Cuando alguien se asume culpable, o cuando se culpabiliza a alguien, el error que cometió aparece como irrecuperable bajo cualquier forma, es decir, aparece como un error natural digamos. Porque ese error nace de su propio ser. "Él mató a esa persona porque es esencialmente una mala persona". Bajo la culpabilización no hay responsabilidad, porque si uno hace lo que hace determinado por un ser que existe con independencia de lo que uno haga entonces no es libre de elegir o reflexionar acerca de lo que hace. Bajo la responsabilidad quien comete un error lo hace siguiendo el curso de una emoción en la cual no podía ver que lo que estaba cometiendo era un error, porque en ese momento no era posible de ser visto como un error. Sólo cuando ve las consecuencias de sus actos se puede dar cuenta de ello como un error, entonces tiene la oportunidad de preguntarse cómo siguió ese camino que en ese momento vivió como válido pero que ahora aparece como un error. Como no podemos distinguir antes de la experiencia qué es un error o una ilusión, porque depende de lo que hacemos y sentimos, podemos siempre encontrarnos en una experiencia que luego aparezca como un error. Cuando se culpabiliza se le niega al otro la posibilidad de hacer esa reflexión, porque se le acusa de ser esencialmente malo, lo que le lleva a actos esencialmente malos.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Narcisismo femenino.

Resulta que el narcisismo femenino es altruista. Y sumamente violento. Consiste en estar tan atento a la otra persona, que se termina por superponer el deseo propio al de la otra persona. Confundiendo lo que el o ella quiere con lo que el otro o la otra quiere. Bajo el supuesto de querer lo mejor para esa persona. Esa negación continua del deseo de la otra persona pensando que se sabe lo que esta quiere, es tan violento como el narcisismo ególatra (más bien masculino, -no por el género-) de quien quiere que los otros se subordinen a la satisfacción de su deseo. Querer lo mejor para el otro puede ser tan patriarcal como querer todo para uno.

Ej. La izquierda poniendose en el lugar de los pobres y los trabajadores reduciendolos a su imagen. O una madre diciendole a su hija como se tiene que vestir.

lunes, 23 de noviembre de 2015

5 reflexiones liberadoras.

1. El mundo no está para ser dirimido, para ser resuelto en su veracidad o falsedad, en su bondad o maldad. El mundo está para ser explorado.

2. El tema o problema acerca de la verdad no aparece cuando compartimos y coexistimos. La verdad no es un problema propio del ser humano, aparece cuando cuando pensamos que lo que dice el otro es inadmisible, un error o un engaño.

3. Ninguna idea, argumento o discurso está constitutivamente errado. El error es algo que ocurre a posteriori. Cuando hacemos lo que hacemos, o decimos lo que decimos, lo vivimos como válido siempre. Sólo después de chocar vemos que la manera en que conducíamos no era correcta, entonces todo el conducir aparece como un acto erróneo. El error es algo que se mide de acuerdo a los criterios que tenemos para aceptar algo como válido, es decir, está determinado por lo que esperamos obtener como respuesta a una pregunta. Si la respuesta no satisface las expectativas, respuesta contenida en un discurso o una acción, entonces decimos que es errónea. Pero en sí nada es erróneo, todo lo que se vive, se vive como válido. El error es algo que distinguimos a posterior de una experiencia, y que luego veremos como sucediendo bajo el influjo del error. Pero el error siempre se mide a partir de otra experiencia que se vive como válida, y que esta a su vez se mide a partir de otra, por lo tanto ninguna experiencia es en sí misma errónea cuando se la vive. Depende del observador.

4. Seriedad no es circunspección. Seriedad es un modo de vivir la consciencia de los actos. Circunspección es adoptar toda responsabilidad como una preocupación. Quien es serio reconoce lo central de la inocencia y el juego. Quien es circunspecto a perdido de la dimensión de lo inocente y lo lúdico.

5. La historia de un individuo, un grupo, la humanidad entera, no está determinada por la realización de ningún objetivo. Se está en una circunstancia haciendo algo, y luego se está en otra. Siempre a la deriva de los deseos, las relaciones y las circunstancias, pero el sentido de transformación de la historia no está determinado por un vector que lo dirija hacia la realización de un patrón, objeto o meta. Siempre es contingente. Y un día se termina, se termina sin concretar la realización de ningún objetivo, por más que en el devenir hayan existido objetivos orientadores. La historia de un hombre o una mujer, de una nación o de la humanidad entera, es la que es en cada momento, hasta que deja de existir.

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Qué país queremos?

1. Un país es una red de comunidades. Una comunidad de comunidades. Un país es muchos países al mismo tiempo. Lo que da origen a una comunidad es la participación en redes de conversaciones, redes de haceres y decires que están fundados en sentires y quereres confluyentes, es decir en los mismos deseos originarios y orientadores. En un país coexisten varias comunidades políticas. Las comunidades políticas se organizan a partir de una serie de configuraciones de deseos que hacen sentido en una visión política. Las visiones políticas no son verdaderas ni falsas, buenas ni malas, son más o menos adecuadas de acuerdo a los criterios con los que se elaboran las explicaciones acerca del país que se tiene y que se quiere tener, y de acuerdo a las expectativas de lo que se obtendrá en el ejecutar esa visión en un programa de acciones y los resultados que efectivamente se obtienen. Las visiones políticas son motivo de reflexión, y están sujetas a la corrección porque se admiten como visiones que se viven como válidas en el momento en que se viven pero que no se asumen como inexpugnables, es decir, infalibles.

2. Yo defino las ideologías como: Una teoría o explicación acerca de algún fenómeno del acontecer humano que se basa en la apropiación de la verdad y que tiene como fundamento la creación de un enemigo a quien se ve como el mal a eliminar para consagrar la realización de ese bien o verdad que se consagra en la apropiación. Pienso que la política como la vivimos en nuestro presente cultural, argentino e internacional, está configurada en sus fundamentos estructurales bajo este modo de conducirnos. Socialismo, liberalismo, capitalismo, comunismo son formas de apropiación de la verdad, y se constituyen en negadores de quien piensa distinto, es decir, en última instancia son modos de existir totalizantes. En el pensamiento ideológico siempre es el otro quien crea el mal, siempre es el otro el que instala el conflicto en la sociedad, y todo lo que hace uno está justificado por el accionar malévolo del otro. Esta es una condición conductual de las dos fuerzas políticas más fuertes de nuestro presente político. Vencedores y vencidos. Ambos piensan que el origen de los males que nos aquejan son el otro. Ambos son irresponsables de sus actos.

3. En el pensamiento ideológico siempre se atribuye el accionar del otro a un carácter constitutivo de su identidad. Es decir, a una ontología natural de la existencia del otro. Es decir, cuando uno elabora una explicación política ideológica acerca de porqué el otro hace lo que hace, que uno lo destaca como indeseable, negativo, o que simplemente no lo comparte pero lo tolera o dice respetar, la respuesta que elabora es que el otro hace lo que hace porque eso está fijado en un carácter que es propio del Ser del otro. Es decir, el otro tiene un ser mismo codificado en ese carácter. Así, el peronismo es generador de pobreza y autoritario, y la derecha es constitutivamente complotadora y entreguista.

4. Cuando no se están en el pensamiento ideológico la manera de elaborar una explicación acerca de lo que ocurre en el país sigue este curso: Uno observa que las comunidades que habitamos el país nos movemos en nuestras circunstancias locales y no locales de una determinada manera que revela y evidencia la existencia de ciertos deseos y configuraciones relacionales. Entonces lo que uno se pregunta es acerca de esas configuraciones relacionales y deseos, y no acerca de las personas. Cuando uno se pregunta acerca de las personas, la única salida para corregir los errores que se cometen es, o encerrar a la persona, o eliminarla. O a un grupo entero. Eso hace la psiquiatría con el loco, la cárcel con el preso, y la política en la guerra con el enemigo. Porque en esos tres dominios de la existencia el loco, el criminal y el enemigo aparecen como constitutivamente enfermos, asociales, y perversos. Hay algo en su ser que tiene que ser corregido o eliminado. Desde ya que esa manera de pensar no puede resolver los problemas que surgen en la convivencia humana y sólo los reproducen o los alternan en su signo pero no cambian los términos, es decir los fundamentos, en los cuales ocurren esos males.
Como digo, quien no se mueve por el pensamiento ideológico, se pregunta cuáles son los fundamentos para que nuestras relaciones políticas estén configuradas de una manera determinada y cómo crear espacios para cambiarlos. Es decir, la pregunta es por las relaciones, no por los partidos, grupos, personas o líderes. Lo que no queremos vivir es la violencia, la autoridad, la dominación, la explotación, la desigualdad. Lo que queremos es formar parte, ser aceptados, convivir democráticamente. Por eso mi pregunta acerca de Cambiemos y el Frente para la Victoria, es acerca de la hipocresía que vivimos en nuestro país diciendo que no somos responsables de lo que ocurren en nuestro relacionarnos porque decimos que eso ha sido originado por el otro con el que uno no tiene nada que ver. Así mismo ambos erigen los mismos valores, pero cínicamente. Pero mi pregunta no es por ellos, sino por la hipocresía, la irresponsabilidad y el cinismo como dinámicas relacionales en las cuales nos movemos en la convivencia en la argentinidad y que son las creadores de la continua frustración de las políticas que queremos llevar adelante y de la falta de reflexión para ver su fundamento.

Quien piensa ideológicamente ve en el otro un enemigo en su Ser. Quien piensa reflexivamente se pregunta acerca de las relaciones, los deseos y las circunstancias en las cuales se encuentra alguien o uno, y se pregunta cómo transformarse de manera tal de encontrarse en el bienestar con ese alguien o uno. Quien piensa reflexivamente no ve el hacer del otro como algo adscripto a su ser. Lo que ve son acciones, más deseables o indeseables, pero todas corregibles.

La pregunta es: ¿Queremos seguir viviendo continuamente en la hipocresía, el cinismo, la mentira, la corrupción, la falta de aceptación democrática de las diferencias? ¿Y queremos seguir pensando que es el otro el creador de esos males en nuestro país, o que son esas relaciones en las cuales nos encontramos y que es algo de lo cual todos formamos parte y todos debemos reflexionar para transformar sin manipulación política o apropiación de la verdad acerca de cómo se hace un país igualitario, inclusivo, democrático o desarrollado? ¿Qué país queremos?


jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Qué son los problemas? ¿Existen realmente?

Normalmente pensamos que los problemas son entidades trascendentes y constitutivas de la realidad que vienen hacia nosotros, que no elegimos, y que tenemos que hacernos cargo y resolverlos con el costo en preocupación, ansiedad y angustia que vivimos por hacerlo. Pero, visto de otra manera, ¿Qué son los problemas? ¿Qué tiene que pasar para que uno observe algo como problemático? ¿Qué estamos haciendo cuando decimos que tenemos un problema? ¿Existen realmente los problemas?

Yo sostengo que los problemas no son entidades constitutivas de la realidad, como si esta fuera algo objetivo que no depende de nosotros. Más bien, pienso que lo que llamamos realidad es una explicación acerca de las coherencias de nuestra experiencia. Y entonces, ¿Qué revelamos en las coherencias de nuestra experiencia cuando decimos que tenemos un problema? Primero, pienso que un problema aparece cuando uno en su relación con su circunstancia comienza a plantearse acciones como respuesta a sus preguntas orientadoras a su hacer que se revelan inadecuadas para abordar esa circunstancia. Es decir, si los problemas no son cosas, son dimensiones de la experiencia, lo que nos sucede cuando vivimos algo como problemático, es que nos encontramos respondiendo de una manera que genera malestar a las preguntas que nos orientaban el hacer en determinadas circunstancias y dominios de nuestro vivir.

Es decir, respuestas inadecuadas, llevan a estados problemáticos de la relación con los demás y las circunstancias. A su vez, en una relación circular, la preocupación, el temor, la desconfianza y la demostivación son generadoras de esas respuestas inadecuadas. Es decir, porque abordamos nuestra experiencia de una manera inadecuada para nuestra circunstancia, vivimos un estado crítico de temor, preocupación y desconfianza en uno mismo. Porque uno vivie en estado de desconfianza, preocupación y temor en el hacer se encuentra abordando de manera inadecuada sus experiencias y circunstancias. Es decir, nadie tiene problemas como caracteres constitutivos de su identidad. Nadie es propiamente carente de alguna habilidad o capacidad, las personas nos encontramos en ciertas dinámicas emocionales llevando el curso de nuestra experiencia por un camino que resulta inadecuado, y que se nos dificulta corregir.

Entonces repasemos. Lo problemático es encontrarnos en el temor a que una experiencia resulte fallida y padecer las consecuencias de ese fallar. Nos encontramos con lo problemático porque tememos, no tememos porque nos encontramos con lo problemático. A su vez lo problemático se encuentra en una relación circular entre el temer y el preocuparse y el responder inadecuadamente a nuestras circunstancias. Uno lleva a lo otro. Distinguimos una situación problemática cuando encontramos en las coherencias de nuestro hacer el temor a encontrarnos con lo indeseado y padecerlo. Pero no es el problema una entidad real, es lo que distinguimos cuando tenemos ese temor. El temor a equivocarnos, la desconfianza, la preocupación son los motivos que traen a la mano una experiencia como problemática.

Nada es problemático en sí mismo. Lo problemático aparece cuando lo definimos como tal. Tener 50 pesos no es tener poca plata y tener un millón de dólares no es tener mucho. Depende de lo que uno define en sus criterios de qué es tener plata lo que resulta en que la plata que tenga sea problemática o no. Para una persona tener millones de dólares puede ser problemático, porque vive en la falta de no tener más. Para otra persona vivir modestamente puede ser una manera de vivir ricamente, porque no vive en la afirmación de la falta. Pobre es quien siente que tiene poco, y tener poco no es algo cuantificable objetivamente, es algo que uno destaca en su manera de vivir su economía. Uno vive la economía como una problema cuando vive en la angustia de perder lo que tiene, o en el temor a no tener nada.

Diez ideas.

1. Inteligencia en la comunicación es no responder a preguntas que nadie formula. Hace más de diez años mi hermano Alejandro y yo estábamos tirados en las camas de mi habitación con las piernas estiradas en la pared y yo le dije: Ale, la superación dialéctica de la palabra es el silencio. Ale me contestó: la superación dialéctica de la palabra, es la palabra justa. Tan claro y tan justo como eso. Quien sabe decir responde solo a las preguntas que están en la mano del interlocutor, y ofrece el espacio para formular otras, conservando siempre la danza que constituye a la conversación en la que se está, hasta que se deja de estar en ella.

2. Si yo te digo que inventé un elemento que no tiene color, olor, ni sabor, que toma la forma de todo lo que toca, y que puede formar parte de todos los otros elementos del mundo. ¿No sería alguna sustancia futurista que Tom Cruise tendría que sacar de una cámara criógenica evitando que una red de crimen organizado lucre con ella y se haga con el poder global? Bueno, esa invención futurista, ese elemento completamente innovador, es el agua. El agua es tecnología de punta.

3. Ser receptivo no es ser pasivo. Ser receptivo tiene que ver con ofrecer al otro el campo experimental para que vuelque su sensibilidad sobre uno, para que explore, para que se invente a sí mismo explotando su fertilidad creativa. Quien es receptivo está invitando al otro a que se muestre como quiera ser. Quien es pasivo está apagado en su sensibilidad, y no puede comunicarse.

4. Ser coherente no es tener convicciones. Si la coherencia que uno se plantea no le permite equivocarse y ser modificada entonces es inconsecuente. Nadie puede plantearse una coherencia y defenderla más allá de las circunstancias. Ser coherente no es sostener principios cueste lo que cueste. Ser coherente es aprender a transformarse congruentemente con las circunstancias y las relaciones conservando los deseos y emociones que lo sostienen a uno centrado en uno mismo. Las coherencias no existen fuera de uno, uno revela coherencias en su hacer. Cambia el hacer y cambian las coherencias. Simplemente no se puede controlar la dirección del hacer. Lo que se puede es reflexionar sobre sus fundamentos y decidir orientarse en una deriva u otra.

5. El sexo es un juego de exploración de un territorio siempre virgen.

6. La seducción tiene que ver con el invitarse a ver, a escuchar, a tocar, a percibir sin pensar en las consecuencias.

7. El lenguaje es una extensión de nuestra piel. Las palabras son sonorizaciones del tacto. Tocamos tanto con una palma como con un mensaje. Y la música es una danza, una poesía, una transfiguración extática de esa piel. La música es el doblez de la piel, es piel quemada como cera en melodía, armonía, ritmo.

8. Cuando los seres humanos buscamos el poder, la verdad, la razón, la fama, la abundancia, la gloria, la lujuria, estamos en enajenadamente queriendo encontrar lo opuesto de esas dimensiones de la experiencia. Las enajenaciones son perdidas de la ecuanimidad interior que nos llevan a querer obtener a través de una manera inadecuada y dolorosa algo que sí tiene sentido para nosotros. Así buscamos la paz a través de la guerra, el amor através del celo, la libertad a través del control, el conocimiento a través de la posesión de la verdad, el reconocimiento a través de la fama, el bienestar a través de la abundancia. Las enajenaciones del vivir consisten en pérdidas del bienestar en las que se lo intenta obtener a través de formas inadecuadas para uno mismo.

9. Si le entregas poder a alguien, por más inocente que sea se pervertirá. Si le entregás el saber a alguien, por más ignorante que sea te dirá cómo son las cosas.

10. Es la falta de libertad para ser violentos lo que nos lleva a la guerra. Al reves de como pensamos comúnmente, las personas no tenemos impulsos agresivos naturales que tenemos que domesticar a través de la cultura porque si no destruimos el mundo que vivimos. Las personas inicialmente queremos convivir, todos. Venimos al mundo con el deseo de ser recibidos. Son las vejaciones que padecemos, las negaciones y prohibiciones en nuestra naturaleza emocional, que nos llevan a controlarla, lo que lleva a que queramos destruir nuestro entorno. Si una persona está en la libertad de ser agresivo o no serlo cuando quiere, y se le invita a reflexionar sobre los fundamentos de su hacer y hacerse cargo de él, sin obligársele a tener que tomar el camino del bien, entonces esa persona tendrá deseos de convivir y será más improbable que se vea llevada a ejercer violencia sobre otros. Es la falta de confianza lo que constituye personas temerosas y violentas. Quien no tiene la libertad de ser sí mismo se convierte en un negador de los demás y de sí mismo. Por más que lo que se la haya enseñado a hacer sea lo que llamamos el Bien.

domingo, 25 de octubre de 2015

¿Qué es la democracia? ¿Qué es lo central en ella?


Solemos pensar que la democracia tiene que ver con la existencia de leyes que garanticen la libertad, las oportunidades, la justicia y la renovación del gobierno de la nación. Es decir, asociamos la democracia a un marco jurídico-político. En estas instancias del voto muchos muestran su disconformidad o insatisfacción poniendo de manifiesto a veces el rechazo a la democracia misma considerandola un aparato de dominación de unos sobre otros, en otros casos mostrando cierto cinismo respecto de lo que implica o el alcance que tiene el votar, o la incoherencia o hipocresía que existe entre lo que decimos que somos o prometemos en la democracia, y lo que efectivamente nos encontramos viviendo.

Yo pienso que lo constitutivo de la democracia no es la existencia de leyes; es decir, en términos más específicos, la democracia no es una institución jurídico-política. Es más, las leyes son reveladoras de las carencias de la democracia, suceden cuando la sociedad vive en permanente discordia. Lo constitutivo de la democracia es el deseo de vivir en la proximidad de la convivencia con otros y otras en un espacio donde todo lo que ocurre en esa convivencia está abierto a la reflexión, es decir donde todos los mundos que generamos en el estar juntos en la realización de las acciones y las tareas que fundan a nuestra comunidad son públicos y por lo tanto están abiertos a la conversación y reflexión, sin apropiación, sin control, sin discriminación y sin exclusión.

Entonces, lo que es democrático es la convivencia. La democracia no existe, es un sustantivo que creamos para expresar bajo la forma de cosa una red de acciones y de dinámicas relacionales que vivimos en permanente cambio pero que siempre quieren conservar el deseo de compartir, coexistir y reflexionar sobre esas acciones y relaciones. Es decir, las democracia es algo que hacemos, es una manera de estar con otros, en el desapego a la verdad, en el escuchar y ensanchar el entendimiento de lo humano para crear seres autónomos y responsables de los mundos que generan en la convivencia.

Las democracias que vivimos, es decir las convivencias democráticas que vivimos, son contradictorias, confusas, ciertamente esquizoides. Entonces, por un lado a veces queremos ofrecerle el espacio al otro para su realización, o la autonomía para poder hacerse cargo de su subsistencia, y a veces queremos acumular y apropiarnos de los bienes con los que obtenemos esa subsistencia. O a veces queremos invitar a una mirada más amplia sobre el acontecer político y social de lo que nos ocurre y ofrecemos nuestra visión a partir de una reflexión, y otras veces cegados por el pensamiento ideológico exigimos obediencia a nuestra verdad, negamos la conversación y nos apropiamos de las ideas sobre cómo cambiar los resultados de nuestra forma de gobernarnos.

La democracia es un espacio abierto y público en el cual todo lo que nos acontece se ofrece a la reflexión y a la decisión. Pero como nuestras democracias son contradictorias, porque nuestra convivencia es contradictoria, a veces queremos coexistir y a veces queremos luchar, entonces vivimos en la continua negación de lo que queremos afirmar. Pienso que las enajenaciones de la convivencia democrática se ponen de relieve en la existencia de tres fenómenos: la guerra, el hambre o la pobreza, y la locura o el malestar psíquico. Esos tres fenómenos son característicos de una convivencia democrática crítica. La guerra o la violencia porque niegan directamente los espacios para la conversación y se definen como enfrentamientos entre enemigos mutuos donde todos tienen la razón y nadie reflexiona sobre lo que hace porque piensa que es el Bien y el otro el Mal. El hambre y la pobreza porque surgen cuando abandonamos a otras personas cegados por la apropiación de los bienes y los recursos en unas personas dejando a otras en ese estado de abandono. Y la locura o el malestar psíquico porque cuando la convivencia no es armónica las relaciones familiares o de proximidad amorosa están en tensión y se sufre.

Entiendo el cinismo de muchas personas con la democracia. Creo que el cinismo es algo que hace una persona que siente que se le ha faltado a una promesa, y en el desencanto de encontrarse con la falta de coherencia de quien hace esa promesa pierde el respeto por los demás y por lo tanto por sí misma. El cinismo es una trampa. La democracia es una obra de arte.

sábado, 24 de octubre de 2015

¿Convivir o Luchar?

Aunque no tendemos a verlo el acontecimiento central de la existencia humana es la convivencia. Todo lo que sucede y es significativo en el ámbito de lo humano sucede en la convivencia, y es allí donde tiene sentido. Sea esto una creación artística, un chiste, una política de estado, la organización de la economía nacional, la relación con las mascotas y la ecología. Todos los mundos acerca de los cuales hablamos son nuestros mundos, no una cosa fuera de nuestra condición estructural de ser biología y cultura a la vez.

Generalmente no vemos esto, y negamos nuestra responsabilidad en los mundos que vivimos a diciendo que lo que decimos o hacemos no depende de nosotros, sino de una razón objetiva o de una necesidad que es inevitable realizar. Todo lo que acontece en el mundo humano es una cuestión de deseos. Como vivimos atrapados en la contradicción de querer cosas opuestas sufrimos y generamos caos en nuestra convivencia, deteriorando las condiciones sistémicas de la existencia general entre todos.

Así por ejemplo, decimos que queremos un mundo igualitario, pero al mismo tiempo defendemos la lucha. Decimos que queremos un mundo libre, pero oprimimos a los que no comparten nuestras visiones políticas. Vivimos sistemáticamente en la negación de nuestros deseos y valores cuando los convertimos en bienes en sí mismos (es decir, como si no hubieran surgido de la realización de nuestro vivir), en bienes objetivos y trascendentales que tienen que ser alcanzados necesariamente para que el mundo haga sentido. No nos damos cuenta que es sólo a través de la reflexión que se puede ensanchar el entendimiento del vivir y la  convivencia invitando a otros y otras a experimentar la realización de esos deseos y valores éticos que permiten ese ensanchamiento. Transformamos el amor, la libertad, la justicia y la igualdad en exigencias, y con ello negamos lo que queremos afirmar. No se puede obligar a nadie a ser libre, la autonomía es algo que se alcanza en el compartir el vivir con otros y otras invitándolos a hacerse cargo de su vivir, y entregándoles la libertad de reflexionar sobre las circunstancias y los estados anímicos que la hacen posible. Pero vivimos sistemáticamente apropiándonos de la verdad y peticionando obediencia a los demás a lo que nosotros consideramos es la forma verdadera y única en la que el mundo debe darse.

Las ideologías, en las que vivimos inmersos son teorías que se basan en la apropiación de la verdad, y por lo tanto en la creación de un enemigo al cual se hace responsable del mal que se vive y que sólo eliminándolo podrá aparecer el bien que se desea. Lo que no se ve es que el bien que se busca alcanzar en la apropiación ideológica del bien termina siendo negado. Así el cristianismo por ejemplo, al elevar el amar a la condición de virtud o gracia lo niega. Las religiones niegan las visiones religiosas. Las ideologías políticas niegan las visiones políticas. Vivimos continuamente atrapados en la justificación de nuestros actos guiados por las ideologías y de esa manera pensamos que si uno no enfrenta el enemigo, este vendrá y lo eliminará a uno primero. Todos vivimos bajo la misma percepción, y así es como se abren las crisis bélicas en la sociedad. Las ideologías nacen del temer al otro, y por lo tanto son creadoras de enemigos. Lo que no vemos es que cuando expandimos los límites de nuestra convivencia y ensanchamos el entendimiento que hace posible su realización al mismo tiempo los otros y otras que forman parte de esa convivencia se sienten invitados a participar de esas mismas dinámicas.

Cuando hacemos la guerra, invitamos a la guerra. Entonces la guerra sucede. Cuando somos amorosos, invitamos a la coexistencia. Entonces la coexistencia es posible. Como hemos objetivizado los bienes que buscamos para vivir en armonía y los hemos convertido en cosas, los vemos como algo fuera de la convivencia, algo que debe obtenerse como un producto de la acción, entonces nos disociamos de nuestro presente y no somos consciente sobre nuestra circunstancia y los fundamentos de nuestro hacer. (Siendo pacíficos se hace la paz, siendo igulalitarios se hace la igualdad: la igualdad y la paz no son el resultado de una acción, son la acción misma). Al olvidar los fundamentos de nuestro hacer, que son siempre emocionales, nos cegamos a lo que hacemos, y olvidamos que todo lo que hacemos hace sentido y es hecho para la convivencia humana. Entonces, convertidos los bienes en cosas a alcanzar, nos disociamos del presente, perdemos la mirada poética de la coexistencia y vivimos perdidos en la fantasía de una lucha por la subsistencia que requiere enfrentar el mal, también objetivizado, y que sólo entonces surgirá el bien. Pero no vemos que en la lucha surge el malestar, y en el aceptar surge el bienestar.

No nos damos cuenta que vivimos para convivir y convivimos para vivir. Hemos objetivizado los bienes que queremos obtener en la convivencia como si fueran cosas fuera de la convivencia, y entonces aparece el presente como un lugar de lucha que hay que atravesar para un futuro que se teme y que a la vez es promisorio. No vemos que es sólo en el presente donde realizamos nuestro vivir, y que nada de lo que hacemos hace sentido fuera de la convivencia. Entonces, ¿Cómo podría la lucha crear convivencia? ¿Qué pasa si nos deshacemos del deseo de luchar permanentemente y abrirnos un espacio para la reflexión preguntándonos qué queremos transformar de nuestra convivencia, y qué queremos conservar?

lunes, 19 de octubre de 2015

La pregunta insoportable.


Estábamos en mi habitación. El viento caía presuroso sobre la ventana. Miraba el techo; Denis estaba sentado mirando un libro de fotografías. Hablé de una escena de una película, que no recordaba bien, parecía un sueño. Me acomodé en la cama, le miré, le dije que me besara. Afuera las personas luchaban contra la atmósfera. Un niño lloraba mientras era arrastrado de la mano por su madre. Un hombre en un Mercedes Benz esperaba en el semáforo. Estaba muy bien vestido, parecía agotado. A una adolescente la ropa le dejaba ver el ombligo, se abrazaba a sí misma para contenerse del frío. Un ciego quería cruzar, se veía el miedo en su andar. Denis contó una historia de una amiga de él. Dijo que se había encontrado dos chicos en un boliche, bailaron sexualmente, ella comenzó a jugar con los dos, les acarició el pene cuando la apretaban. Tomó mucho, y se fue con ellos sin avisar. Fueron a un hotel, ellos estaban nerviosos y al mismo tiempo excitados. Aspiraron cocaína para hacer el juego más entretenido. Ella lamió el glande de los dos y luego la penetraron al mismo tiempo. Eyacularon en su boca y llenos de poder la golpearon. Ellos sintieron que era un juego donde no había nada prohibido para el placer. Volvió a su casa. Al otro día fue al trabajo. El fin de semana siguiente llamó a uno de ellos. Lo invitó a cenar a su casa. Él quería invitar más amigos. Le dijo que no. Cocinó para él; hicieron el amor. Sin masoquismo. Él le pidió disculpas por la noche anterior. Ella le dijo que no hacía falta. Se despidieron.

Las hojas que el viento arremolinaba en la calle estaban mezcladas con basura y tierra. El claroscuro de la tarde me hizo olvidar que teníamos que irnos pronto de ahí. Le pedí a Denis que me besara. Tomé un sorbo de té y empecé a hacer un dibujo en un cuaderno. En el dibujo aparecía un prisma atravesado por haces negros, la fuente de la que salían era la boca de un lobo, del otro lado había un hombre con una máscara. Eso me llevó alrededor de quince minutos. Denis miraba el libro. Denis explicó el dibujo. Dijo que el lobo era ese hombre que nos había atendido en la panadería, y el prisma transformaba su grito negro en su pasado: un hombre enmascarado. Miramos las noticias en internet. No las entiendo. Qué son las noticias le pregunté a Denis. Él dijo que son como el medio acuoso en el que se mueven los informantes y los informados. Como un océano. Hay tiburones que persiguen pequeños peces, otros inofensivos, y otros minúsculos, pero todos  se mueven en el agua. Las noticias son como el agua, nadas en ella, que según dijo es la acción y efecto y hacer nada. Maté un mosquito. Miré por la ventana. La noche ya se había cerrado. El ciego no estaba más en la esquina. La adolescente estaría ahora cenando con sus padres, deseando ir a su habitación. El hombre elegante del auto dónde estaría. El niño tendría un catarro que le haría necesitar más a su mamá. La amiga de Denis le habría dejado las llaves de su departamento a un chico otra vez. Denis estaba al lado mío. Me levanté y le pregunté, Denis: ¿Por qué me hago tantas preguntas?

jueves, 8 de octubre de 2015

¿Por qué nos ocurre lo que nos ocurre? ¿Por que tenía que ocurrir, o por que "se da"?

Lo que le ocurre a una persona como unidad discreta elemental, o a un grupo o sociedad como unidad discreta compleja, ¿ocurre de manera necesaria, o de manera contigente.? Es decir, ¿hay alguna forma de conociendo el pasado y el presente de un sistema humano establecer una predicción de lo que le ocurrirá en el futuro? Si los sistemas humanos están determinados entonces todo lo que les ocurre les ocurre de manera necesaria. Es decir, ¿Sólo ocurre lo que puede y debe ocurrir? ¿O lo que ocurre es uno de los posibles caminos, y el hecho de que haya ocurrido no está dado por la necesidad sino por la configuración que hizo la persona o el grupo de su experiencia en ese momento? Veamos.

Si partimos de que los sistemas humanos, personas o sociedades, están determinados por su estructura, lo que quiere decir que todo lo que les ocurre está determinado por sí mismos, y no por factores llamados externos o exteriores, y si partimos de que las estructuras de las personas y o sociedades están continuamente emergiendo de la nada o autoproduciéndose, es decir, que si bien se encuentran en una historia que podemos explicar como ocurriendo consecutivamente donde lo anterior determina a lo siguiente, los seres humanos se encuentran siempre en un presente emergente que no tiene origen en un pasado independiente de su momento de existencia.

Esto puede parecer complejo, pero qué estamos diciendo. Estamos diciendo que podemos elaborar una explicación acerca de cómo se ha dado el pasado de una persona y porqué, y podemos en función de las coherencias que observamos en ese pasado que estarían actualizadas, es decir, resultantes en su presente, hacer una predicción del futuro de ese sistema. Esa explicación acerca de qué será lo que le ocurrirá a la persona la hacemos en función de las regularidades y coherencias que encontramos en el operar de ese sistema humano. En el futuro sólo existe como dimensión explicativa. Pero como experiencia no existe. Por lo tanto cada vez que hacemos una afirmación acerca del futuro de un sistema humano lo que hacemos es un pronóstico. Que nuestro pronóstico se confirme no quiere decir que lo que ocurre en los sistemas humanos ocurra de manera necesaria, quiere decir que nuestras expectativas sobre lo que sentíamos que iba a ocurrir ocurrió, pero no habla acerca de cómo operan los sistemas.

Entonces, si uno puede conocer el estado de la estructura de una persona, su mundo de relaciones, su sentir y pensar, sus circunstancias, y las condiciones que hacen posible que esa persona se encuentre en ese presente, ¿Podríamos determinar lo que le ocurrirá? Yo pienso que no, porque el futuro como tal no existe, el futuro es una explicación que hacemos de la dinámica de cambios de estado de una persona en su vivir en un continuo presente cambiante. La única manera que podríamos predecir que algo ocurrirá sería que esa historia ya estuviera escrita, y que por eso fuera a suceder necesariamente. Es decir que el futuro exista como dimensión real independiente de los sistemas vivos, y para ello estos sistemas no tendrían que estar determinados por su estructura, es decir, lo que le es pasara no estará determinado por sí mismos si no por una realidad independiente trascendental, existente previa a su existencia, que establecería lo que le sucede a esos sistemas. Digamos que el modelo más claro de esto es la Caverna de Platón. Las ideas se encuentran en un mundo, al podríamos viajar por decirlo así, y llegaríamos y nos toparíamos con los Entes Reales Preexistentes, que determinan nuestra existencia a suceder.

Lo que yo digo es que los entes surgen con nosotros, con lo cual la historia de una persona es contingente a los cambios que se dan en sus relaciones, circunstancias y emociones, pero que no está escrita de antemano, ni viene de un pasado existente como Entidad Real, es decir independiente del presente en el que existe ese sistema. Con lo cual el pasado y el futuro no pueden ser conocidos en sí mismos, sino continuamente traídos a la mano de manera diferente de acuerdo a los cambios estructurales que vive ese ser humano o sistema social en su presente. De manera que el pasado no existe determinando nuestras acciones a suceder hacia un futuro, como una causa superior y anterior. La historia de una persona es siempre contingente al estado en que se encuentra en su presente, su presente se modifica y se modifica su historia. No podemos más que pronosticar de acuerdo a los que nos parece una tendencia en la vida de una persona, pero no podemos predecir, porque nada de lo que nos ocurre, nos ocurre necesariamente, sino que nos ocurre porque así lo hicimos posible en ese presente estructural en el cual estábamos viviendo.

Nuestras historias son algo que se van dando, no algo que se iba a dar.

martes, 6 de octubre de 2015

¿Por qué no podemos abandonar la sistemática producción de conflicto en la convivencia humana?

Si afirmamos que es imposible vivir un mundo sin conflicto, creamos las condiciones que hacen posible la existencia de ese mundo. Yo sostengo que la única manera de afirmar que es imposible terminar con la experiencia continua de sufrimiento y conflicto en las relaciones humanas es asumiendo que existe una naturaleza (de carácter objetivamente trascendental, es decir independiente de la acción de las personas) que está codificada de tal manera que ejecuta en su darse continuamente la presencia de conflicto y sufrimiento.

Sólo cuando damos cuenta que no es posible tener acceso a esa naturaleza, o mejor dicho, que las personas somos como nos comportamos, y que podemos ser tanto seres conflictivos como seres que conviven en armonía relacional es que podemos afirmar que tenemos la capacidad de crear un mundo libre del malestar continuo que aparece en nuestra cultura a diario. Es decir, en la medida en que somos capaces de ver, a través de una reflexión que lo hace posible, que la naturaleza humana es como se la vive, pero que no tiene un Ser predefinido, ni definido, sino que puede ser tanto de una manera como de otra, y que depende de lo que se quiere conservar en la convivencia lo que permanece y lo que se transforma, es que podemos dar cuenta que el conflicto y el sufrimiento son eliminables de nuestra existencia.

En última instancia, quien dice que el conflicto permanecerá en el mundo y es inevitable, así lo hace posible y presente. Y quien dice que el sufrimiento y el conflicto se pueden transformar hacia la vivencia de una armonía existencial, así también lo hace posible. Nadie por supuesto, está determinado a seguir una pauta de acción y pensamiento u otra, se está a veces en un cierto flujo emocional que hace posible una visión, y a veces se está en otro. Es lo que decidimos conservar y transformar lo que resultará de esa reflexión y de ese deseo.

No podemos abandonar la sistemática producción de conflicto porque nos encontramos atrapados continuamente en deseos contradictorios, producto de las tramas relacionales que vivimos donde se mezclan la invitación a coexistir y gozar del placer de la compañía con los demás y al mismo tiempo el continuo llamado a la obediencia y exigencias cruzadas en las cuales no queremos aceptar la legitimidad de la manera de vivir de los otros y otras.

jueves, 1 de octubre de 2015

¿Sirve de algo pensar? ¿Por qué no queremos pensar?

Vivimos un mundo centrado en la acción, y no en la reflexión. Consideramos que pensar es algo secundario, o problemático, o inconducente, o simplemente no sabemos para qué sirve y queremos vivir sin pensar. Desconocemos qué es el pensamiento. Para mí frases como: "Pensas mucho", "No vas a lograr nada pensando", "No quiero pensar", "Pensar no sirve de nada", revelan una actitud productivista, utilitarista e instrumentalista de la existencia. Todo tiene que servir para producir efectos, reales, determinados en la vida, y nada tiene que desviarse del camino.

El pensamiento es algo que nos ocurre. No elegimos pensar. Pensamos porque vivimos en relaciones humanas, relaciones que se dan en el comunicarnos, es decir, en el vivir en el lenguaje. Cuando estamos diciendo que no queremos pensar, estamos diciendo que no soportamos las contradicciones y tensiones que manifestamos como dolencias psíquicas. Esas dolencias son producto del malestar relacional en el que vivimos en la convivencia con otros y otras. El pensamiento es una de las dimensiones en las cuales se nos presenta la experiencia de vivir, y que traemos a la mano como un fenómeno que ocurriría en la cabeza y que está asociado a sentimientos. Pensar, vuelvo a decirlo, es algo que nos ocurre. Y nos ocurre de una manera no lineal, no lógica, no consecutiva, no ordenada. El pensamiento se transforma de una manera contingente a las circustancias y relaciones que establecemos a cada momento.

El transformarse de esas circunstancias y relaciones no es racional, no está determinado por un objeto, objetivo u objetividad, simplemente ocurre.  Se da de la manera que se da. Generalmente se nos revela como inesperado y caótico. Quien no quiere pensar, quien piensa que pensar no lleva a ningún lado, no quiere cambiar. Porque el pensamiento muda de temperatura y carga continuamente, incontroladamente. Quien no quiere pensar, quiere controlar todo. Quiere permanecer. Permanecer en un mundo rígido, completamente claro y definido, irrevocable, donde todas las cosas son lo que son de una vez y para siempre. Esa certidumbre sin duda haría dejar de pensar. Porque pensar es cambiar. Lo curioso, paradójico y contradictorio, es que quienes revelan en su experiencia que el mundo se ha detenido en una gran fotografía rígida son los psicóticos. Vivir un mundo de pensamiento final, donde ya no hay nada más que pensar, es vivir en una forma de locura. Es no vivir.

Además, no es posible trascender al lenguaje como queremos a veces. Porque el lenguaje no es una cárcel, es nuestra propia manera de ser humanos. No hay mundo humano fuera del lenguaje. Es decir, vivir o alcanzar un mundo más allá del pensamiento es simplemente un imposible, y algo innecesario si aprendemos a utilizar el pensamiento como una cuerda de violín. Cuando aprendemos a pensar, ¿Y cómo se hace eso? Escuchándonos. ¿Y cómo se hace eso? Queriendo escucharnos. Entonces el pensamiento dejar de ser ese mar turbulento que lastima y parece siempre pronto de desbordarse. Pensamos como vivimos, y vivimos como pensamos. Las incoherencias y contradicciones en nuestro pensar revelan incoherencias y contradicciones en nuestro vivir, es decir, en nuestras relaciones y emociones. Así mismo al reves.

Vivimos creyendo que pensar es fútil, porque estamos desosegados por la necesidad de producir, de hacer, hacer y hacer, de una manera ciega, sin mirar lo que hacemos, sin dar cuenta de ello, es decir, obedeciendo autómatamente las premisas de otros sobre lo que se considera que es hacer algo. Entonces hacer es trabajar y ganar plata, y trabajar es ser ingeniero, no artista o docente, y ganar plata es viajar por el mundo, y así vamos como hormiguitas del rebaño convencidos que hay que hacer eso y que pensar simplemente nos desvía del camino. Pensar es liberador, el pensamiento nos llama la atención de que algo en la praxis de nuestro vivir está resultando indeseable, y lo manifiesta a los gritos cuando no lo escuchamos.

Acción y reflexión van de la mano. Hacer lo que uno hace, y mirarlo, pensarlo, ver si nos gusta, si queremos las consecuencias que se dan de ello, y ver que hacer con eso. Y así sistemáticamente. Un mundo donde pensar es inútil, o está reservado para los técnicos, filósofos o "pensadores", como si algunos seres humanos pensaran y otros no, o como si su pensamiento fuera mejor que el de los demás, es un mundo de máquinas que se enchufan al programa de alguien que no es uno. Es decir, es no vivir la propia vida.

martes, 22 de septiembre de 2015

Lecciones literarias por Willi.

"El centro cultural comunitario Camino Abierto de Salud Mental del Hospital Zonal de Bariloche funciona actualmente como un dispositivo abierto a todas las personas de la comunidad, dando atención con igual dedicación y respeto a jóvenes o ancianos, familias usuarios o no de salud mental."
Así dice la revista del Espacio La Ventana de Junio de 2015 en su Año 6, número 17 que adquirí en El Anden de Cipolletti.
Desde este lugar fueron enviados unos textos a la revista con la que yo me tope aquella noche, pero fueron estos dos de Willi que no dejan de asombrarme por sus múltiples variantes, recursos, colores, voces, complejidades y oscuridades psicológicas, al mismo tiempo que una gran nostalgia y sentimientos de vulnerabilidades vividos con toda ingenuidad, inocencia y turbulencia, el ritmo con el que relata, la soledad que se percata en el escritor y en el lector, al mismo tiempo que la belleza tenue y tierna de un niño, los elementos que componen los relatos: plazas, cervezas, madres, infancia, escuela, mujeres, boliche, casa, familia, el miedo, una calesita (la calesita). Los giros inesperados de sentencia a sentencia, la composición fragmentaria que hace algo más que una historia y no hace ninguna a la vez. Los juegos de sintaxis y los pronombres que discordinan asombrosamente con la aparición súbita del narrador en la historia. Lo he vuelto a leer varias veces desde Junio y no puedo evitar pensar que en Willi hay genialidad. Por eso publico su pequeña obra aquí.

I.

Dónde estuviera la amistad.
Hace muchos años un hombre que estaba en la plaza, que arreglaba los faroles de la luz y la calesita. De pronto lo invitaron unos amigos de hace muchos años, que eran de la infancia. Después se fueron a tomar unas cervezas en un boliche que queda a unas cuadras.
Charlaron de sus vidas y algunos hablaban de cuando fueron a la escuela por primera vez. Después vino una chica de Córdoba que también era de allí y nos enseñaba gimnasia. Ese instante terminó a la una de la noche, y todos nos fuimos a dormir a nuestras casas.


II

Miedo no te tengo miedo.
Ayer fui al supermercado y tenía miedo de hacer las compras pero después me dio mi mama un papel para comprar lo que necesitaba.
Después tenía miedo que mi vieja me deje ir solo en cualquier lado y además tengo mi familia que vive afuera del país, la extraño y a veces los llamo por teléfono.

viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Somos tan buenos y puros como pensamos? ¿Es necesario serlo?


El eje nuclear de mis convicciones éticas se para sobre una idea muy clara: Soy impuro, valoro la impureza, defiendo la impureza, asumo la impureza. Quiero un mundo fuera la lógica amigo-enemigo, quiero un mundo donde se pueda convivir con otros y otras, donde las crisis en la convivencia se den en marcos de contención lo suficientemente fuertes para devolver a la convivencia su bienestar. No máquinas rellenadoras del cemento de la guerra, cotidiana o armada. Mi propósito es convivir, coexistir. Por eso, creo que lo opuesto a la convivencia es toda forma de pureza.

No puedo compartir la visión de un militante de izquierda cuando desde una asamblea se para contra el mundo enviciado del capitalismo salvaje con el dedo acusador de quien se pone en la causa de los buenos, santos y víctimas proletarias que lo único que hacen es perecer en las manos de un mounstruo impiadoso que todo lo que hace es mal oprimiendo a personas que todo lo que hacen es bien y bueno. Uno de los máximos representantes de esa forma de pureza simplista y reduccionista fue Eduardo Galeano. Nosotros somos los buenos oprimidos, ellos son los malos opresores.

No puedo compartir la visión de una feminista cuando se pone en el lugar de no ser responsable de su lugar como mujer, de ser víctima de un hombre que es el propietario de todo su cuerpo y destino. Cuando se declara contra toda forma de ser minita, de patriarcado o machismo, cuando se pinta de pureza y acusa a todo hombre que haga un comentario, tenga una opinión o un sesgo de seguridad masculina que muestra posesión, poder o control, o vanidad de ganador. Y no es sólo que reflexiono contra las formas más extremas del purismo sino contra las formas intermedias teñidas de tolerancia.

No puedo compartir la visión de un vegano, un ecologista, de un liberal, de un antikirchnerista, de un kirchnerista, de lo que sea, de un psiquiatra contra la locura, de un intelectual contra la incultura y la ignorancia, de quien sea que se pone en el lugar de propietario de la verdad, que se asume puro y se irresponsabiliza. Estoy en desacuerdo con la indignación como forma de asumirse prístino, verdadero, dueño de la certeza moral de cómo debe ser el mundo.

Yo me declaro las dos cosas, soy tan machista como feminista, tan opresor como oprimido. Y esto no es una posición ramplona que intenta conciliar bonachonamente posturas antagónicas. Mi propósito es asumirme las dos cosas, si quien está en la pureza quiere estar seguro que está en la certeza que lo haga, yo invito a quien se abre a la reflexión y a la responsabilidad de vivirse como le suceda vivirse, a veces sentirse indignado por la miseria que viven algunos muy cerca de tu casa donde gozas de toda seguridad, y al mismo tiempo temeroso de acercarse a esas caras de zombies con celular sonando al aire que pueden trocar cualquier mirada por una golpisa.

Es más, sostengo que no hay forma de hacerse responsable de uno mismo si uno se posiciona en algún momento o permanentemente en la pureza, porque aquello que asumimos como una verdad en sí mismo, aquello que sentimos que no nos toca porque su suciedad no tiene que ver con nosotros y tenemos el privilegio y la convicción moral de denunciar es en realidad alguna forma negada de nuestra identidad de la que no nos estamos haciendo cargo y que vuelve bajo la forma de la lucha a un enemigo exteriorizado. La pureza es una forma de suciedad de la que no nos hacemos cargo.

No considero menos humano a alguien porque haya matado, porque haya violado, porque se haya vuelto loco, y claro, tampoco porque se haya asumido puro. La sanidad, la inocencia, la limpieza, la belleza, la bondad, como formas de las que nos apropiamos para separar a otros son en realidad nuestra locura, nuestra culpabilidad, suciedad, fealdad y maldad no asumidas. No pienso que haya que eliminarlas del mundo, pienso que hay que asumirlas. Nadie puede ser bueno, ni nadie puede ser malo. Se está en el vivir bajo la forma de la bondad, y luego se está bajo la forma de la maldad. Quien intenta escindirse de ese continuo no-ser, y quiere Ser se pierde.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Pensando la posibilidad: ¿Qué te habilita a hacer algo?

-No hace falta saber para hacer algo. Normalmente pensamos de esta manera, No cualquiera es escritor, No cualquier es psicólogo, o ingeniero. Bajo esa idea pensamos que es necesario saber para hacer algo. El primer ingeniero no era ingeniero, fue ante todo alguien que experimentó. En el curso de su hacer aprendió de sí mismo y compartió con otros aprendizajes y eso le hizo avanzar en la realización de lo que quería. Pero para convertirse en ingeniero, para hacer lo que le terminó dando la identidad profesional no necesitó saber. El primer dibujante que pintó un toro en una caverna no sabía dibujar. Nadie nació sabiendo dice el refrán. No sólo eso, nadie necesita saber para animarse a hacer algo. Luego sí tal vez debido a que las incumbencias y los criterios con los cuales se trabaja en determinados ambientes, espacios o grupos no se acepta a alguien que dibuje un hombre de palitos, y si se acepta a alguien que dibuja como Rembrandt. Pero eso es otra cosa. ¿Quién dice que es más arte el de un niño que el de Rembrandt? Alguien quien valora más su obra que la del niño, y que compara la una con la otra como si las dos tuvieran que ser pensadas con los mismos criterios. Es cineasta cualquiera que quiere hacer cine. Querer te habilita a hacer cualquier cosa.

-Cuanto mas importante se vuelve algo, menos se puede hacerlo. Siempre que se convierte una acción en un acto solemne, importante, serio, verdadero, real, necesario, trascendental, o como se quiera decirlo, siempre que se hace eso,  se convierte a aquello que se quiere lograr en un obstáculo, en una dificultad, en un imposible. Cuanto más se relativiza algo, más ayuda a alcanzarlo. Si se piensa que conseguir trabajo es un acto de fundamental importancia en la vida, lo más probable  es que se vea en cada entrevista laboral un momento bisagra y los nervios sean tan altos que no se pueda obtener el trabajo. Nada es el fin del mundo. La vida no es una cosa trascendental.

-No se está hecho para hacer nada en particular, alguien puede dedicarse a cualquier cosa. Lo vemos en las películas todo el tiempo, en los mensajes de los divulgadores de sentido que están en la televisión, en la radio, en las formas populares de concebir la vocación; hay que encontrar la pasión, y la pasión es algo que no podes dejar de hacer. Que no se podría de ninguna manera hacer otra cosa. Algo por lo que alguien se la juega indefectiblemente. Propongo una mirada alternativa, no se necesita ninguna pasión, ni hay nada que se esté destinado o que sea propio de la naturaleza de la persona. Se podría hacer cualquier cosa, sólo sería necesario gustar de ello, y vivir la labor como una invitación a disfrutar y colaborar en la producción y creación de algún resultado que se quiera mostrar o por el que se quiera ser reconocido. Cualquier persona podría hacer cualquier cosa, nadie nace para ser biólogo, es decir, se puede convertirse en biólogo a cualquier edad en la vida, teniendo cualquier historia de fondo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Hay un objeto de la vida?

La vida no es linda ni fea, grande ni pequeña, interesante ni aburrida, sufrida ni feliz, la vida no es de ninguna manera en particular. La vida es como se presenta, no hay que develar nada del otro lado. No tenemos una historia falsa y una verdadera, no tenemos un falso yo y un verdadero yo, no tenemos un ser real, no tenemos personalidad, somos como resultamos ser a cada momento, y al final de todo no hace falta buscar un núcleo duro, un origen causal de lo que somos, todo lo que ocurrió, simplemente ocurrió como ocurrió, porque así es como se dio el vivir en nuestras personas, como se presentó. La vida, el mundo, la historia, son como se presentan. Cuando estás feliz son felices, y cuando estás triste son tristes. Y no hay nada más. Ni nada menos. La vida es así porque no tiene un objeto por el cual se da. La vida no apareció en el mundo para cumplir ningún objetivo, ni realizar ninguna tarea, nosotros como seres vivos tampoco surgimos para ello. No vivimos para realizar nada en particular, no va a variar un ápice en la historia del cosmos que estemos vivos o muertos, porque no hay ninguna misión para el ser humano aquí. Hacemos lo que hacemos producto de como vivimos. Vivimos como seres humanos, hacemos lo que hacen los seres humanos, lo hacemos porque eso es lo que hacen los seres humanos. No hay ninguna tarea que realizar para ser humanos, el vivir de una persona no se agota en la realización de ningún objetivo, porque no es la existencia de objetivos lo que nos hace vivir. Vivir no tiene ningún objetivo. Vivimos porque estamos vivos, hacemos lo que hacemos porque así lo hacemos, todo lo que ocurre ocurre porque así es como se da. Y eso es todo. Para mí, ese es motivo suficiente para decir que así la vida es hermosa.

martes, 1 de septiembre de 2015

El Candidato


Hola, quiero presentarme en saciedad,
Soy tu candadito favorito,
Digo, tu candidato fosforito,
Me das chispa,
Y electrocuto al disidente más cercano que tengas a tu opinión más lejana,
Política era la de antes,
Bah, en realidad antes eran blandos,
Blandos como una torta de manteca,
Hoy hace falta mano dura,
Una mano que se pueda meter en el esfínter de cada uno de los argentinos y argentinas,
Miento, hoy hace falta seguir dándole duro a la modelo,
Tiene las tetas hinchadas de sacar leche,
Pero nosotros somos los granaderos de lujo,
Digo los ganaderos del yuyo, ancho,
Le damos pasto hasta el que no tiene vacas,
Somos más buenos que Jesús programando maquinitas de casino,
Miento, mi candadito, digo candidato, sos vos,
Vos estás en todo, Vos sos El Todo,
Va a estar bueno ser vos,
No te asustes, no vas a perder tu implante cerebral,
Con la nueva legislación vas a poder elegir lo que vos quieras,
Piernas de campeón olímpico, pene de tiburón,
Ojos de lince, cara de Brad Pitt,
Y eso lo vamos a hacer si nos dejas ordenar tranquilos tu dormitorio,
Vamos a poner un canal en cada niño,
Un policía en cada alumno,
Y un dirigente de derechos humanos en cada comentario en las redes sociales,
Tu vida es mi vida,
Yo soy vos,
Vos sos yo,
Somos uno,
¡Abrazame!
¡Va a explotar!
¡Las urnas se abren para nosotros!
¡Viva Porrón!
¡Viva!
¡Viva!

sábado, 29 de agosto de 2015

¿Qué vive quien castiga?

Quien castiga lo hace por un motivo. Hay una relación que se establece entre quien castiga y quien es castigado. ¿Cómo es esa relación? Castigar es una acción que nace del cuestionamiento a algún valor, posición, idea, concepción, propiedad, posesión de quien castiga. Es un cuestionamiento aquello que quien castiga ve como cuestionamiento. Una amenaza, un peligro a perder control sobre aquello que está siendo cuestionado.

El castigo sólo puede existir en la medida en que aparece el miedo a verse cuestionado en esa dimensión o acción de la experiencia personal, en algo que uno considera propiedad o posesión, sea una verdad o una materialidad. Quien castiga opera espontáneamente respondiendo a la crisis de estabilidad que genera el verse en tal cuestionamiento. Quien castiga lo realiza para poner al cuestionador en su lugar, para ordenarlo, para disciplinarlo de tal manera que no vuelva a operar de tal manera.

Vivimos en un mundo de relaciones continuas de castigo y represión. Ese mundo surge de dos aspectos de la convivencia. La apropiación que hacemos de determinados elementos de la convivencia social, verdades o propiedades materiales. Y surge del percibir un peligro de cuestionamiento o un cuestionamiento efectivo de aquello sobre lo que tomamos propiedad. Quiero resaltar que nos encontramos en relaciones de castigo y apropiación, y que nos algo que hayamos diagramado desde una voluntad racional antes de la experiencia histórica de la convivencia humana.

El hecho de vivir en relaciones comunitarias de castigo y apropiación tiene como consecuencias una seriación no ordenada linealmente, de cadenas de mando y disciplinamiento ordenadas en múltiples sentidos. Esas cadenas para mí, no están ordenadas de arriba hacia abajo exclusivamente, sino que pueden darse en sentidos entrecruzados y horizontales. Que el mundo que vivimos sea un mundo basado en el poder y la dominación es algo que nace de las bases de la convivencia humana, y no es algo instalado desde un centro de dominación mundial que se constituye en malo o perverso por ontología natural, que sería la visión tradicional que tenemos a veces.

Convivencia es compartir, y compartir es no apropiación, y por lo tanto la libertad de coexistir sin disciplinar al otro. Pero insisto, esto es algo que surge en la experiencia del vivir, no es algo que se planifica, y es algo que se da como resultado de vivir en el compartir, no como la realización de un bien trascendental el cual es respetado por la obediencia de seguir un bien trascendental. En llano, no es ni mejor ni peor coexistir que guerrear, es algo que hacemos como resultado de nuestro modo de vivir, en la guerra o en el compartir, en la paz. Vivir en paz se logra siendo pacíficos, vivir en guerra guerrreando.

viernes, 28 de agosto de 2015

La trama de la trama de la experiencia.

Cuando uno entra en una experiencia, en una vivencia, entra en una trama relacional. Una experiencia es un conjunto de relaciones de pensamiento entrecruzadas con emoción. Dar cuenta de esa trama relacional la transforma y da lugar a una nueva trama que surge con ese dar cuenta.

En la experiencia del dolor, al encontrarse circunstancialmente en el malestar surgido en una determinada situación, se abre un camino propio en la trama de ese dolor que allí ha surgido. La trama de ese malestar está en la condiciones de su emergencia, en su historia, en los elementos que formaron parte del mismo y forman parte, y en la trama de la trama de ese malestar.

Por ejemplo, podemos estar en una conversación con alguien u otros en los cuales surja una discusión, el hecho mismo de que uno ya asume estar en una discusión trae a la mano una dinámica emocional de enfrentamiento y lucha en la cual uno sufre. Luego, cuando se reflexiona sobre qué fue lo que se dijo, cómo uno llegó a acceder o asumir lo dicho como una afrenta que requería ser enfrentada en la lucha con el otro o la otra y sopesa reflexivamente la historia de esa trama circunstancial del malestar, también se encuentra con la trama de la trama.

¿Qué es la trama de la trama? Es la trama de la que uno da cuenta cuando uno dando cuenta de la trama de malestar. Así, por ejemplo, es recurrente, que quien se encuentra en una situación de malestar debido a una  determinada situación de conflicto, este a su vez sufriendo el malestar de no poder salir de esa situación de conflicto, y entonces esté viviendo en la exigencia de dar respuesta a un malestar que no tiene solución momentanea. Con lo cual, se está en el malestar del malestar, y ese malestar, tiene su propia trama. La trama de qué hacemos con el malestar.

Recursivamente el malestar da lugar a otra trama de complejidad, que es la del malestar por ese malestar. Generalmente se puede traducir en, forzarse a tener que salir del malestar, no aceptar las limitaciones que impone encontrarse debilitado en una situación de dolor, y el llevarse a experiencia que desafían ese dolor para no vivir las limitaciones que impone. Es un efecto espontáneo de la respuesta al dolor, que trae un nuevo dolor. La trama del dolor puede alimentarse recursivamente de nuevas tramas cuando no se es consciente de ella.

Es decir, la trama del dolor se deshilvana reflexivamente asumiendo los cuidados que pide las limitaciones que impone ese dolor. Ese es el aprendizaje que yo hice de la trama de la trama de mi malestar.

lunes, 24 de agosto de 2015

Caminar de noche.

Caminar de noche, sumergirse en oscuridad, penetrar las negras plazas de silencio, tirarse en el asfalto, correr un gato negro, saltar en la esquina como un bailarín clásico, hablar en voz alta cerca de extraños, pararse a mirarlos, caminar mirando el cielo y ladear el paso sin poder controlarlo, respirar el frío y sentir su color, oler la noche, beber la noche, peinarse para una obra de teatro, simular tener otra vida, correr sorpresivamente, detenerse, que te duelan los dientes, arrodillarse en el pasto, aspirarlo como si fuera cocaína, ver un poste de luz, pensarlo para darle personalidad, mirar el cielo, imaginar una historia que no lleva a ningún lado, estar solo, pararse rápidamente y seguir caminando de noche, ver las luces en las ventanas, odiar un vecino, amar a otro, ser indiferente a un pasajero que espera su colectivo, verlo como una pequeñez en movimiento, asustar un perro, tirarle un palo para que lo busque, volver a casa, poner música, hacer de comer y no contárselo a nadie.

jueves, 20 de agosto de 2015

De una, es la que va.

Comes como vivís, manejas como vivís, coges como vivís, cagas como vivís, jugas como vivís, tocas como vivís, caminas como vivís, vivís como vivís, vivís como te sale.

Cuando pensaba como lo que se llama un liberal burgués medio, y lo que aprendí de Juani Torres en un bar.

Hubo una época, en un pasado reciente, tan reciente que si lo miro me caigo, en que pensaba como lo que se llamaría un liberal burgués medio. No os asustéis, es sólo un nombre para que pueda describir algunos comportamientos e ideas sin salida para los cuales empiezo a tener respuesta.

Desigualdad. Siempre pensaba, bueno, el mundo no puede ser igualitario, es un absurdo, ya sabemos lo que pasó con el socialismo real, una burocracia jerarquizada de la que se huyó corriendo en una corrida tan rápida y fuerte que atravesó un telón de acero. Nadie quiso volver. No hay señales de que nadie haya vuelta del otro lado. ¿Existe el socialismo después de la muerte? Entre otras cosas tenía ciertos pensamientos que sabía que eran un poco defensivos respecto de mis privilegios, y pensaba que cualquier persona con un poco de trabajo y oportunidad podría mejorar su situación. Es decir, en el capitalismo hay lugar para todos.

Cuando llegaba hasta mencionar capitalismo un censor de alarma de pensamiento disidente fóbico a toda forma posible de desacato al orden moral decía: ¡No me vengas con ese versito del capitalismo! Porque pensaba, como piensan muchos liberales burgueses medios, que todo lo horrendo, feo, no muy feo pero algo feo, más o menos difamatorio acerca del capitalismo era un simple invento de la izquierda paranoica. Que los empresarios no quieren acumular para sí y obtener beneficios que son a costa de otros, que Estados Unidos no es el gendarme del mundo, que todas esas son mentiras de adolescentes perturbados que en realidad no saben que están discutiendo con un fantasma de su superyo proveniente de sus padres externalizado bajo la forma simbólica y absurda de algo llamado capitalismo que en realidad es intangible.

Tenía, digamos, argumentos freno, argumentos que me restringían la operatoria reflexiva para cuestionar el orden en el que vivo. Pienso que la respuesta a porqué eso es más o menos así: Si asumía que hay algo erróneo en el mundo que vivimos, y que eso erróneo no se puede corregir bajo las formas de política económica en las que se mueve el mundo hoy, entonces abro una brecha de cuestionamiento de mi lugar en la sociedad, de mis privilegios, y a su vez se abre otro espacio en el cual me pregunto: ¿Voy yo a deshacerme de mis privilegios? ¿Qué voy a hacer con ellos? ¿Cómo hago para hacer un mundo más colaborativo y menos competitivo? ¿Cómo hago para ser más igualitario? Todo lo cual genera básicamente, angustia. Prefiero no cuestionar nada y seguir viviendo una vida más o menos estable. La vida cotidiana ya es suficientemente atribulada como para ponerme duro con estas cosas.

Pero no sólo eso me sucedió. Al decir, bueno, tal vez yo creo que la propiedad y la apropiación del mundo deberían ser social y no individualmente basada en el poder del más fuerte. Si también creo que la colaboración es más eficiente que la competencia, y más sana y más justa. Entonces, tengo que plantearme lo que se llamaría, insisto es sólo un nombre, una izquierda posible, un socialismo pensado por mí mismo, asumido por mí mismo. Mientras tanto en asambleas y manifestaciones veo un batido de histeria, paranoia y griterío esquizofrénico aullando contra toda forma de opresión y autoridad que parece imposible de hacer real. Y que además, esos mismos que llevan la voz tampoco parecen muy democráticos, algo que yo valoro. Y que me pregunto, ¿Cómo ser verdaderamente democrático?

Sábado a la noche en un bar. Me estaba por ir. Me encuentro con mi amigo Juan Antonio Torres. Él y su compañera bebiendo fernet. Yo abstemio por gastritis. Comienza una conversación acerca de política. Grito mis rudas ideas entre la música fuerte y la desesperación. Y él comienza un pequeño discurso en el cual me dio dos lecciones de política. 1. La revolución no es hoy, la revolución la haces y nunca la ves. Y 2. Las formas de hacer política pueden ser de izquierda o de derecha, pero en política hay una sola clase, la clase política. Él que que conoce el pragmatismo como las escalas de blues en la guitarra eléctrica, me estaba propinando la enseñanza más anarquista que escuché en mucho tiempo. Al otro día, erecciones, digo elecciones, voto a Del Caño. Llego a casa, a mi cómoda y customizada casa con música clásica y calefacción por radiadores, y pienso lo poco que me importó votarlo. Lo ignorante que soy acerca de cómo funcionan las elecciones, qué son los diputados del Parlasur, porqué se presenta un partido vecinal a presidente, y entonces digo, ¿No seré anarquista yo? ¿Qué mierda soy? ¿Qué estoy dispuesto a hacer porqué cosa? ¿Qué de qué? ¿Cómo?

domingo, 9 de agosto de 2015

La diferencia entre responsabilidad, obediencia y culpa.

Uno puede elegir hacerse responsable o no de sus actos y sus consecuencias. Uno puede asumir responsablemente no hacerse cargo de algo. Y uno puede decidir irresponsablemente no hacerse cargo de algo. Se está en la experiencia de la responsabilidad cuando se acepta el error como algo que puede ocurrir, que uno no lo determina a ocurrir, y por lo tanto al darse uno se propone generar una reflexión para aprender a corregirlo. En la responsabilidad hay aprendizaje. Porque se está en la libertad de equivocarse. Porque el error se asume como algo que siempre puede ocurrir, y que uno no determina a ocurrir.


Cuando uno obedece está mermada la capacidad de decisión. Cuando se está en la obediencia no se está en la responsabilidad. Porque el error es algo que no puede ocurrir, o que el hecho de que ocurra constituya una falta, un error. En la responsabilidad el error no es un error. En la obediencia sí. Entonces, cuando uno está en la obediencia, vive sistemáticamente la ansiedad de qué ocurrirá si algo sale mal, y la tristeza por aquello que salió mal. Y en el presente, cuando algo sucede mal, la contravención de la obediencia es el castigo. Con el castigo aparece la culpa. Aquel que vive recursivamente en la obediencia, vive recursivamente en la experiencia de la culpa frente a lo que sale mal. Entonces no hay aprendizaje.


Obediencia y responsabilidad son opuestos. En nuestra cultura y vida cotidiana no sabemos distinguirlos. Por eso decimos "la culpa de esto la tiene Cosme Fulanito", "Él es el responsable de lo que pasó!" Cuando en realidad estamos queriendo decir por responsabilidad culpa y por culpa responsabilidad. Son modos distintos de asumir la experiencia propia y las consecuencias de la convivencia humana.

Vivimos una cultura que exige obediencia sistemáticamente, en las decisiones pequeñas y en las macro. Asumirse responsable es desobedecer, es asumirse en la libertad de errar. Y por lo tanto, quien es responsable, es verdaderamente autónomo. Quien es obediente, aunque viva una obediencia a un mandato propio o llamado "interno" no es autónomo, es en realidad autómata. 

La pregunta es: ¿Cómo generar un cambio en el mundo en el cual podamos ser responsables y no obedientes? ¿Cómo generarlo en una cultura que pide constantemente la obediencia? Ser responsable constituye una osadía. La de asumirse en la libertad de hacer bien o mal, y sean cuales sean las consecuencias de nuestros actos, buenas o malas, celebrarlas o corregirlas libremente, sin temor al castigo, sin ansiedad, sin tristeza y sin culpa. O con menos... 

sábado, 8 de agosto de 2015

Sobre Alan Robinson en la Feria del Libro de Cipolletti.

Ayer en la feria del libro. Alan Robinson. De profesión dramaturgo y actor. De identidad loco. Cuando llegamos al living sentí que estábamos por ver a un rockstar. Habló de poco un todo y de todo un poco. Con la coherencia de un sabio y con la mirada de un loco. Actuar como loco, su libro, que ahora estoy devorando a mordiscos agigantados, es un viaje a través de su experiencia, su preguntarse, es decir su teorizar, y su quehacer, el teatro. Es como una puesta en juego de sus cuestionamientos vitales, fundamentales: Qué es el teatro y qué es la locura, y al mismo tiempo una batalla por encontrar una expresión y una obra que hable de esos dos fuegos cruzados que lo marcan en la vida.
Me ofreció dos ideas geniales y hermosas cuando le pregunté: ¿Cómo asumiste tu identidad de loco? Me dijo, un día escuché a Vicente Zito Lemma reconocer el derecho a estar loco (Loco se está, no se es! Otra discusión que dará en su libro), y él se sintió en la libertad de estarlo. Y le agregó, derecho a la identidad de loco.
Hoy Sábado a las 21 estará presentando lo que promete ser una aventura cosmonáutica por el oscuro camino al cual es eyectado quien conoce la locura; se llama Un psiquiatra, su unipersonal.
Alan Robinson es un baldazo de agua fresca, agua de manantial, agua de lluvia de verano, agua mineral no gasificada, para todos los que queremos, necesitamos y vemos un mundo donde los locos seamos alguien más, así no más, alguien a quienes no se les tenga miedo, ni se los recluya en hospicios como castigo, retirándoles el amor de sus familias y confinándolos a la muerte en vida del chaleco químico. ¡Gracias Alan! ¡Y Gracias a los organizadores de la Feria, una verdadera fiera del libro, por traerlo!

viernes, 7 de agosto de 2015

Poesía de mierda.

Amo tu mierda,
Amo mi mierda,
Quiero hacerte mierda,
Quiero amar tu mierda,
Quiero que me hagas mierda,
Qué mierda amar como un sorete,
Qué sorete de mierda,
Qué mierda que el sorete no sea amado,
Qué sorete el que amó su mierda,
Qué mierda el que amó como un sorete,
Quiero hacer mierda,
Esta fue la mejor poesía que se me ocurrió,
Una poesía de mierda,
Para vos, mi amor de mierda,
Mi mierda de amor,
Si sigo así me voy a hacer mierda,
Quiero besar tu mierda,
Bailar con tu mierda,
Quiero que sepas que te amo, mierda!
Tengo tanta mierda parar dar,
Que no puedo para de cagarme encima,
Este es un mundo de mierda,
Lleno de soretes,
Soretes de mierda,
La gente de mierda se junta con gente de mierda,
Todos estamos hechos mierda,
De tanto oler a caca,
Lo que más me gustó de vos fue tu caca,
Quiero decir, tu mierda,
Vivo por tu mierda y nada más,
Quiero que te hagas mierda,
Quiero que caguemos mierda juntos,
Me asusta la mierda,
Pero me gusta,
Yo sé que un día,
Habrá corrido tanta mierda bajo el puente,
Que vamos a poder juntarnos,
A cagar mierda,
Sólo vos y yo,
Y unos buenos soretes de mierda.

martes, 4 de agosto de 2015

El mierda se cagó en todo.

Mañana será otro día,
De frases hechas vive el hombre,
Las ganas de coger no te las quita nadie,
Cuando amaneces con una erección solo,
En una cama que no tiene lugar para dos,
Entonces sos un pedazo de carne triste

Cuando era chico vi las tetas de mi maestra de primer grado en su blusa,
Sentía que quería lamerlas y besarlas,
Eran terciopelo para mí,
A la noche vemos televisión con mamá,
Vemos políticos comportarse como bebedores,
luchadores libres, hipermaníacos de la seguridad,
autoglorificados en sus logros, suicidándose desde su propio ego,
siendo políticamente correctos

Algunos pasan toda la vida pensando qué pensarán los demás de ellos,
A mí me pasaba,
Todos somos la gente,
O todos somos gente,
Cosas sencillas, muñequitos hechos de animal,
Preocupados por el futuro,
Por comer,
Por coger,
Por tener una rebanada del chorizo del amor de alguien,
Todos vamos a morir un día,
Es inevitable,

Todavía no entiendo porqué,
O porqué no,
Mi hermana dice que lo preocupante no es morir,
Sino el dolor,
Había un linyera en el centro,
Estaba siempre dando vueltas con cara de poker,
Le decían el mierda,
Estaba todo cagado como verás,
Muchas barba, una campera de bombero,
Y una barba psicótica.
Siempre quise hablarle,
Pero qué le digo,

Nos parecemos en la caca,
Pero somos distintos en el tratamiento,
Yo me la limpio,
Él se la frega,
Si se presentara a las elecciones lo votaría,
Él se cagó en todo,
Y por eso está lleno de caca,
Yo que soy muy limpio,
No quiero cagarme en nadie,
Pero se me llena el culo de preguntas,
Si no tengo obra social.

lunes, 3 de agosto de 2015

Música Fuerte

Medir un metro y unos pocos centímetros y bailar,
Con música fuerte,
Volver a casa de la escuela y tirarse en la cama,
Con música fuerte,
Comerse un paquete de manteca en la merienda,
Con música fuerte,
Bañarse con la puerta abierta cuando no hay nadie,
Con música fuerte,
Salir con amigos a divertirse por ahí de noche,
Con música fuerte,
Vestirse para un evento importante en algún lugar,
Con música fuerte,
Hacer una juntada en tu casa y cocinar casero,
Con música fuerte,
Conocer una chica que te desvela a los quince,
Con música fuerte,
Empezar una relación con esa chica a los diesiceis,
Con música fuerte,
Terminar esa relación unos pocos meses después,
Con música fuerte,
Empezar la universidad y conocer amigos geniales,
Con música fuerte,
Juntarse a estudiar y hacer un recreo con un compañero,
Con música fuerte,
Recibirse y celebrar con tu familia y amigos,
Con música fuerte,
Volver a tu casa del trabajo todos los días,
Con música fuerte,
Conocer o no conocer a alguien otra vez,
Con música fuerte,
Irse o no irse a vivir juntos,
Con música fuerte,
Tener o no tener hijos,
Con música fuerte,
Viajar por el mundo o quedarse siempre en el mismo lugar,
Con música fuerte,
Perder un ser querido,
Con música fuerte,
Pagar el monotributo,
Con música fuerte,
Ir a ver a los Rolling Stones con noventa años,
Con música fuerte,
Jubilarse y empezar clases de pintura,
Con música fuerte,
Hacerse diálisis,
Con música fuerte,
Recibir a viejos amigos de los que ya no te acordás,
Con música fuerte,
Morirse,
Y esperar a que en el funeral,
Pongan música fuerte.

jueves, 30 de julio de 2015

Idea sobre la mente.

La mente es dialógica. Todos tenemos un otro con el que conversamos. Es el anverso y reverso de una misma conversación que va en los dos sentidos. Todos tenemos un igualitario, y un amoroso en la cabeza. Y todos tenemos un desigualitario y desamorado en la cabeza. Reflexionar es conversar para que vayan limando asperezas. Para encontrar algún concierto en esa disputa. Algo que he constatado, ambos son insaciables, cuanto más exija uno, más gritará el otro su propia exigencia. Estamos locos cuando tenemos algún enredo medio caótico en el juego de la conversación entre ambos. Estamos más o menos cuerdos cuando la cinta de moebius del pensamiento se ve fluir más congruentemente, cuando va de un lado al otro sin desengranarse.

Le hice caso a mamá.

Cuando tenía cinco años escuché por primera vez la dulce voz de mi madre, quiero decir, pude reproducirla en mi cabeza sin tenerla a ella al lado. Estaba en jardín disfrutando de un te con leche con unos amigos que no se identificaban claramente a sí mismos y que sufrían de incontinencia urinaria de vez en cuando, algunos eran adictos a los crayones y temperas, codiciosos se escondían en los bolsillos los remanentes y los consumían a hurtadillas como si fueran guerrilleros de una revolución contra la hegemonía docente y maternal. Pero yo, me mantuve firme esa tarde, mamá me había dicho: compartí con tus compañeritos, y no te saques el abrigo por nada del mundo, que hace mucho frío. Obedecí, y sentí como si una angustia que asomaba bajo la forma de un cólico intestinal se calmara y encontrara una comodidad que me decía, así, así, así papi, mamá te está cuidando. Aquel día me acuerdo que, le hice caso a mamá. Cuando tenía trece, mis amigos, usaban los pantalones bajos, y escupían en la vereda, muchos tenían la viciosa actitud de entrelazarse a besos con lengua con muchachas que llegaban al barrio llenas de hormonas explotadas en sus cuerpos efervescentes, y nosotros las mirábamos como si fueran monumentos a la salud mental. Pero mamá me dijo claramente, a las chicas siempre con respeto, no seas soez, invitalas a ir de la mano y caminar por los vergeles enseñándoles la cortesía de un hombre noble, y llevá bufanda porque hace frío y no quiero que te enfermes. Entonces hiperbólicamente hice una reverencia a una joven que para mi azorada mente que rebalsaba de gotas de sudor y tetosterona llevaba un tatuaje en su hombro derecho. Impúdicamente ella llevaba un acto de inescrupulosidad moral y perversión sicaria del cuerpo, le temí, temblé, sentí un rugido en mis rodillas que querían salir corriendo, pero me mantuve allí con mi bufanda cubriendome mientras el sol árido y volitivo golpeaba a la sombra como un boxeador en tiempo de descuento. Hice la genuflexión del caballero medieval, la que mamá me había enseñado, ella se paró frente a mi con su amiga al lado, masticando un irreverente chicle y profanó mi recta postura con una frase que lasceró mi dignidad y dejó al descubierto mi desconocimiento de las normas de aquella tan voluptuosa y osada juventud. Volví a casa llorando, mamá me preparó un té con galletitas, y me trajo un libro de cuentos infantiles, de princesas y príncipes sapos que se convertían en valerosos y románticos dueños del amor de aquellas coloridas jóvenes que con el encanto de una sonrisa colmaban el ansia del bajo vientre de aquellos hombres. Pero yo sentía algo más, algo urgía en mi cuerpo. Pero en aquel momento, le hice caso a mamá, decidí contener, y esperar al matrimonio. Todas las mañanas mamá me preparaba la leche, no importara qué edad tuviera yo, ni el horario en que me levantara. A veces, los domingos, me levantaba particularmente temprano para ver los programas de documentales sobre faraones egipcios que daban en un canal infantil, y mamá ahí estaba, sonriente, translúcida con su delantal, me acariciaba la cabeza, me traía unas vainillas y yo sabía que el mundo estaba seguro, como aquel día en el jardín de infantes. Tengo un amigo, un hombre corrupto moralmente, al que comprendo más allá de sí mismo, bebe cerveza, mira partidos de fútbol y dice que tiene aventuras con mujeres a las que no vuelve a llamar, lo cual a mi me parece la más deshonrosa de las verguenzas. Pero él, quien habla en un léxico sucio y atropellador, parece un taxista de Buenos Aires, ciudad a la que por suerte me he mantenido alejado gracias a que mamá ha ido por mi y a traído todo lo necesario en materia de trámites o información de novedades en el tejido a crochet, bueno en fin, él dice que a mis treinta y cinco tengo la edad mental de un niño de cinco años. Mamá está pronta a morir ahora, tiene una enfermedad que el señor médico dijo es irreversible, en los dibujos que hago para recordarla, su contorno está un poco desdibujado. Me da miedo recordarla así, mujer palito. Porque las cámaras de fotos y los celulares son objetos de una cultura profana y maniquea que no sabe ver las esencias. Mamá morirá pronto, hoy una chica vino a casa, tiene unos veintiun años, es muy bonita, prometió cuidarme todo el tiempo que sea necesario. Pero yo quiero a mi mamá. Mamá me prohibió mirarla más de quince segundos seguidos a los ojos, yo le pregunté porqué no le poníamos un velo como en esos países que aparecen en televisión, me dijo que a pesar de que era lo más correcto la gente no nos entendería. Lloro y me hago pis en la cama. Pero esta noche, saqué de mi estantería un libro de cuentos que dice que mamá se convertirá en estrella. Y dormí feliz.

martes, 28 de julio de 2015

Los de antes y los de ahora.

Estamos todos confundidos, los que antes pedían palos ahora se le caen las lágrimas cuando el sobrino dice caca y señala el pañal, me acuerdo de unos que te decían que iban solteros hasta la tumba, ahora hasta las manos con los centavos para comprar un terreno lo más lejos posible de los peligrosos, que por supuesto te hacen la obra. Cada tanto hay que comprarles un asado dice las reglas de la caballerosidad obrera, o sino te roban los materiales. Estaban los campeones mundiales del fútbol televisivo, si el cuatro de Arsenal había perdido una tuerca de la moto conocían la incidencia de su rendimiento el domingo, ahora leen a Zizek y desayunan liviano porque tienen gastritis. Algunas contaban historias desenfrenadas que nunca les pasaron, sobre hombres que nunca existieron, sí cumplieron algunas fantasías, pero ahora con todo el porno que hay a la mano quedaron del lado de las secretarias reprimidas que quieren cumplir la promesa de que su abuela las vea casadas y con hijos. Y están las que se sentaban adelante, hacían siempre la tarea, eran calladas, pero el rumor decía que eran perversas y que se entregaban al desenfreno como el licor de la vida se derrama de la vagina de Eva a la boca de Adán; esas, en realidad, tuvieron un par de ataques de ansiedad, mucho trabajo, no resistieron, empezaron terapia, quedaron solteras, ahora fuman, no te sorprendas si alguna que otra cada tanto se va sola al cine o viajó a Ibiza y se entregó a la penetración múltiple sin reembolso de disculpas, gracias o permiso. El mundo de hoy es así, todos andamos fascinerosos de deseo, nuestro bienpensante capitalismo lo deja caer del reloj digital que cuenta los minutos que faltan para el fin de semana, y ahí todos y toditas con las manos bien sucias empezamos a pensar en esta que otra ingesta, miramos para afuera para ser vistos, a ver cómo me veo, y entonces el rozagante árbol de otoño que moría ayer en tu ventana está siendo meado por un perro, y te causa una alegría que te da ganas de abrir un postrecito de esos envasados y saborearlo como una conquista del paladar anterior al colectivo lleno de tetas y culos en el que vas a viajar algún día pensando en la soledad que te apadrina y que de no tirarte a las ruedas esperarías que al menos traigan algo rico para comer. Así las cosas en esta turbia partida de poker sinfónico, todos mentimos, pero siempre hay un ansiógeno, que no resiste y se delata, se entrega al escarmiento porque se delata, como un castigófilo, amante de la inoculación rectal del dolor. ¿Así éramos antes? No me acuerdo, las cosas cambiaron de lugar, en un momento parecía que iba a estar todo más ordenado, íbamos a ser buenos, prolijos, trabajadores, padres de familia con sentido de la responsabilidad política. Pero ahora con las madres swinger durante el embarazo, el nene nace con una mermelada de cada sabor, lo untas en el pan de la cordura y sale un artista genial. Ahora, con los padres que estuvieron presos, casi le sacan un ojo a algún gil que se hacía el interesante, ahora los rugbiers juntan plata para irse de putas y así tener mejor conocimiento de mercadotecnia para después dirigir una empresa de chocolates envasados y saber que le calienta más al público femenino. Todo sirve, lo vengo diciendo hace rato. Antes parecía que no, si habías pecado, el error se había introducido en tus venas y eras un desgraciado que tenía que penar en la morada de los deshonrosos. Pero ahora, hay lugar para todos, y todos podemos comprar y tener casas más o menos bonitas, con televisores y baños que den ganas ducharse y cagar y mear. Sos policía, sos narcotraficante, ahora sabemos que en tu casa sos un buen pibe, y que en algún lugar de tu ensortijado cerebro tenés ganas de contribuir a la comunidad, hasta es probable que mates porque estabas buscando ayudar, son esas vueltas que tiene todo ahora. Todo sirve, no te gastes en ser correcto, lo digo en serio, por cualquier lado se llega a una bicicleta con candado, un auto con airbag, y un kayak para navegar el río en feriados.

miércoles, 22 de julio de 2015

Poema Spam

Gusto en saludarlo señor Amado,
Yo soy la señora Constanza Winster,
Marido mío era dueño de compañía de seguro de vuelos,
Murió en un accidente de tránsito cuando viajaba a reunión de negocios en Malaysia,
Mi hijo sufre de leucemia con parálisis facial,
Antes de morir el marido mío tuvo una visión muy dramática,
Mi hijo ahora está trabajando en una embarcación,
Rescatando niños que huyen de la falta de amor en África,
Intenta no morirlos ahogados en Mediterráneo,
Mi difunto esposo pidió que donara 1.5 millones de dólares,
A la persona que quisiera ayudar a mi hijo a juntar a todos niños africanos,
Darles un hogar y poner una escuela de aviación,
Para pilotos malayos,
Necesito urgentemente su número de cuenta bancaria,
Y dirección personal,
Le recuerdo que está haciendo una gran acción a la aviación,
Y a mi marido,
Que sólo quería que todos volaran tranquilos,
ATTE, Constanza.

martes, 21 de julio de 2015

La historia de amor más normalmente genial.

No era de tener miedo a los otros porque miraba siempre a los ojos,
Trabajaba muchas horas con y sin descanso,
No se daba cuenta,
Usaba invisibles para que el pelo le quedara peinado,
No los necesitaba,
Se esmeraba en subrayar siempre con lapicera de color,
Empezaba todas las oraciones con mayúscula,
Era cuidadosa con los regalos,
Nunca se rió en exceso, es decir, a carcajadas,
No sé si era muy convencional o no,
Puede ser que si,
Sencilla,
Se había enamorado dos o tres veces en la vida,
Los había vivido en silencio,
Nunca fue muy libidinosa,
Un pibe de lo mejor,
Creativo, gracioso, entusiasta,
Le propuso un juego,
Empezaron a salir,
Mientras las cosas estuvieran en orden todo estaba muy bien para ella,
No le gustaban los sobresaltos,
A él tampoco,
Pero digamos que le gustaba más la novedad,
A él le gusta bailar,
A ella también, no tanto pero sí,
Con el tiempo bailaron cada vez menos,
Veían televisión cuando cenaban,
Y escuchaban música de la radio,
Nada muy raro, Rock Nacional,
Ella era medio obse en algunas cosas,
Él era más bien ansioso,
Pero lo normal,
Él tenía gusto por las películas de ciencia ficción,
A ella le aburrían un poco,
No es que le gustaran las comedias románticas clásicas,
Pero algo más verosímil necesitaba,
Hicieron pocos viajes juntos,
No les alcanzaba la plata,
Pero fueron a Córdoba,
La pasaron bien,
Fue la época que mejor sexo tuvieron,
Pensaron cosas horribles el uno del otro que nunca se dijeron,
Eso no quiere decir que no se amaran,
Siguieron así muchos años,
Dejé de verlos,
En el grupo todos decíamos que eran una pareja genial,
No eran la pareja de siempre,
Él no era el hombrecito de siempre,
Ella no era la señorita de siempre,
La historia es sensacional por donde se la mire,
Tuvieron anécdotas que todos recordamos,
Me acuerdo de un par de conversaciones muy interesantes,
Siempre invitaban a comer a su casa,
Ni idea adónde se mudaron,
Eran buenos amigos,
Señoras y señores,
¡Esta es las historia de amor más normalmente genial que nunca jamás existió!

Daní Gregó, on piano.

Un album que grabé entre 2008 y 2010.
No es música.
Es una licuado de emociones digitadas inconscientemente.
https://danigrego.bandcamp.com/album/enfermedad-mental

La hice vivir desnuda

Cuando pensaba en ella me daba ganas de desnudarla,
En cualquier lugar,
En un café, en una oficina, en la vía pública, en un colectivo,
En la casa de su mamá, en un aeropuerto, abajo de un puente,
Nunca le pregunté si ella pensaba lo mismo de mí,
Me excitaba tanto que la paraba frente a mí y la mirada desnuda,
No puede estar pasando,
Me voy a preparar un café y te voy a mirar,
Tenía una erección que era una sonrisa,
Un día le pedí que viviera desnuda,
No podía hacer nada mal desnuda,
Cuando hacía frío creía que tenía que ponerle ropa,
Y lo hacía, pero con tristeza,
Cuando no estaba con ella pensaba en el color,
La textura, el olor, el sabor,
De su piel desnuda, y comparaba,
La cara con la panza,
Las piernas con las tetas,
Ponía todo en relación y me daba una ecuación llena de leche y alegría,
Como una merienda,
Nunca hablé con ella,
No sabe quién soy,
Me da miedo decir esto,
Era una linda historia hasta este momento,
Soy un mitómano solitario que escribe poesía para chicas que quieran desnudarse,
Yo también me quiero desnudar,
Muchas veces pensé en pesarme desnudo en la farmacia,
Para no contar de más los kilos de la ropa,
En fin,
Todos queremos acariciar un culo que no sea el nuestro,
Eso es amor,
Un poco de pudor es excitante,
Si te regalan el culo ya no tiene gracia,
Pero a los actores y actrices porno les sienta bien,
¿Serán más libres?
O en realidad se aburren,
Quiero entender a actores porno,
Narcotraficantes y Sociópatas,
No sé si tienen algo que ver,
Pero me la da idea que son muy interesantes para estudiar,
Que se yo,
Cuando pienso en ella,
En sus tetas blancas con lunares,
Se me pasa el tiempo esperando al médico.

La política y las tetas

Qué atrevidas son las personas que no se arrepienten de nada,
Me molestan los ecologistas,
Yo también quiero cuidar el planeta,
Pero bajame la pistola de la frente por favor,
Las chicas que no se preocupan por nada tampoco están buenas,
Miran mucho el celular,
Pero siempre tienen la piel tersa, el peinado a la moda,
Las tetas turgentes y bronceadas,
Escucho música todo el día,
Tengo incontinencia auditiva,
Me parece la forma más segura de pasarla bien,
Para algunos todo lo importante les pasa por la política,
Siempre los sentí un poco escatológicos,
Como si hicieran caca con pelos y la sacaran por la boca con bronca,
Hasta que vos te la tragues también,
Necesitamos un manual,
¿Cómo no ser una mente descremada y no morir de aburrimiento y soledad?
De acuerdo a mis mediciones, 
Hay dos actividades que te hacen amable por todo el mundo,
Músico y Cocinero,
Todo lo demás es secundario en la vida,
Nadie necesita un profesor de Historia,
A menos que su hijo necesite clases de apoyo,
El pibe llega con una cara de miedo igual al horror de las trincheras en el frente occidental,
Siempre decimos que queremos vivir un mundo mejor,
No tengo la menor idea de cómo se logra,
Ni de si lo queremos,
Ni de si es posible,
Ni por donde empezar,
A veces me emocionan boludeces y me da cierto resquemor,
Como una publicidad de campaña electoral que muestra una Argentina unida,
Qué onda, Por mirar un video de dos minutos no va a cambiar nada,
Festejamos antes de tiempo,
Estamos tan angustiados que un nene marginado recibe un bolsón de comida y lo comparte con el hermanito y lloramos como si nos hubiéramos salvado del Holocausto,
Y si, hay algo de Holocausto entre la mañana y la noche,
Si te acostas en llamas,
Y no abrazás la luz al amanecer,
Te vas depositando en la urna para vacíos,
Hablando de votos,
¿Servirá de algo?
Siempre voté a la izquierda,
Me da la sensación que somos más parecidos a pacientes psiquiátricos diagnosticados de delirio paranoide que sujetos políticos para tener en cuenta,
¿Qué querremos los de izquierda?
No somos muy democráticos que digamos,
Qué ganas de escuchar música...

lunes, 20 de julio de 2015

Los policías son gente triste

Los policías son gente triste,
Trabajan mucho en una actividad aburrida,
Y hablan como policías,
Tienen sujetos y predicados que sólo conocen ellos,
Los policías, dicen algunos,
Comen dulce de batata con queso,
Y después salen a reprimir,
Siempre que alguien habla de represión,
Siento que te está invitando a fruncir el ano,
Como cuando alguien dice no se preocupen,
Y todos se relajan en sus asientos,
Una época me preguntaba,
¿Por qué no decir algo fuera de contexto y arruinar el momento?
Creo que estaba arruinado,
Quería arruinarlo todo,
En otra época me gustaba cambiar objetos de lugar sin que nadie se diera cuenta,
Entraba a una farmacia,
Cambiaba un par de objetos de góndola,
Y me iba,
Qué idiota,
Pero divertido para los voyeuristas de las cámaras de seguridad,
Hoy estoy libre de todo atraco,
Pero los policías me siguen pareciendo gente triste,
Represión y tristeza,
Un buen título para un libro,
Sobre la psicología del represor.