lunes, 2 de marzo de 2015

Conversando sobre Schwarzenegger y el tener objetivos.

Arnold pone en FB que todos los años, el 18 de Febrero, saca todas las botas que ha ido coleccionando durante su carrera y, una por una, se toma el trabajo de lustrarlas.

Cuando lo vi, contrario a parecerme ridículo, lo entendí. Porque las por muy simple que parezca la tarea, está demostrado que las personas que se crean objetivos así viven más tiempo. Cuidar un jardín, recibir todos los años a los nietos, etc etc. No se quieren ir de la vida porque de lo contrario ¿quién se va a ocupar de lustrar las botas?

Pero además, Arnold tira una muy buena. Dice que más importante que comenzar, es el follow-through. Más importante que pagar la cuota del gimnasio, es ir todas las semanas.
El tema, para mí, es que muchas veces arranco un cambio, por ejemplo, ser positivo, ser feliz, y un día siento que me equivoco o que lo hice mal, y me enojo. Incluso antes me pasaba que dudaba de todo y me decía que debía comenzar de nuevo por un solo error. Tipo en el PCFutbol cuando quería armar un equipo que gane todo desde el inicio, hasta el final. Si perdía, comenzaba de nuevo. Que extremista!

Ahora veo que los cambios son despacito, que lo importante es aumentar la tasa de aciertos, lo que implica que habrán des-aciertos, justamente porque es una tasa y las cosas se mezclan un poco. Ningún follow-through es perfecto, nítido, limpio, sin grumos. Ahí, cuando disfrutás de las veces que sale de una manera diferente a la que buscás, es cuando estás siendo feliz.

Otra: El sábado Ale Rozitchner decía que la posición de Jonas era la más saludable. Estábamos hablando de cómo comías el huevo con la milanesa. Si dejabas lo más rico para el final o lo comías al principio. Y Jonas decía que lo mezclaba. Que administraba el placer. Creo que tiene razón Jonas y Ale. ¿Qué sentido tiene dejar lo más rico para el final cuando podés ir disfrutando en el medio?
Ale.
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Los objetivos aparecen para todos en cada etapa, circunstancia de la vida. Lo que cambia es la manera de vivirlos. No hay un objetivo final, objetivo de objetivos, estación de permanencia en el alcanzar una trascendencia, tal cosa no pasa y no va a pasar nunca. En realidad, esa necesidad paradójica, de al mismo tiempo necesitar un objetivo, y necesitar que se consume y se acabe para llegar adonde termina el camino de vivirlo, puede ser pulida bajando la ansiedad. 

La ansiedad no permite ver que lo que está en la búsqueda, al alcance de la mano y lo que se sigue desde allí, es algo en lo que uno va, no tiene que determinar su curso, sino aprender a navegar en las inciertas aguas de ese mundo. Lo que hay que aclarar es el deseo, y atemperarle su urgencia por realizarse. Naturalmente, cuanto mayor sea la urgencia, más catastrófica será la vivencia de fallar en el camino. El error no es algo evitable, no es algo predecible, es algo que simplemente nos sucede. Lo que podemos hacer es aceptar su aparición, aprender y corregir. (Sin error no habría aprendizaje, la total perfección sería un estado completamente rígido y estático insuperable, estado máximo que se manifiesta en la psicosis). La existencia del error quiere decir que somos un cuerpo, que tiene que explorar, y con su propia experiencia dirimir qué es lo cierto de lo incierto, sin que exista previamente una noción para discernirlo.

Castigarse, criticarse, avergonzarse, culparse o burlarse no generan ningún aprendizaje útil. Nadie se hizo más fuerte por macerar con ácido sus errores. En realidad, se sufre esa experiencia. Para mí, me consuela que la vida no tiene punto de llegada, que vas a morir en un punto x del tiempo que no tenés idea de dónde te va a encontrar, y que está bien y es inevitable que así sea. Por eso vivir es aprender a morir a cada momento. Siempre juego a eso, qué hay si moriría ahora, lo aceptaría. Creo cuanto más sos capaz de aceptar esa verdad, más libre sos, y más alegre.

Disfrutar es relajarse.
Besos.
Dani.