Comer un pancho,
Tai Chi frente a Casa Rosada,
Comparecer poéticamente ante el juez,
Se cayó el sistema,
Prendieron fuego gomas,
La hermandad beethoviana del himno a la alegría,
La liga de los gordos sindicalistas.
Una mirada unitaria de la significancia de todo lo humano.
La división social mirada con sanguinario humor y hasta con cofradía con el enemigo.
Esperando remolque a la vera de la ruta,
Amor a una piba,
Barbie y Ken,
Escribirle una carta a mamá,
La infancia frente a la computadora, la alegría y el misterio.
La escuela,
El miedo a la oscuridad,
Mi apéndice en una bolsa con formol,
¿Viste lo que fue eso?
La gente tiene hijos cada vez más grande,
Saltó la ficha en el barrio,
El pronóstico del tiempo extendido,
Cagarse de frío por boludo,
Más linda que nadar de noche,
Un documental atrapante,
La cerveza fría de los amigos,
Tirame un centro, por favor... Los alegres gordos cantan en Casa Rosada.
No es ninguna forma institucional, no es la elegibilidad de las magistraturas, no es el gobierno de las mayorías. Lo propiamente democrático es la legitimidad del otro, la colaboración en la construcción de un mundo común y a partir de eso el hecho de que todos los asuntos que forman parte de esa vida en común son motivo de deliberación y reflexión, es decir son públicos. La democracia es un modo de convivir, no una institución estatal.
Estas son algunas ideas que no forman parte de los supuestos epistémicos de todas las historiografías modernas. Desde aquí pienso que se podría escribir una nueva y distinta historia de cualquier sociedad o individuo.
-El tiempo, las circunstancias, los poderes, las relaciones, las sociedades, no pasan de unas formas anteriores a unas posteriores, ni de unas inferiores a otras superiores (o inversamente), ni de formas menos complejas a más complejas, ni de la subordinación a la libertad, ni de menos a más. Pasan de unas a otras. Un tiempo histórico se convierte en otro, una circunstancia en otra, una relación de poder en otra, una sociedad en otra. El proceso es recursivo y no tiene principio ni fin. O mejor dicho, todo lo que podemos llamar como principio y fin no es una causa y un efecto donde la primera determina a la segunda. Podemos en una explicación dar cuenta del cambio de lo uno a lo otro y explicarlo por ciertas determinaciones, pero ello no quita que el paso ha sido de lo uno a lo otro.
-Todo lo que acontece en el habitar humano tiene origen consensual: Es decir, que la existencia de árboles, la matemática con la que se construyen edificios, los edificios mismos, las políticas públicas para resolver el problema ecológico, los hábitos alimenticios, el autoestima, el sexo, el género, la identidad, el cosmos, la filosofía, el capitalismo, tiene origen y depende de las relaciones de interacción consensual entre seres humanos. Es más, esas mismas relaciones de interacción consensual tienen origen en otras relaciones de interacción consensual que las hacen aparecer como tales. Todo dentro del ámbito de lo humano tiene origen en las relaciones de interacción consensuales que lo definen. Llamemos si queremos a esas relaciones comunicación interpersonal. A su vez fuera del ámbito de lo humano que tiene origen en esas relaciones consensuales no existe nada para nosotros. Suponer algo fuera de ello es sólo un acto de imaginación.
-El acto de dar origen a algo a través de una acción discursivo o física constituye a ese algo en lo que es. Es decir, la manera en que ciertas personas comenzaron pateando un objeto constituyó al objeto en balón y a la serie de relaciones entre las acciones de patearlo en un juego llamado fútbol. A sí mismo las relaciones que establecieron pueblos originarios y europeos en un territorio constituyó a esos pueblos en salvajes y a esos europeos conquistadores. Y en el acto de constituirse así se definieron de esa manera porque no lo hicieron de otra. El hecho de constituir al poblador originario como salvaje lo constituyó a su vez en primitivo y en incivilizado, porque no lo hizo en otras formas que también eran posibles. La historia de los seres humanos es la historia de cómo se constituyeron ciertas relaciones, formas, identidades, sociedades, caracteres, en una continua transformación de lo uno a lo otro, resultando ciertas posibilidades efectivas y no otras. Y esas que resultaron lo hicieron porque no lo hicieron otras. El historiador debe explicar cómo es que se establecieron esas y no otras.
-La historia no evoluciona, no decae ni tiene auges. La historia transforma y conserva. Continuamente en el proceso del vivir ser transforma algo en otra cosa y algo de eso en la transformación es conservado. El historiador debe dar cuenta de ambas cosas.
Cuando uno tiene un principio asume que va a hacer o no hacer algo siempre, independientemente de las circunstancias. Por lo tanto asume una obligación fuera de lo apropiado o inapropiado que sea aquello que se asume hacer. Además quien tiene un principio niega su responsabilidad en lo que hace, porque ha decidido que ello es bueno o verdadero más allá de uno mismo, no porque uno lo ha querido, sino porque es simplemente así. Quien asume un principio a su vez está diciendo que no puede errar, que eso será siempre efectivo.
Me parece que la manera más apropiada de elegir hacer algo sobre lo que se tiene una convicción sería así: Asumo, por ejemplo, que usar la fuerza no es algo que quiero hacer, porque he decidido que la fuerza no me trae las consecuencias que yo deseo para mi vivir, intentaré siempre usar la persuasión para mostrar mis ideas, sin embargo, puedo encontrarme en la situación de usar la fuerza, porque así me resultara hacerlo, queriendo o no queriendo. Y de ello me haré cargo.
Quien asume de esa manera una convicción no cae en la incoherencia. En cambio quien tiene principios sí lo hace: Porque dice Yo nunca haré esto, y es algo que nadie puede saber, y lo más probable es que cuando se encuentre haciendo eso se justifique, lo que constituye al hecho en un mal. Si no hay justificación, el mal no existe. Los principios son motivo de irresponsabilidad.
Puedo dar toda la vuelta adentro mío,
Una pelota se hamaca contenta sin empujarla,
No espero convertirme en nadie en particular,
El aire que cae, sube y salta en mi cuerpo,
Es una fruta luminosa,
Un gema fresca,
Una fragancia que baila.
En el Tao y el Budismo Zen existe este concepto hermoso llamado satori:
-Satori significa un vislumbre, un destello de consciencia que permite ver la totalidad armónica de la existencia. Es como un rayo iluminando un campo por el que se circula de noche. No se puede leer allí porque es efímera, pero se puede tener una vista panorámica de la totalidad en su unidad. No se puede permanecer en el satori, es tan sólo un destello. Y ocurre de manera inesperada.
-Todo intento por controlar o producir el satori es contraproducente y termina creando la negación de su aparición. Pero cada vez que se tiene esa percepción si se conserva ese sentir y se comienza a guiarse por su sendero se va creando un mundo cada vez más ensanchado, relajado y consciente.
-Satori es una expansión de la consciencia que permite dar cuenta de la unidad estética, ética y ecológica de uno con los otros seres humanos y con el mundo. Es una pequeña instancia de éxtasis y acontece todos los días.
-El satori es la revelación de que la existencia es una unidad que no está particionada. No hay un yo independiente y disociado de otros yoes y estos del entorno que los rodea. La relación que une al yo con el otro y el mundo a su vez está unida a sí misma por otra relación que vuelve sobre el yo y el otro hasta el mundo nuevamente. La circularidad del vivir se puede apreciar en el satori. No hay un mundo independiente de nosotros. Todo es una unidad viva. La somos.
Indistintamente de qué se considere familia pienso que vivimos en familia porque:
-Nos convertimos en seres humanos en el seno de relaciones de cuidado, juego y consensualidad y colaboración. Es decir, lo amoroso como constitutivo de lo humano se funda en ese tipo de relaciones. Opuestas a la violencia, el control, y el poder.
-Lo familiar es fundamental porque se basa en la construcción de la autonomía del otro a través del respeto por su integridad psíquica y física. Y en la colaboración que es opuesta a la apropiación de las cosas y las ideas. Es decir, es en el escucharse que se funda la autonomía y la responsabilidad. Y ese proceso se hace en una matriz de relaciones que se reproducen conservando esa autonomía a través de la colaboración. Y sólo de esa manera se da lugar al bienestar y a la armonía relacional en la convivencia.
-La familia o lo familia es fundante de lo humano. Porque lo opuesto a esas relaciones llevan a la destrucción de la conversación de la armonía estética, ecológica y ética de los seres humanos entre sí y con su entorno.
Esta idea plantea que en todos los problemas se puede observar la misma matriz. Es decir, que en todos los problemas se podría ver el mismo problema. Por distintas que sean las estructuras y configuraciones de cada problema mental, existiría una matriz observable común en todas ellas. No porque exista de por sí, sino porque se puede dar cuenta de ella, es decir, es observable.
La premisa es todos los problemas o malestares psíquicos son una trampa emocional y discursiva. Por lo tanto:
-El intento por salir de ella queda atrapado en el juego de la trampa.
-Implica un juego de acciones y contra acciones que se vive repitiendo y del que resulta muy difícil dar cuenta.
-Ese juego implica siempre una serie de intentos de controlarlo frustrados por el mismo intento de control.
-El juego de control es la trampa misma en la que está el jugador. Es decir, el entrampado es el jugador que no puede verse a sí mismo como creador de su propia trampa.
-Esa disociación existe como tal por expectativas no cumplidas o por cumplirse. El jugador se encuentra siempre en el futuro o en el pasado, y por eso mismo no puede ver la trampa que está en su mismo expectar.
-Ese juego de acciones contradictorias no puede resolverse de manera lógica, racional o resolviéndose por alguno de los términos involucrado en ese juego.
-Para salir de allí es necesario dar cuenta de la trampa y disolverla o transformarla, no se puede manipular, es decir no se puede salir de allí con una decisión práctica. El proceso reflexivo debe dar cuenta hasta crear un espacio que permita salir de la trampa.
-El proceso de dar cuenta de la trampa y crear el espacio para salir de allí debe ser repetido sucesivas veces hasta desintegrar su matriz. Que consiste básicamente en deshacerse de las expectativas, es decir, del deseo de control.
Cuando te disuelvas,
No habrá más migas en el repulgue de tus orejas,
No habrá más desesperación cayendo por el resumidero de tu estómago,
No habrá más miedo a perderse entre los remolinos del tiempo y el espacio,
Cuando te disuelvas,
El pájaro no cantará fuera de tus oídos,
El camino no será iluminado por un perseguidor que usa tu misma ropa,
Tu cuerpo no será más abrochado contra un muro de ladrillos ciegos,
No tendrás que avanzar quebrándolos como si fueras un héroe sediento,
Cuando te disuelvas,
Es el fin del martirio del todo,
Y el comienzo de la gracia de la nada,
De la nada libre de tensión,
Libre de la hondonada del dolor,
Y el miedo a la muerte.
-Ninguna forma de vida humana es mejor que otra. La colaboración no es superior a la competencia, la igualdad no lo es a la desigualdad, el conocimiento no lo es a la ignorancia, el capitalismo no lo es al socialismo y así. Son tan solo distintas. Digo que no son mejores porque configuran otros sistemas de relaciones humanas, otras humanidades, y porque la matriz cultural de la existencia humana no puede mejorarse sino transformarse de una forma a otra. El ser humano nunca es mejor ni peor, es siempre otro. Que sean distintas no quiere decir que no sean para nosotros unas formas más deseables que otras. Es más, es el hecho de que sean más deseables unas que otras lo que orienta la transformación de un modo de vida hacia otro.
-El tiempo no avanza ni retrocede. El tiempo de la historia humana, sea individual o colectiva, es un continuo aparecer y desaparecer, transformarse de un momento a otro, de una circunstancia a otra. Dónde ocurre ese tiempo es siempre en la convivencia humana. Toda la historia es la historia de la convivencia humana. No de ideas, o leyes que gobiernan la acción de las personas o sociedades. Por eso toda la historia de la humanidad es historia cotidiana.
-Ningún individuo elige racionalmente ser quien es ni hacer lo que hace. Para que ello ocurriera sería necesario que pudiera conocer fuera de la experiencia los mundos a elegir y que pudiera discernir entre ellos para saber cuál le es más óptimo. Como se conoce siempre en la experiencia y en el mundo, se decide siempre dentro del flujo del vivir. Y se decide desconociendo las consecuencias y los mundos que ocurrirán de esas consecuencias. La persona surge para sí misma en el curso de una historia de relaciones con otros, no preexiste. Es difícil decirlo, y pensarlo. Pero nuestro yo no está fuera de nosotros dirigiendo nuestra historia, sino que el yo es un algo que surge en una historia de interacciones humanas que no pusimos a funcionar. Ocurrimos en el ocurrir del vivir.
-Nadie puede dirigir la historia. Si bien hay quienes pueden tener mucho poder y sus acciones tienen consecuencias de mucho mayor envergadura que las de otras personas. Pero aún así no hay nadie, ni en ningún lugar existe un centro donde se diseñan las acciones que otros seres humanos serán instruidos a realizar. La historia de la convivencia humana es siempre una historia que versa sobre el consenso, o sobre sus vicios como la coerción. Y que la historia humana sea definida por el consenso implica que: nadie puede instruir en otros lo que pensar, sentir o hacer. El ser humano no está estructurado de tal manera que se pueda manipular de esa manera. El oír está determinado por el que escucha, no por el que habla. El obedecer por el que obedece, no por el que manda.
Tengo esta idea acerca de la meditación: una atención adicta a la sensación de estar vivo. Meditación sería cualquier actividad donde uno se volcara allí de una manera tan presente que toda la atención esté dedicada a sentirse vivo. Una atención que es incapaz de reducir o explicar el fenómeno de estar vivo. Y una atención que es adicta a ese sentir. Una interiorización en la médula de la existencia donde no hay diferencia entre hacedor y acción. Pienso que siempre que se está allí se está en el éxtasis de estar vivo, y por lo tanto se es niño, y se es inocente.
Sería una comunicación no mediada por la comunicación con uno mismo. Una consciencia encendida capaz de percibir de manera total el hecho de estar vivo. Ese potencial lo tenemos todos, sin necesidad de recurrir a otros. Somos nuestra propia fábrica de éxtasis. Estoy seguro que a ese estado se accede sobre todo en momentos de mucha relajación, es decir, es opuesto a la tensión y la exigencia. Y que es un estado de lo más cotidiano. Ese estado se convertiría en meditación cuando uno va volviéndose cada vez más adicto a él.
Alguien me ha dicho que la soledad se esconde tras tus ojos
y que tu blusa adora sentimientos, que respiras,
Una introducción sugestiva. Habla sin confrontar, y la
introduce a su propia intimidad. En el juego de la conversación amorosa es una
invitación a acercarse sin dominación, sólo con seduccción.
tenes que comprender, que no puse tus miedos
donde estan guardados
y que no podre quitartelos
si al hacerlo me desgarras
La petición de comprensión va seguida de una explicación
acerca de sus actos. Dice: Yo no soy responsable de tus miedos, son tuyos. Es
una declaración dura de ser escuchada. Pero baja la tensión y le declara que
tiene intención de ayudarla a liberarlos, pero que para eso no tiene que
desgarrarlo. Tiene que confiar en él. Una invitación a ver el temor sin temor,
a dejar de temer a ser lastimada.
no quiero soñar mil veces las mismas cosas
ni contemplarlas sabiamente
quiero que me trates suavemente
Soñar las mismas cosas: vivir preocupado por no poder
comprender, vivir repitiendo historias, vivir atormentado por la falta de
comunicación. Contemplar sabiamente: tampoco quiere dejar que las cosas pasen
con paciencia, tampoco quiere ser un Buddha que siempre está ahí para entender.
Quiere, y esto es lo más inteligente de la conversación, que lo trate
suavemente. No es una orden, es una petición, pero es una exigencia, una
exigencia de blandura. La tentación del amor se vuelve irresistible.
Te comportas de acuerdo
con lo que te dicta, cada momento
y esta inconstancia, no es algo heroico
es mas bien algo enfermo
Ella juega histéricamente con él. Pero él no le concede
poder a su enrosque. Y por eso mismo la está dejando desarmada. Esa es tú
enfermedad le dice, yo quiero que me trates suavemente. No quiero jugar este
juego de persecución.
Gustavo establece un juego de señales y acciones que se
corre de la persecución y la insistencia para deshacer la resistencia de la
otra. Pero al mismo tiempo tampoco queda convertido en un sabio capaz de
comprender y no resolverse. Sabe lo que quiere, lo pide, y lo pide con una
frontalidad no confrontadora y seducción que sólo puede poner a la otra en situación de escuchar
o retirarse del juego. Gustavo está centrado en su deseo. En la teoría de
juegos amorosos, quien está centrado en su deseo puede sentirse libre de amar e
invita a la otra persona a hacer lo mismo, porque se hace cargo de su
existencia, decisiones y emociones.
Entiendo por complejidad de la vida un entendimiento que
cada vez más es capaz de dar cuenta de todas las incidencias y motivos que
afectan su deriva. De manera que resulte cada vez más difícil que una sola o
unas pocas causas o fuerzas gobiernen todo. Y en ese sentido la complejidad
alimenta la libertad. De alguna manera también, la complejidad de la vida
significa que sobre muy pocas cosas uno puede tener control, por lo que cuanto
más se profundiza en ella tanto más se es consciente de que las expectativas
que se guardan pueden no cumplirse.