martes, 10 de mayo de 2016

Nos subimos al tobogán del amor mi amor...

Pienso que todos y todas queremos lo mismo de las relaciones amorosas: La proximidad y compañía del otro y la otra, el goce de la sensualidad y sexualidad, la colaboración mutua en los quereres y haceres particulares y comunes, y el compartir ciertas orientaciones vitales fundamentales que hagan de la relación un espacio de producción de sentido. Aunque lo cuarto puede no estar. La pregunta es cómo vivir esos deseos sin contradicción. Pienso que lo que todos tenemos miedo es a perder la libertad, y tampoco queremos ser siempre los mismos. Si una pareja puede ofrecer a sus partes la libertad de que cada uno pueda ser quien quiera ser sin exigencias, lo que implica la posibilidad de cambiar, esa pareja el tiempo que pase junta lo pasará en armonía relacional. No digo que sea fácil, pero como postulado reflexivo me parece válido.

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