martes, 17 de mayo de 2016

La trampa cultural de la negación a través de la competencia.

Vivimos atrapados en una cultura que niega lo que quiere afirmar a partir de la apropiación de la verdad y las cosas. Continuamente hacemos declaraciones afirmando que queremos vivir en dignidad, en respeto por nuestras diferencias, en autonomía, en libertad y continuamente faltamos a esas declaraciones. Y en esto yo no pienso que sea porque existe la perversión de unos seres sobre otros. Pienso que si queremos salir de esa trampa creadora de pobreza, locura y guerra que es la cultura actual que vivimos, tenemos que darnos cuenta que su existencia es sistémica y está presente en todas las relaciones y en todos los momentos que vivimos cotidianamente, porque el vivir es unitario y acontece en un presente continuo.
Lo que tenemos que entender es la sistémica del ser cultural del ser humano, esa sistémica significa que nuestros decires y haceres y el mundo que habitamos son uno misma entidad, que todo lo que nos acontece pensamos, sentimos, decimos y hacemos es generador de espacios, mundos, realidades y otredades que configuran una trama relacional en la que nos movemos. Y que esa sistémica puede ser modificada a partir de modificar nuestros haceres, decires y pensares creando una trama de mundos con una coherencia que no reproduzcan la guerra, el hambre y la locura. A eso lo llamo la convivencia armoniosa o pacífica entre las personas. El mundo que vivimos es la experiencia de nuestros haceres, la competencia, la apropiación y la negación de otros a través de la lucha son las matrices relacionales generadoras de este mundo donde el dolor es una cuestión tan permanente. No tiene porqué ser así.

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