martes, 17 de mayo de 2016

El dolor, el amar y el ayudar.


-Toda perturbación psíquica tiene origen en una herida en la constitución amorosa de la persona. El dolor no es natural ni necesario en el ser humano. Siempre tiene origen cultural. La reflexión como sistema inmunológico de la mente permite reconstituir lo dañado del psiquismo. Y por amoroso entiendo el vivir en relaciones de aceptación y legitimidad mutua.
-La persona atrapada en un malestar psíquico que recibe una ayuda necesita: un espacio donde ser escuchada y acompañada para reconstituir su psiquismo por sí misma, y la invitación a ser parte y tener presencia en un espacio relacional significativo para ella. Es decir, no necesita que se le digan las verdades acerca de su malestar, sino ser invitada a mirar y dar cuenta de su propio malestar traído a la mano por ella misma, y poder acceder a ser parte de una familia, un grupo de amistades o una organización de algún tipo, en la que pueda sentirse partícipe y reconocida en su presencia. Ese es para mí el fundamento general de toda ayuda llamada terapéutica.

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