martes, 10 de mayo de 2016

Deseos nuestros de cada día.

1. Dar cuenta del deseo y crear espacios para que se haga presente en el actuar es la materia misma del vivir. Todo sufrimiento nace como una enajenación en los deseos. No hay una instancia de claridad permanente en la que uno sabe lo que quiere y conserva ese saber y su hacer intacto. Hay un darse cuenta continuo en el hacer del desear y un continuo querer querer o no querer querer lo que se está en permanente experienciar. No hay instancia final de resolución del desear. Mientras se vive, se desea.
2. Gran parte de la salud mental pasa por el cómo asumir la vivencia de esos deseos. Cuando se está en la libertad de obtener satisfacción de un deseo como de no obtenerla es más difícil llegar a la frustración y el malestar. Cuando sobre el desear abunda la expectativa de su realización, expectativa inconsciente que diagrama un escenario de necesaria realización, entonces se está en el camino de la insatisfacción y el dolor.

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