miércoles, 13 de abril de 2016

Sos muy groso.

Sos muy groso chabón. Groso mal, groso a un nivel subatómico, anárquico, desquiciante, colosal, monumental, inciendiario. Sos groso a un nivel que la Grositud no puede llegar. Sos tan groso que me dan ganas de arrepentirme de haber nacido. Tu nivel de grosura es tan alto que siento que tengo que asaltar una estación de servicio y regalar nafta, que tengo que comprar helados de palito y tomarlos hasta acabar con la producción nacional, hasta que los heladeros de la playa sientan naúseas. Sos muy groso, en serio. No quiero joderte más, no quiero hacerte sentir mal, ni si quiera me atrevo a respirar tu oxígeno, a untar el pan de la misma manera que vos lo haces. Sos tan groso que cuando pienso en que un día toda la galaxia va a ser absorbida por un agujero negro vos sos el único cuya masa, velocidad y energía va a permanecer en el mismo estado. De hecho, lo más probable es que hagamos un plebiscito para dejarte partir en una nave a una galaxia lejana para que puedas vivir en libertad, como un goleador en un área llena de pelotas en profundidad a la espalda de los defensores. Lo único que no te pregunte es tu nombre. Pero por la forma en que envolves esa pizza para llevar, me di cuenta inmediatamente que sos groso, muy groso, sos tan groso...

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