sábado, 30 de abril de 2016

Idea de la profesión. Y de las academias.


La profesión perfecta sería una en la que toda la arquitectura y la ingeniería de los haceres y cosas construidas siguiera el curso de la curiosidad. Lo que significa ir contra toda forma de exigencia y obligación. Nadie debería leer un libro, filmar un corto, cocinar una receta, entender un sistema que no le interese. Y al contrario de estrecharnos, eso nos ensancharía el entendimiento general del mundo. Y como no podemos esperar a que las academias lo introduzcan en sus programas, después de leer un texto es completamente justo y necesario bailar y tirarse en el pasto para luego oler y beber un vino.

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