jueves, 28 de abril de 2016

Conversando con Rodrigo Rabitti.

Con mi amigo Rodrigo Rabitti coversamos sobre un nudo que atraviesa el sentido de lo existencial, y cómo es oscuro su pulsar, dejo una constancia efímera y poco significativa de la charla que tuvimos.

-Hay una disyuntiva entre vivir la vida con la adrenalina del que quiere hacer un salto grandioso al otro lado del precipicio y ganarlo todo o perderlo todo, pero jugársela en cada momento como el rockero se desarma en un escenario de placeres y excesos, y una vida en el equilibrio de los goces, sopesando entre lo que te trae bienestar y malestar sin desesperar por lo que no se obtiene. La primera parece una vida de intensidades máximas, de vuelos consagratorios, con una gran promesa en premios y al mismo tiempo una gran derrota cuando se pierde, pero ahí está su gracia. La otra parece una vida que se resuelve en el conflicto entre ser conformista o ceder a la libertad del corazón suicida del inconformismo.
Yo pienso que la disyuntiva no es entre conformidad e inconformidad sino entre bienestar y malestar. Pero sí comparto que en una zona de confort se dejan de vivir ciertos riesgos que pueden ser contraproducentes para encontrar la excitación de vivir y el peligro de estar vivo. Pienso que lo que Rabitti menciona como una vida con adrenalina y riesgos puede ser una inconsciencia sobre las expectativas que uno conserva y que pueden traicionarlo continuamente poniendolo en una situación de ansiedad, angustia o euforia con la que quizás no se obtiene un resultado más extremo o radical en término de ganancias que de otro modo. ¿Se puede ser apasionado y al mismo tiempo paciente? ¿Se puede ser intenso y al mismo tiempo medido? ¿Se puede vivir peligrosamente y al mismo tiempo con cordura y mesura?

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