viernes, 3 de julio de 2015

Las diferencias y El lenguaje es una extensión de nuestra piel.

Idea 1: No hay mundo sin cuerpo. Todo mundo se aloja en algún cuerpo. El mundo es las relaciones, las interacciones, la comunicación, los espacios, los lugares, las tramas, las historias, de un cuerpo. Un cuerpo es no sólo el residente de todo mundo, sino que es la condición de posibilidad de la existencia de cualquier mundo. No hay mundo sin cuerpo. El mundo no está fuera de nuestros cuerpos. Desaparece el cuerpo y desaparece el mundo. Los cuerpos tampoco están solos, aislados, están en una relación de andamiaje, acoplamiento, unión indisoluble con un sistema más amplio que es el sistema de relaciones con otros cuerpos (convivencia humana), y el sistema natural del planeta (ecosistema).

Idea 2: El lenguaje es una extensión de nuestra piel. Los mundos que surgen en relación humana, surgen en conversaciones e interacciones en el lenguaje. El lenguaje no es un instrumento simbólico de elaboración de conceptos, el lenguaje es nuestra propia manera de relacionarnos e interactuar, y es por lo tanto parte de nuestra corporalidad, es entonces, una extensión de nuestra piel.

Idea 3: Tenemos diferencias. ¿Qué son esas diferencias? Las diferencias en la convivencia, diferencias que crean espacios de separación, distanciamiento y discusión, que son emergentes de crisis y conflicto, son diferencias en nuestro encontrarnos en el habitar juntos los mundos que compartimos, que coexistimos. Y son, por lo tanto, diferencias de experiencia, de sensualidad, de tacto, de cuerpo, de lenguaje, de escucha, de emoción y de razón. Ninguna diferencia se puede resolver por la apelación a una realidad objetiva independiente de los cuerpos a la cual podríamos tener acceso y que sea neutralmente positiva para todos los contendientes. Porque no existe tal cosa es mi afirmación. Lo que existen son los mundos que vivimos en la convivencia, las diferentes experiencias y formas de la percepción y acción. Que son corporeos.

Idea final: Ante toda diferencia se nos abre un espacio para la reflexión, si persistimos en afirmar la razón, siempre iremos por el camino de la fuerza. Si pensamos las diferencias como co-sensualidades en la coexistencia en mundos diferentes, entonces se nos abre la pregunta: ¿Qué transformar, y que aceptar preservar para que la convivencia continue? ¿O sino, estoy dispuesto a romper la convivencia con el propósito de lograr algo mejor después, asumiendo con toda responsabilidad que voy a afirmar mi idea o ideal por sobre el del otro y no me excuso diciendo que tengo la razón, sino que simplemente asumo con toda radicalidad que quiero más mi experiencia, mi mundo, el que yo quiero ofrecer a los demás que el del otro, y que por eso estoy dispuesto a enfrentar al otro? Y asumir las consecuencias de ello. Porque eso, sería completamente legítimo.

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