jueves, 1 de enero de 2015

Alegría y Juego: los pilares de la salud mental.

Alegría y juego son las dos dinámicas existenciales de regocijo y celebración del vivir que construyen la salud mental de toda persona. Profundizar en ellas es el dínamo de la madurez. Una persona adulta es aquella que conserva la alegría y el juego de la infancia como visión incorporada de las cosas, como sinónimo de la aventura de vivir en el mundo. Alegría y juego son estrechadores de los lazos en todos los tipos de relaciones y vínculos. Tienen que ver con la necesidad del ser humano de realizar tareas que no estén orientadas a la consecución de un objetivo final que de no realizarse se pueda perder el bienestar, la conservación del estar en el mundo, donde aparece la herida del dolor y la pérdida. Alegría y juego son las formas de la afirmación de la inocencia, del no pensar en las consecuencias a futuro, sino en recogerlas en el darse, de no mirar en el actuar del otro con sospecha. Alegría y juego es el dejarse llevar, el soltar amarras, el impregnar la cotidianidad con el vuelo de la imaginación y el humor. Alegría y juego son estructurantes de la ecología y la armonía relacional de una sociedad. Son fundamento necesario de la vitalidad y el compromiso para con el otro o la otra en la coexistencia. Alegría y juego son productores de sentido, son inspiradores de confianza, de relajación, distensión, creatividad. Alegría y juego es lo que nos convierte en personas, lo que nos da un propósito ético que deseamos cumplir. Alegría y juego son la consciencia con la que se mueve quien conoce el límite y la finitud de todo, pero ello no le paraliza, sino que convierte a eso en amor, espontaneidad y libertad. Alegría y juego son la alimentación de la que se nutre la continuidad psíquica de todos. Alegría y juego son brechas para la ternura y la sensualidad, la corporalidad reconocida del yo. Alegría y juego son el nesquik nuestro de cada día.