miércoles, 29 de febrero de 2012

Frases 15.

Podés elegir que no elegís, entonces no elegís. Y podés elegir que elegís, entonces elegís.

Microrrelatos 10.

El fugitivo encontró reparo de la lluvia en un parador cercano a la ruta. Dos personas descalzas caminaban por ahí. Una lo reconoció. Él comenzó a llorar, no estaba solo.

Microrrelatos 9.

Una condensación orgásmica de energía se desparramó por todo su cuerpo. Ella y él eran el éxtasis de la vida.

Microrrelatos 8.

El volcán erupcionó temprano. La aldea quedó en penumbras, para siempre.

martes, 28 de febrero de 2012

Frases 14.


Más importante que hacer o no hacer, que decir o no decir, es hacerse cargo de hacer o no hacer y de decir o no decir.

Frases 13.


Ser alegre comprende una responsabilidad enorme.

Microrrelatos 7.

Una curiosa y extinta cultura precolombina consideraba que el pene era el penúltimo lugar de la existencia. Siendo el primero los botines y el último la boca.

Microrrelatos 6.

Una ventisca de nieve se acercaba a ella mientras caminaba contra el viento. Sentía su cuerpo fatigado de tanto esforzarse. Sin saberlo, adentro de ella a causa de ello, estaba sucediendo un aborto.

lunes, 27 de febrero de 2012

Las percepciones y lo social siempre vuelven.



Nuestras percepciones nos vuelven. El conocimiento es circular. Lo que afirmamos sobre el mundo exterior lo afirmamos sobre nuestro mundo interior. No podemos más que conocernos a nosotros mismos. Y en el conocer al otro conocer el mundo que compartimos. Siempre que queremos abandonar nuestra propia perspectiva de nuestra observaciones recaemos en la irresponsabilidad, decimos que lo que decimos es verdad, o está bien, o es así, objetivo, no es nuestro, no se puede cambiar, tenemos la razón.

La vanidad, la frivolidad, la soberbia y el orgullo, son conductas que están divorciadas de la persona. La persona es ciega a los otros, en la vanidad, negadora de la intimidad y de la seriedad en la frivolidad, negadora del conocimiento del otro, o de la integridad del otro en el orgullo, creando en esos comportamientos los términos de su propia ceguera, y su propia negación. Cuando vivimos en ese conocer vivimos atormentados por nosotros mismos. Sin saber que somos los responsables de nuestra manera de conocer el mundo, intentamos excusarnos, hablando de nuestra historia, nuestra política...

La historia de la conservación de nuestra manera de conocer, científica, filosófica, política y religiosa se sostiene críticamente en la constante creación de conflicto y desazón por lo infructuoso y doloroso de sus consecuencias. El espacio donde se recrean todos esos conocimientos, la ética, resulta en una ética del desamor, marcada por el sometimiento y la negación del otro en la continua justificación de nuestra conductas orgullosas, soberbias...

Considero que una gran cantidad de problemas que desarrollamos tienen que ver con nuestra falta de madurez y consciencia comunicacional, las personas todavía no sabemos relacionarnos, y por eso llevamos adelante la guerra y el sufrimiento, el odio y la culpa acusada al otro. Siempre que nos mantenemos en la falta de seriedad somos adolescentes y creamos las condiciones para que nuestras percepciones nos vuelvan y nos gobiernen inconscientemente. Terminamos por tener miedo, al mundo. En el fondo, todos tememos a los otros, porque tememos de nosotros mismos, tememos ser amorosos, porque somos vulnerables de esa manera.

Y en nuestro intento de invulnerabilidad desarrollamos un escudo relacional, comunicacional, que nos atormenta. Terminamos prefiriendo nuestro dolor, identificándonos con la dificultad, enamorándonos del muro de la imposibilidad, prefiriendo la complejidad, porque no queremos asumir que en la vida no tenemos que ir a ningún lugar, no tenemos que ser nadie, no tenemos que hacer nada, que todo el fenómeno de ser sociales y recrearnos en un espacio ético-socia-político y de conocimiento científico-religioso, no es más que circular, por lo que no tiene objetivo, trascendencia, finalidad.

Somos lo que hacemos, hacemos lo que somos, en cada momento. No hay necesidad de logro, de competencia, de exigencias; formas del dolor y de la insatisfacción. Nuestras percepciones como lo social siempre vuelven, son circulares, si no podemos observar eso estamos atados a las consecuencias de la ignorancia e incomprensión de nuestro mundo humano.

domingo, 26 de febrero de 2012

Frases 12.

Somos inconscientes de la guerra que hacemos, porque no tenemos una mirada continua sobre nosotros mismos. Un momento estamos presentes amando, y en el otro ausentes odiando en la ceguera de tener razón.

Madurando el desarrollo de la intimidad.



La intimidad no es aquello que sucede fuera de la mirada de los otros. La intimidad es lo que sucede en la cercanía de la mirada del otro, y también en la cercanía de la mirada con uno mismo. Nos desarrollamos en la madurez cada vez que vamos asumiendo una intimidad con nuestra soledad más tónica, más estimulante y comprensiva.

Pienso que es patológico no tener intimidad. Y que lo es a su vez tener una intimidad interrumpida, por pensamientos o percepciones ajenas o enajenadas, donde se hacen presentes otros cuando no lo están. La intimidad es la música que está en el silencio, mirando un paisaje, cambiándose la ropa, bañándose, leyendo un libro en el parque, donde hay otros compartiendo la existencia armoniosamente, todos los lugares y los momentos donde hay una conversación amorosa con uno mismo.

La ternura es una clase de meditación donde nuestra sensualidad expande su continente volcando su contenido en otra sensualidad, o en una sensualidad replegada sobre sí misma. Donde hay encuentro y hay mirada. Siempre hay mirada tácita o explícita en el lenguaje, está en la piel de las palabras, o está en la expresión del rostro. En un banco, en un local comercial, en un colectivo, donde las personas compartimos el espacio existencial respetando esas miradas, o temiéndolas.

Es bello observarnos, y es bello ser observado. Porque en la observación está el comienzo de la intimidad, como los amigos que comparten un universo perceptual donde pueden ponerle seudónimos a los integrantes del grupo porque conocen y coinciden en sus observaciones. Como los amantes que tienen juegos de palabras y de sensaciones porque se han inspirado mutuamente miradas, y ahora su mundo es el mundo de dos que en la unión se hacen uno, para nutrirse y luego volver a ser el de cada uno. La mitosis y la meiosis del amor, la que empieza con el nacimiento de la madre, y el nacimiento del hijo.

Una humanidad sana es un estrecho entre dos continentes y su mar, el fluido que transmite las vibraciones de la vida al cuerpo, el mar del cambio, donde existen las transformaciones constantes, y donde somos nuevos cada día, donde cada mujer es para cada hombre una nueva humanidad, cada mujer y cada hombre para sí mismos una nueva persona con cada oscurecer y amanecer. Ésa es la dialéctica de la intimidad, el nacimiento y la muerte de nuestras individualidades, todos los días.

jueves, 23 de febrero de 2012

Saint Saens.


Me encantaría conocer la historia de cómo Camille Saint Saens compuso esta pieza. Es bellísima, llena de vida y de muerte.

Frases 9.

Las personas nos encontramos en el mismo momento, pero en distinto lugar. En eso consiste la dificultad de comunicarse.

Exigencias, ¡Alegría!


¿Qué es la exigencia sino el peso de un discurso insatisfactorio de uno mismo? La exigencia nace con la insatisfacción que reproduce una falta de comprensión. La exigencia niega el hacer que intenta realizar. Crea un espacio de dureza, falta de fluidez, tensión, en el que el hacer que se desea llevar a cabo pierde ganas. Con la exigencia muere la alegría, y al morir muere el alimento fundamental de la vocación y de todas las tareas, trascendentes y cotidianas. 

Cuando se vive en la exigencia se cree que sin voluntad existiría la desidia, el desamor por las cosas. Pero eso es mentira, la exigencia nace con el desamor, con la obligación de tener que hacer que niega el querer hacer las cosas cotidianas, la vocación. Uno se pregunta, cómo puedo hacer sin exigirme, una pregunta en la que no hacer la exigencia es cometer una exigencia. Parece un nudo gordiano. No puede resolverse desde el pensamiento analítico, racional y lógico. Requiere una comprensión intuitiva.

Las exigencias ceden cuando uno comienza a encontrar que los espacios en los que uno se recrea son satisfactorios. Y que no necesitan fundamento, explicación, ni causa para serlos. No tiene que existir una justificación racional que valide la experiencia de manera que sea más debida, deseable, o necesaria tenerla. Se tienen las experiencias que se tienen en un suceder espontáneo que no necesita explicación y que resulta satisfactorio porque uno lo acepta como tal. 

Se está o no se está en la exigencia, eso es lo que quiero decir. No se puede salir de ella, porque todo intento por salir de ella comprende un esfuerzo que sucede dentro del suceder de la exigencia. Con la exigencia parecen las cosas tener un valor que consiste en el dolor. Cuánto más duelen más valiosas son. Ése es su fundamento moral, un fundamento que crea discordia y más dolor, y no ofrece una verdadera ponderación del valor de las cosas.

La exigencia sólo puede sostenerla el ego. El ego es una identificación de uno con una descripción de uno mismo: yo soy muy inteligente, yo soy muy extrovertido. La exigencia reproduce y desarrolla la tensión mental que se crea en la dicotomía de ser alguien y no poder serlo al mismo tiempo. Siempre que somos alguien podemos no llegar a serlo, y el ego necesita sostener la voluntad de afirmar una de las identidades asumidas, la positiva, o la negativa.

No hay fundamentos en las acciones de sentirse bien, hacer en el bienestar no tiene porqué tener un fundamento ni un motivador. Sucede dentro de la armonía natural de ser humanos amorosos. Que es lo que somos.

domingo, 19 de febrero de 2012

Microrrelatos 3.

Todo era borroso, la neblina tapaba la visión del tren. El vapor que se creaba con la respiración hacía humedad en los vidrios. Ella dibujó una sonrisa.

Frases 8.

La verdadera ciencia nace con la comprensión del mundo de uno mismo.

Frases 7.

Con la compasión se comprende al otro, y a uno mismo. La compasión es el comienzo del amor a uno mismo.

Nessun Dorma.


La ópera me excita y calma, entro en una hondonada de placer y deseo en la que me expando y comprendo.

Frases 6.

Ser uno mismo a cada momento. Ése es el sentido de la vida.

Elegir y ser responsable de elegir...las emociones...


No puedo elegir mis emociones. Eso me hace pensar que mis emociones son como dicen los filósofos, las pasiones. Atrabiliarias, arbitrarias, no racionales. Pero la sanidad está en la salud emocional, y no el recto pensamiento alineado con la realidad. Ese camino no conduce a la sanidad, conduce a la neurosis. Siempre que se intenta conocer qué es lo real para estar adecuado a ello, lo real se corre de lugar. Porque cada sentimiento y cada emoción es lo real, no lo conocemos como una realidad independiente de nosotros a la que accedemos y tenemos con ella cierto grado de aparejamiento o no de acuerdo a nuestro grado de sensatez o locura. Con esto se redimensionan y reconfiguran las nociones de verdad, juicio, justicia, validez del conocimiento y sanidad.

Además, no podemos conocer el mundo y al otro sino en primera persona, en un proceso que tiene su génesis continuamente y que define en cada momento lo que vemos y lo que no vemos. Y que no podemos conocerlo a ese proceso haciéndolo a un lado. Estamos dentro de la vida, todo intento por gobernarla, por conocerla de una manera estática en la que tengamos certeza y control sobre ella sólo alcanza para reproducir esfuerzo y enajenación.

Si no podemos conocer lo que genera nuestras emociones y nuestras miradas sobre el mundo más que con otra mirada y emoción que es la de la reflexión, o sea la del autoconocimiento de nuestra persona en esa y en cada circunstancia y estado, ¿Cómo podemos tener certeza de qué está bien y qué está mal?, de qué elegir de manera que las consecuencias de nuestras acciones sean beneficiosas para nosotros. Lo cierto es que no podemos tener esa certeza, vivimos en el peligro de elegir mal. Y todo intento por tener una certeza de qué va a resultar y qué no, reproduce el sufrimiento y la impotencia.

Entonces mi pregunta ahora es, ¿Cómo puedo desarrollar un vivir satisfactorio y responsable en el que pueda sentir a cada momento que tengo el placer de vivir y el deseo de asumir el riesgo y la importancia de la elección de cada cosa? ¿Cómo puedo conocer ese mundo viviendo en un mundo de esquizofrenia, neurosis, psicosis, violencia, falta de respeto y desamor? Pienso que viviéndolo a cada instante, siendo consciente en cada presente de la importancia de cada presente. Sin la exigencia de que mi futuro tenga que ser exitoso o satisfactorio, el horizonte de mi camino se vuelve más excitante y satisfactorio.

La mente es algo que existe en el pasado y en el futuro. Cuando sentimos malestar revisamos nuestro pasado y creamos argumentos y explicaciones que fundamenten nuestro malestar, y los proyectamos en la dimensión siguiente que es el futuro. Estamos disociados. También cuando sentimos cierta alegría y euforia estamos en la ilusión de que nuestro futuro será un lecho de rosas. El vedanta dice que todo es una ilusión, y de alguna manera me parece un camino y una mirada inteligente para empezar. 

La relación más estrecha entre el sí mismo y lo real, es ser uno mismo a cada momento, con lo que eso implica, con la responsabilidad y el coraje de serlo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Frases 5.

La serenidad es la superación de la excitación. La contiene.

Escuchar, la belleza de sentir.





¿Qué hacemos cuando estamos escuchando música? Escuchar no es una percepción pasiva y continua, no es uno un receptor. El otro día me preguntaba cuánto tiempo pasa uno escuchando el mar hasta que es interrumpido por una percepción de otra clase llamada pensamiento. Y es sorprendente, la música y el mar se parecen, como escuchar a otra persona contar una historia. A veces tiene que ver con la coherencia de lo que estamos escuchando, la continuidad de la atención que le prestemos. Como hoy, cuando escuchaba Beethoven. Cada vez que el pasaje se hacía más largo, más lo olvidaba. Cada vez que había un exabrupto en la música, más presente la tenía. No se trata de que todo fueran exabruptos para que pudiera escucharla siempre atentamente, porque esa sería otra monotonía.

La música es un río de éxtasis. Cada vez que la escuchamos, dejamos que nos llegue, y nos convertimos en presenciadores de su fluir, somos un agua que fluye en el sentido del éxtasis. Bailamos, y bailar no es algo que solamente se haga con el cuerpo. Es algo que se hace con la existencia. La danza y la poesía se unifican en la música. Es cuerpo y espíritu en una transformación continua. De todo eso nos damos cuenta cuando la percibimos, cuando estamos atentos.

La vida y la música se parecen mucho. La música es algo que sucede dentro de la vida, y la vida es algo que cobra una nueva y distinta dimensión con la música. Somos ese río, que comienza en el silencio y termina en el silencio. Que nace y que muere. Como nacen y mueren las conversaciones, la ola del mar, y la canción.

Nacimiento y muerte están en un solo proceso. Que no tiene nombre, que es la nada. No tiene nombre porque no existe en el lenguaje verbal, existe en el ser. O mejor dicho, en el siendo. Siendo dejamos de ser unos para pasar a ser otros. Cuando el mar ha llegado lo suficiente a nosotros muere, y escuchamos otra cosa, los niños jugando, y luego volvemos al mar. No podemos gobernar esa percepción, el oír tiene su propio sentido. Lo mismo sucede leyendo un libro, cuánto más queremos introyectar las palabras, medirlas por su rigor lógico, asimilarlas concentrándonos en ellas, más terminamos pensando en otra cosa.

Oír y leer se parecen, no puede uno determinar el sentido de las palabras. Son como un piedra arrojada a un lago, se hunde y se reproduce. Y una vez que la fuerza de sus vibraciones termine, pasará a otra expresión física el lago, mostrará otro rostro. Como conversando.

Estar escuchando música es estar vivo de una manera particular. En la dimensión de lo musical. Una manera de conocer llena de expresión y belleza. La música hace bailar a la imaginación, y a la piel.

Para escuchar atentamente no hay que hacer ningún esfuerzo, la dirección y el sentido de lo oído se muestran solos. No tenemos que tener voluntad para oír. Hay que abrirse, como una flor reacciona a la luz de la mañana. Ésa es la belleza.

martes, 14 de febrero de 2012

Frases 3.

El poder no puede disolver la contradicción y la dualidad en nosotros. Las reproduce.

Jazz.


El Modern Jazz Quartet, juguetón, inteligente y divertido. Con la química de Milt Jackson.

La política de la piel.




La piel tiene su política. Me tocas y te cago a trompadas. Algo en la sensualidad, en la superficie del contacto irradia y contiene lo más profundo de nuestro cuerpo, que de ser tocado en un momento de calentura puede resultar en la destrucción masiva del otro. El aire es libre, un vieja expresión de niños y adolescentes para molestar a otros sin poder ser molestados evidencia el poder de la cercanía y del tacto. La piel puede no ser tocada, porque como el aire es libre, le pertenece a todo el mundo, de manera que todos podemos viajar con nuestra piel por el aire sin tocar al otro. Pero al parecer nuestra cutis llega un poco más allá de ser la cobertura orgánica de la corporalidad, porque en ese aire libre estamos siendo perturbados. El aire es libre constituye la falacia fundamental de la política de la piel.

Todos podemos merecer una cachetada por mal comportamiento, o podemos ser rascados amorosamente por las personas que nos aman, sea una madre cariñosa acariciando a su hijo mientras miran televisión, o un amante ardoroso luego de una relación sexual explorando el cuerpo de la otra luego de la transformación energética del orgasmo. El tacto es el contacto, el tacto no puede estar sin tocar, nunca se apaga, como el oído. Y están las reglas de la convivencia, determinando lo que se puede hacer con la piel del otro, a cada instante, en cada encuentro. La piel tiene su propia política, como cuando nos sentimos tocados por las palabras del otro, o cuando sucede algo maravillosamente extraordinario como un gol en el minuto agónico del partido, que lleva a la fusión de todas las pieles de un estadio en un abrazo de amistad heroica.

¿Y la piel de Margaret Thatchet? ¿Y su política? ¿Y la historia de la política de Margaret Thatchet? ¿Y la historia política de la piel de Margaret Thatcher?.

Frases 2.

Para enamorarse hay que ser inocente. El juego de seducción es un juego de poder.

lunes, 13 de febrero de 2012

Chet Baker.


Chet Baker, solitario, triste y lleno de cadencias bellas. Suave, nocturno, romántico, un cielo de jazz a medianoche. Las canciones de jazz tienen esa lírica cinematográfica y narrativa en la que una frase podría ser una película o un cortometraje. Yo me enamoro muy fácilmente, yo me enamoro muy mal. Como en la película Eterno Resplandor...Cuando el muchacho se pregunta en el tren, porqué me enamoro de cada mujer que me mira a los ojos.

Microrrelatos 2.


El agua era turbia, y su corazón estaba ebrio de amor. La miró a los ojos en el estanque y la besó ciegamente. Cuando descubrió que no tenía labios decidió darle una cachetada, pero tampoco tenía mejillas. Entonces pensó en empujarla de su lado, pero no tenía brazos. Quiso tirarla al estanque, pero no tenía cuerpo. Con los amores de aquellos tiempos era imposible relacionarse. Volvió en sí y vio que la gente del parque lo miraba haciendo todas esas mímicas, para disimular le gritó ¡¿Ahora te borras?! ¡¿Justo cuando te estaba por decir te amo?! Miro a la gente asustada con arrogancia, como diciendo, yo mando acá, y sin vergüenza tomó el camino a casa. Había desafiado la gravedad.

domingo, 12 de febrero de 2012

Neil Harbisson



Frases 1.

La música es un río de éxtasis.

La fantasía de ser alguien.

Yo quiero ser músico, pero no quiero viajar por el mundo haciendo música. Yo quiero ser escritor, pero no quiero vender un millón de libros. En eso consiste la primer rebeldía contra nuestro ego, y el comienzo de la creatividad. Hacer sin las expectativas de los resultados del hacer, un cambio de comprensión, que lleva al hacer a otra dimensión, y a otro espacio creativo.

Salsa Japonesa.



¿Habrá al menos una pareja de bailarines de salsa japonesa en el mundo? Ésos serían dos extremos del mundo conociéndose para mí. Un día escuché a una guitarrista alemana ejecutar una pieza paraguaya muy extraña, y sentí lo mismo. Lucía me dijo que era lo mismo que si un paraguayo ejecutaba una pieza alemana, digamos de piano, yo pensaba que no, porque ellos son más famosos. ¡Viva la salsa japonesa...! Y las academias alemanas, en la que todo se estudia. Incluso lo que otros conocen popularmente.

Conocer el conocer moral.


Qué es la moralidad. No qué es la moral. Porque somos en la moralidad, la moral como un conjunto de normas en abstracto que se pueden conocer independientemente de la persona y que son estáticas no existe. Es una equivocación verlo de esa manera. Pero entonces, qué es una equivocación, ¿es entonces una equivocación algo inmoral?. Porqué lo hemos aprendido así, hay algo de la equivocación que es inmoral. ¿Cuándo uno se equivoca?. Cuando uno actúa desde la ignorancia, aunque no me gusta mucho esa respuesta, parece ser cierta. Lo que sucede es que en el fondo me estoy preguntando lo mismo, cómo sé que una respuesta es cierta, y cómo se que es incierta, o que estoy equivocado. Porque el conocer el mundo, en cualquiera de sus dimensiones, es un conocerlo moralmente también. Quizás la pregunta está mal formulada. ¿Cómo puedo yo saber si estoy equivocado fuera de mí?. Yo soy la pregunta y yo soy la respuesta. Pero entonces qué pasa. Pasa que si yo soy ambas cosas, ¿cómo es que existe la comunicación?. ¿Quiénes son los otros?. Tal vez los otros no existan...de esa manera, fuera de mí. En eso está lo que no entiendo, cuando pienso, de qué me río cuando me río de lo que alguien dice, porqué para mí no es algo espontáneo, como preguntar sobre algo que pienso que le puede hacer sentir mal al otro, o expresar una opinión de desacuerdo con los demás, de enojo, una crítica, una observación. No me parece una obviedad mi risa, ni mi opinión, ni mi crítica, ni mis observaciones. Cómo sé que todas esas cosas tienen sentido de ser dichas, que tienen un contenido de verdad. Tal vez no lo tienen. ¿Qué es lo que tienen si no lo tienen? ¿Porqué busco la respuesta?. Porque tiene que ver con lo que conozco, la moralidad y la ética.

Moralidad es lo que aceptamos como posible de ser hecho y de ser dicho en el mundo. Pero hay dos dimensiones de la experiencia a ser tenidas en cuenta. La exterior y la interior. Hay una que tiene sentido respecto de lo que yo siento, y otra que tiene sentido respecto de lo que yo veo que hago y digo. Parece en esa segunda dimensión de la experiencia que sucede la ética, y en la primera sucede la moral. La moralidad es mía, solamente mía, si la comparto o no la comparto es algo que sucede en un espacio relacional interpersonal al que yo llamo ética, o ético. Por eso muchas veces nos interesa más cómo quedamos con el otro que lo que nosotros sentimos por el otro en el momento de decir lo que decimos. Somos hipócritas, porque después no podremos evitar mostrar nuestras verdaderas emociones, nuestro desagrado. Entonces, en ese caso, somos morales, pero no somos éticos. Porqué pensamos que ser ético es respetar lo que dice el otro sin mostrar desagrado, sin negar al otro, sin rechazarlo. En mi moralidad veo que estoy obligado a aceptar la ética del respeto y del amor, no puedo sentir rechazo hacia otra persona. Qué pasa si siento rechazo, qué pasa si mi moralidad no es ética, soy culpable.

¿Qué pasa si no cumplo con los mandatos de mis padres, de mis profesores, de mis políticos, de mis grupos de sociabilidad? Entonces siento rechazo hacia mí mismo. Ése es el precio que pagamos por ser aceptados, por no ser rechazados, ser como los otros quieren que seamos. Una construcción que desarrollamos a medida nuestra, y que nos enferma. Nunca podemos ser como los otros quieren que seamos, sólo desarrollamos el deseo de agradarlo o agradarla a expensas de nuestros sentimientos. Lo que hacemos es tratar de seguir su moralidad. Pero si en algo somos poco parecidas las personas, es en nuestra moralidad. Pero entonces, si todos queremos cosas distintas, si todos sentimos cosas distintas respecto del decir y del hacer, ¿qué tipo de convergencia puede haber? ¿Podemos vivir siempre en la convergencia? ¿No sería ése un pésimo mundo? ¿La falta de convergencia no tiene que ver con que todas las personas tenemos historias distintas?

¿Cómo podemos conocer una moralidad en la que no suceda el desgarro del sufrimiento? Porque el sufrimiento y la moral tienen que ver con que nos encontramos en un espacio donde nuestro discurso resulta insatisfactorio. Y eso visto desde cómo puedo conocer una moralidad en mi mundo que esté en relación con los mundos de los otros respetándolos y amándolos, es decir, cómo estar en un discurso satisfactorio que sea a la vez ético, se complejiza. Éso es lo que hemos aprendido, que ser nosotros mismos es pecaminoso, que ser agresivo, ser vanidoso, ser frívolo, ser lujurioso, ser crítico, ser despectivo, en definitiva, todas las formas del rechazo y de la negación son inmorales. Pero hemos aprendido esa moralidad desde otra clase de rechazo, el rechazo al mundo. Y la verdad es que somos mundanos, y como mundanos todos tenemos rechazos al mundo, y todos tenemos negaciones, y ambiciones, y en el fondo de todo, deseos. Porque nuestra cultura está en contra en el fondo del deseo, por su moralismo. Somos moralistas de la verdad y del deseo, y como tales somos negadores de la verdad y del deseo. De la nuestra y entonces de las de los demás.

Volviendo al comienzo y resumiendo, ¿cómo puedo ser yo mismo siendo ético? ¿Cómo puedo conocer el mundo de una manera adecuada?. La respuesta está en que siendo yo mismo, soy ético, y la manera correcta de conocer el mundo está en el respeto y la aceptación de mí mismo. En todas sus dimensiones, en las del rechazo y la negación también, porque forman parte de mi moralidad, y como tales de mi mundo, y si las niego, lo único que consigo hacer es reproducirlas. No queda otra que ser de vez en cuando, dentro de la moralidad que me constituye, ser inmoral. Porque esa inmoralidad existe en un dilema de conocimiento moral donde no puedo ser yo mismo porque no me lo permito. Ésa es la contradicción de nuestra cultura, que para ser nosotros mismos tenemos que lograrlo siendo quienes no queremos ser, siendo otros, negando las condiciones morales que nos constituyen individualmente, negando por lo tanto sus emociones y sus deseos.

El proceso transformador de la persona consiste en la aceptación de sus deseos y de sus emociones en la forma en que se presentan. En ese proceso pasaremos por sentirnos faltos de ética y de moralidad, pero lo cierto es que negando nuestros deseos y nuestras emociones somos faltos de ética y de moralidad.