miércoles, 25 de noviembre de 2015

Narcisismo femenino.

Resulta que el narcisismo femenino es altruista. Y sumamente violento. Consiste en estar tan atento a la otra persona, que se termina por superponer el deseo propio al de la otra persona. Confundiendo lo que el o ella quiere con lo que el otro o la otra quiere. Bajo el supuesto de querer lo mejor para esa persona. Esa negación continua del deseo de la otra persona pensando que se sabe lo que esta quiere, es tan violento como el narcisismo ególatra (más bien masculino, -no por el género-) de quien quiere que los otros se subordinen a la satisfacción de su deseo. Querer lo mejor para el otro puede ser tan patriarcal como querer todo para uno.

Ej. La izquierda poniendose en el lugar de los pobres y los trabajadores reduciendolos a su imagen. O una madre diciendole a su hija como se tiene que vestir.

lunes, 23 de noviembre de 2015

5 reflexiones liberadoras.

1. El mundo no está para ser dirimido, para ser resuelto en su veracidad o falsedad, en su bondad o maldad. El mundo está para ser explorado.

2. El tema o problema acerca de la verdad no aparece cuando compartimos y coexistimos. La verdad no es un problema propio del ser humano, aparece cuando cuando pensamos que lo que dice el otro es inadmisible, un error o un engaño.

3. Ninguna idea, argumento o discurso está constitutivamente errado. El error es algo que ocurre a posteriori. Cuando hacemos lo que hacemos, o decimos lo que decimos, lo vivimos como válido siempre. Sólo después de chocar vemos que la manera en que conducíamos no era correcta, entonces todo el conducir aparece como un acto erróneo. El error es algo que se mide de acuerdo a los criterios que tenemos para aceptar algo como válido, es decir, está determinado por lo que esperamos obtener como respuesta a una pregunta. Si la respuesta no satisface las expectativas, respuesta contenida en un discurso o una acción, entonces decimos que es errónea. Pero en sí nada es erróneo, todo lo que se vive, se vive como válido. El error es algo que distinguimos a posterior de una experiencia, y que luego veremos como sucediendo bajo el influjo del error. Pero el error siempre se mide a partir de otra experiencia que se vive como válida, y que esta a su vez se mide a partir de otra, por lo tanto ninguna experiencia es en sí misma errónea cuando se la vive. Depende del observador.

4. Seriedad no es circunspección. Seriedad es un modo de vivir la consciencia de los actos. Circunspección es adoptar toda responsabilidad como una preocupación. Quien es serio reconoce lo central de la inocencia y el juego. Quien es circunspecto a perdido de la dimensión de lo inocente y lo lúdico.

5. La historia de un individuo, un grupo, la humanidad entera, no está determinada por la realización de ningún objetivo. Se está en una circunstancia haciendo algo, y luego se está en otra. Siempre a la deriva de los deseos, las relaciones y las circunstancias, pero el sentido de transformación de la historia no está determinado por un vector que lo dirija hacia la realización de un patrón, objeto o meta. Siempre es contingente. Y un día se termina, se termina sin concretar la realización de ningún objetivo, por más que en el devenir hayan existido objetivos orientadores. La historia de un hombre o una mujer, de una nación o de la humanidad entera, es la que es en cada momento, hasta que deja de existir.

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Qué país queremos?

1. Un país es una red de comunidades. Una comunidad de comunidades. Un país es muchos países al mismo tiempo. Lo que da origen a una comunidad es la participación en redes de conversaciones, redes de haceres y decires que están fundados en sentires y quereres confluyentes, es decir en los mismos deseos originarios y orientadores. En un país coexisten varias comunidades políticas. Las comunidades políticas se organizan a partir de una serie de configuraciones de deseos que hacen sentido en una visión política. Las visiones políticas no son verdaderas ni falsas, buenas ni malas, son más o menos adecuadas de acuerdo a los criterios con los que se elaboran las explicaciones acerca del país que se tiene y que se quiere tener, y de acuerdo a las expectativas de lo que se obtendrá en el ejecutar esa visión en un programa de acciones y los resultados que efectivamente se obtienen. Las visiones políticas son motivo de reflexión, y están sujetas a la corrección porque se admiten como visiones que se viven como válidas en el momento en que se viven pero que no se asumen como inexpugnables, es decir, infalibles.

2. Yo defino las ideologías como: Una teoría o explicación acerca de algún fenómeno del acontecer humano que se basa en la apropiación de la verdad y que tiene como fundamento la creación de un enemigo a quien se ve como el mal a eliminar para consagrar la realización de ese bien o verdad que se consagra en la apropiación. Pienso que la política como la vivimos en nuestro presente cultural, argentino e internacional, está configurada en sus fundamentos estructurales bajo este modo de conducirnos. Socialismo, liberalismo, capitalismo, comunismo son formas de apropiación de la verdad, y se constituyen en negadores de quien piensa distinto, es decir, en última instancia son modos de existir totalizantes. En el pensamiento ideológico siempre es el otro quien crea el mal, siempre es el otro el que instala el conflicto en la sociedad, y todo lo que hace uno está justificado por el accionar malévolo del otro. Esta es una condición conductual de las dos fuerzas políticas más fuertes de nuestro presente político. Vencedores y vencidos. Ambos piensan que el origen de los males que nos aquejan son el otro. Ambos son irresponsables de sus actos.

3. En el pensamiento ideológico siempre se atribuye el accionar del otro a un carácter constitutivo de su identidad. Es decir, a una ontología natural de la existencia del otro. Es decir, cuando uno elabora una explicación política ideológica acerca de porqué el otro hace lo que hace, que uno lo destaca como indeseable, negativo, o que simplemente no lo comparte pero lo tolera o dice respetar, la respuesta que elabora es que el otro hace lo que hace porque eso está fijado en un carácter que es propio del Ser del otro. Es decir, el otro tiene un ser mismo codificado en ese carácter. Así, el peronismo es generador de pobreza y autoritario, y la derecha es constitutivamente complotadora y entreguista.

4. Cuando no se están en el pensamiento ideológico la manera de elaborar una explicación acerca de lo que ocurre en el país sigue este curso: Uno observa que las comunidades que habitamos el país nos movemos en nuestras circunstancias locales y no locales de una determinada manera que revela y evidencia la existencia de ciertos deseos y configuraciones relacionales. Entonces lo que uno se pregunta es acerca de esas configuraciones relacionales y deseos, y no acerca de las personas. Cuando uno se pregunta acerca de las personas, la única salida para corregir los errores que se cometen es, o encerrar a la persona, o eliminarla. O a un grupo entero. Eso hace la psiquiatría con el loco, la cárcel con el preso, y la política en la guerra con el enemigo. Porque en esos tres dominios de la existencia el loco, el criminal y el enemigo aparecen como constitutivamente enfermos, asociales, y perversos. Hay algo en su ser que tiene que ser corregido o eliminado. Desde ya que esa manera de pensar no puede resolver los problemas que surgen en la convivencia humana y sólo los reproducen o los alternan en su signo pero no cambian los términos, es decir los fundamentos, en los cuales ocurren esos males.
Como digo, quien no se mueve por el pensamiento ideológico, se pregunta cuáles son los fundamentos para que nuestras relaciones políticas estén configuradas de una manera determinada y cómo crear espacios para cambiarlos. Es decir, la pregunta es por las relaciones, no por los partidos, grupos, personas o líderes. Lo que no queremos vivir es la violencia, la autoridad, la dominación, la explotación, la desigualdad. Lo que queremos es formar parte, ser aceptados, convivir democráticamente. Por eso mi pregunta acerca de Cambiemos y el Frente para la Victoria, es acerca de la hipocresía que vivimos en nuestro país diciendo que no somos responsables de lo que ocurren en nuestro relacionarnos porque decimos que eso ha sido originado por el otro con el que uno no tiene nada que ver. Así mismo ambos erigen los mismos valores, pero cínicamente. Pero mi pregunta no es por ellos, sino por la hipocresía, la irresponsabilidad y el cinismo como dinámicas relacionales en las cuales nos movemos en la convivencia en la argentinidad y que son las creadores de la continua frustración de las políticas que queremos llevar adelante y de la falta de reflexión para ver su fundamento.

Quien piensa ideológicamente ve en el otro un enemigo en su Ser. Quien piensa reflexivamente se pregunta acerca de las relaciones, los deseos y las circunstancias en las cuales se encuentra alguien o uno, y se pregunta cómo transformarse de manera tal de encontrarse en el bienestar con ese alguien o uno. Quien piensa reflexivamente no ve el hacer del otro como algo adscripto a su ser. Lo que ve son acciones, más deseables o indeseables, pero todas corregibles.

La pregunta es: ¿Queremos seguir viviendo continuamente en la hipocresía, el cinismo, la mentira, la corrupción, la falta de aceptación democrática de las diferencias? ¿Y queremos seguir pensando que es el otro el creador de esos males en nuestro país, o que son esas relaciones en las cuales nos encontramos y que es algo de lo cual todos formamos parte y todos debemos reflexionar para transformar sin manipulación política o apropiación de la verdad acerca de cómo se hace un país igualitario, inclusivo, democrático o desarrollado? ¿Qué país queremos?


jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Qué son los problemas? ¿Existen realmente?

Normalmente pensamos que los problemas son entidades trascendentes y constitutivas de la realidad que vienen hacia nosotros, que no elegimos, y que tenemos que hacernos cargo y resolverlos con el costo en preocupación, ansiedad y angustia que vivimos por hacerlo. Pero, visto de otra manera, ¿Qué son los problemas? ¿Qué tiene que pasar para que uno observe algo como problemático? ¿Qué estamos haciendo cuando decimos que tenemos un problema? ¿Existen realmente los problemas?

Yo sostengo que los problemas no son entidades constitutivas de la realidad, como si esta fuera algo objetivo que no depende de nosotros. Más bien, pienso que lo que llamamos realidad es una explicación acerca de las coherencias de nuestra experiencia. Y entonces, ¿Qué revelamos en las coherencias de nuestra experiencia cuando decimos que tenemos un problema? Primero, pienso que un problema aparece cuando uno en su relación con su circunstancia comienza a plantearse acciones como respuesta a sus preguntas orientadoras a su hacer que se revelan inadecuadas para abordar esa circunstancia. Es decir, si los problemas no son cosas, son dimensiones de la experiencia, lo que nos sucede cuando vivimos algo como problemático, es que nos encontramos respondiendo de una manera que genera malestar a las preguntas que nos orientaban el hacer en determinadas circunstancias y dominios de nuestro vivir.

Es decir, respuestas inadecuadas, llevan a estados problemáticos de la relación con los demás y las circunstancias. A su vez, en una relación circular, la preocupación, el temor, la desconfianza y la demostivación son generadoras de esas respuestas inadecuadas. Es decir, porque abordamos nuestra experiencia de una manera inadecuada para nuestra circunstancia, vivimos un estado crítico de temor, preocupación y desconfianza en uno mismo. Porque uno vivie en estado de desconfianza, preocupación y temor en el hacer se encuentra abordando de manera inadecuada sus experiencias y circunstancias. Es decir, nadie tiene problemas como caracteres constitutivos de su identidad. Nadie es propiamente carente de alguna habilidad o capacidad, las personas nos encontramos en ciertas dinámicas emocionales llevando el curso de nuestra experiencia por un camino que resulta inadecuado, y que se nos dificulta corregir.

Entonces repasemos. Lo problemático es encontrarnos en el temor a que una experiencia resulte fallida y padecer las consecuencias de ese fallar. Nos encontramos con lo problemático porque tememos, no tememos porque nos encontramos con lo problemático. A su vez lo problemático se encuentra en una relación circular entre el temer y el preocuparse y el responder inadecuadamente a nuestras circunstancias. Uno lleva a lo otro. Distinguimos una situación problemática cuando encontramos en las coherencias de nuestro hacer el temor a encontrarnos con lo indeseado y padecerlo. Pero no es el problema una entidad real, es lo que distinguimos cuando tenemos ese temor. El temor a equivocarnos, la desconfianza, la preocupación son los motivos que traen a la mano una experiencia como problemática.

Nada es problemático en sí mismo. Lo problemático aparece cuando lo definimos como tal. Tener 50 pesos no es tener poca plata y tener un millón de dólares no es tener mucho. Depende de lo que uno define en sus criterios de qué es tener plata lo que resulta en que la plata que tenga sea problemática o no. Para una persona tener millones de dólares puede ser problemático, porque vive en la falta de no tener más. Para otra persona vivir modestamente puede ser una manera de vivir ricamente, porque no vive en la afirmación de la falta. Pobre es quien siente que tiene poco, y tener poco no es algo cuantificable objetivamente, es algo que uno destaca en su manera de vivir su economía. Uno vive la economía como una problema cuando vive en la angustia de perder lo que tiene, o en el temor a no tener nada.

Diez ideas.

1. Inteligencia en la comunicación es no responder a preguntas que nadie formula. Hace más de diez años mi hermano Alejandro y yo estábamos tirados en las camas de mi habitación con las piernas estiradas en la pared y yo le dije: Ale, la superación dialéctica de la palabra es el silencio. Ale me contestó: la superación dialéctica de la palabra, es la palabra justa. Tan claro y tan justo como eso. Quien sabe decir responde solo a las preguntas que están en la mano del interlocutor, y ofrece el espacio para formular otras, conservando siempre la danza que constituye a la conversación en la que se está, hasta que se deja de estar en ella.

2. Si yo te digo que inventé un elemento que no tiene color, olor, ni sabor, que toma la forma de todo lo que toca, y que puede formar parte de todos los otros elementos del mundo. ¿No sería alguna sustancia futurista que Tom Cruise tendría que sacar de una cámara criógenica evitando que una red de crimen organizado lucre con ella y se haga con el poder global? Bueno, esa invención futurista, ese elemento completamente innovador, es el agua. El agua es tecnología de punta.

3. Ser receptivo no es ser pasivo. Ser receptivo tiene que ver con ofrecer al otro el campo experimental para que vuelque su sensibilidad sobre uno, para que explore, para que se invente a sí mismo explotando su fertilidad creativa. Quien es receptivo está invitando al otro a que se muestre como quiera ser. Quien es pasivo está apagado en su sensibilidad, y no puede comunicarse.

4. Ser coherente no es tener convicciones. Si la coherencia que uno se plantea no le permite equivocarse y ser modificada entonces es inconsecuente. Nadie puede plantearse una coherencia y defenderla más allá de las circunstancias. Ser coherente no es sostener principios cueste lo que cueste. Ser coherente es aprender a transformarse congruentemente con las circunstancias y las relaciones conservando los deseos y emociones que lo sostienen a uno centrado en uno mismo. Las coherencias no existen fuera de uno, uno revela coherencias en su hacer. Cambia el hacer y cambian las coherencias. Simplemente no se puede controlar la dirección del hacer. Lo que se puede es reflexionar sobre sus fundamentos y decidir orientarse en una deriva u otra.

5. El sexo es un juego de exploración de un territorio siempre virgen.

6. La seducción tiene que ver con el invitarse a ver, a escuchar, a tocar, a percibir sin pensar en las consecuencias.

7. El lenguaje es una extensión de nuestra piel. Las palabras son sonorizaciones del tacto. Tocamos tanto con una palma como con un mensaje. Y la música es una danza, una poesía, una transfiguración extática de esa piel. La música es el doblez de la piel, es piel quemada como cera en melodía, armonía, ritmo.

8. Cuando los seres humanos buscamos el poder, la verdad, la razón, la fama, la abundancia, la gloria, la lujuria, estamos en enajenadamente queriendo encontrar lo opuesto de esas dimensiones de la experiencia. Las enajenaciones son perdidas de la ecuanimidad interior que nos llevan a querer obtener a través de una manera inadecuada y dolorosa algo que sí tiene sentido para nosotros. Así buscamos la paz a través de la guerra, el amor através del celo, la libertad a través del control, el conocimiento a través de la posesión de la verdad, el reconocimiento a través de la fama, el bienestar a través de la abundancia. Las enajenaciones del vivir consisten en pérdidas del bienestar en las que se lo intenta obtener a través de formas inadecuadas para uno mismo.

9. Si le entregas poder a alguien, por más inocente que sea se pervertirá. Si le entregás el saber a alguien, por más ignorante que sea te dirá cómo son las cosas.

10. Es la falta de libertad para ser violentos lo que nos lleva a la guerra. Al reves de como pensamos comúnmente, las personas no tenemos impulsos agresivos naturales que tenemos que domesticar a través de la cultura porque si no destruimos el mundo que vivimos. Las personas inicialmente queremos convivir, todos. Venimos al mundo con el deseo de ser recibidos. Son las vejaciones que padecemos, las negaciones y prohibiciones en nuestra naturaleza emocional, que nos llevan a controlarla, lo que lleva a que queramos destruir nuestro entorno. Si una persona está en la libertad de ser agresivo o no serlo cuando quiere, y se le invita a reflexionar sobre los fundamentos de su hacer y hacerse cargo de él, sin obligársele a tener que tomar el camino del bien, entonces esa persona tendrá deseos de convivir y será más improbable que se vea llevada a ejercer violencia sobre otros. Es la falta de confianza lo que constituye personas temerosas y violentas. Quien no tiene la libertad de ser sí mismo se convierte en un negador de los demás y de sí mismo. Por más que lo que se la haya enseñado a hacer sea lo que llamamos el Bien.