sábado, 6 de junio de 2015

Sólo se puede vivir lo que te sale.

Hay distintos principios que explican cómo se da el vivir, cómo se origina, qué es lo que lo orienta, qué lo lleva a moverse como se mueve. Yo quiero responder a esa pregunta. Cómo se da el vivir personal. ¿Es libre? ¿Es racionalmente escogido? ¿Hay un yo independiente de la experiencia que controla, regula, dirige y selecciona con consciencia de realidad? ¿Determina ese yo el movimiento, el curso de la acción, la prefigura y la articula en su darse? ¿Es el vivir algo que está apropiado por una entidad externa al vivir que puede conocer ese vivir de manera "real" y hacer suceder un resultado de algo en el mundo?

Una respuesta: El vivir podría ocurrir: como queremos que ocurra, como podemos hacer que ocurra, como resulta que ocurra. Voy a intentar profundizar sobre esta última opción. Sostengo lo siguiente:
1. Sabemos que estamos en un cuerpo, que somos un cuerpo. Sabemos que hay una identidad que conserva una historia que forma parte de lo que llamamos "yo". Somos alguien. En útima instancia ese sentimiento, consciencia, conocimiento, acto, de saberse alguien, es la experiencia nuclear que ordena todo lo que nos ocurre, y que es fundamental para que la vida pueda ser vivida como un fenómeno con sentido o sin sentido, bello u horrible, alegre o triste.

2. Ese ser en el mundo, ese ocurrir del vivir, no es algo que hayamos determinado a suceder. Sucedemos con el suceder de nuestro vivir. Ese alguien que surgió en la historia de interacciones con otros y otras, no está libre de su cuerpo, no está libre del suceder del mundo. Ocurrimos con el ocurrir. Ese alguien es algo que se mueve en el darse del vivir. Existe en ese darse una vuelta del conocerse en la acción en que se está que ofrece la posibilidad de corregir o transformar el rumbo. Pero nuevamente, eso es algo que ocurre en el vivir, no es dado a suceder por un yo externo. Cuando reflexionamos sobre nuestras acciones, es algo que nos ocurre, se da en nosotros, es un fenómeno mecánico y espontáneo. Por más que aparece ese alguien que somos nosotros como un alguien que sabe lo que hace, y que hace lo que sabe. Ese alguien está ocurriendo con el vivir, con el relacionarse, con el interactuar.

3. Por lo tanto, no se puede "elegir" en sentido estricto lo que resultará de nuestras vidas. Simplemente nos ocurre que vivimos lo que vivimos, resultado de una historia, unos deseos, unas relaciones, unos contextos, que se han dado mecánicamente y determinadamente sin que hayan sido dirigidos por ninguna entidad rectora exterior, simplemente ocurrieron. Esto no quiere decir que no haya un gobierno, pero el suceder de ese gobierno no es algo trascendente de la experiencia de los seres humanos como seres vivos, ocurre como ocurre. 

4. Es decir, la vida se vive como sale. Como te sale. Solo puede salir lo que te sale. Cuando uno se encuentra en la experiencia de intentar querer hacer lo que no puede, de querer voluntariamente hacer que le salga algo que no le sale, sufre. Una ética desde este punto de vista sería: Aceptar el vivir como ocurre. Eso no sería una forma de conformismo, porque desde esta perspectiva, siendo conformista o inconformista, la vida ocurrirá como será que ocurra, porque no hay una voluntad exterior al suceder de la vida en el mundo. Que el mundo que habitamos se presenta como un continuo exigir a hacer lo que no podemos, a tener que salir lo que no podemos hacer salir, es parte de una historia que puede ser explicadas en los términos de un vivir-convivir que ha tomado un curso enajenado. 

5. Eso, la vida ocurre como ocurre. Como te sale. Nadie puede hacer de su vida más que lo que le sale. Aceptando esa premisa como principio ético, no hay frustración, ni expectativas, ni exigencia.

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