Es la expresión proyectada de nuestra fuerza para producir las formas de nuestra existencia, es el cuerpo de nuestra sensibilidad derramada en el canal de la vida donde se plasman nuestras emociones y deseos. El mundo que habitamos, es la demostración de lo que somos. Y nos pertenece.
Los mundos que habitamos son generados a partir de nuestra propia estructura, y existen como tales en el juego interobjetivo de relaciones humanas. En el cual, se puede encontrar todo el repertorio de nuestros modos de vida. Y eso es en definitiva, nuestra manera de vivir, y de conservar una historia de relaciones entre personas. Discursos críticos y desencantados, muestran mundos críticos y desencantados.
Si seguimos en el discurso que todo está mal, generamos el mal que valida nuestro discurso.
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