domingo, 20 de octubre de 2013

Idea de base.

Los mundos en los cuales habitamos, no son objetivos. Sino creados, construidos. No hay una realidad en sí, a priori, trascendente, objetiva, independiente. ¿Cómo podría existir tal realidad si al hablar de ella le estamos haciendo referencia con el lenguaje? Es decir, cómo puede existir una realidad independiente de nuestra experiencia si somos nosotros los que estamos hablando acerca de ella. Los mundos son creados, y su forma y dimensión, dependen de nuestro sentir-percibir. De manera que las distintas ideologías son distintos modos de crear mundos, de reproducirlos, que configuran distintas humanidades. Podemos preguntarnos por los fundamentos que generan nuestros mundos, o podemos darlos por objetivos y tratar de gobernar para obtener la confirmación de que nuestro mundo es el cierto. Siguiendo ese camino, sólo hay espacio para aquellos que se encuentran en el mismo dominio de realidad que el nuestro. Siguiendo el camino que conoce acerca de la relatividad y la generación de los mundos, hay posibilidad para la convivencia, es decir, hay espacio para todos. Los espacios, como los mundos, como las relaciones, como el espacio físico y el psíquico, se están creando todo el tiempo, y dependen de nuestra capacidad de darnos cuenta de ello. La guerra es la ceguera de ésta facultad creativa humana, por la creencia de que el mundo que habitamos es racional, objetivo, necesario, evidente, obligatorio.

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