-Lo
amoroso es el sustento de lo social. Para que una comunidad se una y se
reconozca como tal se necesita que se entrelacen y fortalezcan los lazos
afectivos que establecen una comunión de intereses. La sociedad no son más que
coordinaciones interpersonales de deseos confluyentes, que gustamos de vivir, y
que nos hacen estar juntos, hasta que esos deseos dejen de tener sentido. De
manera que vivir en comunidad es el ambiente propicio y oportuno para un ser
humano convertirse en persona amando a su familia, amigos, conciudadanos, al
lugar donde vive, los libros que lee, la música que escucha.
-Amar
a alguien consiste en entusiasmarse con su presencia, desearlo de tal manera
que el goce de reconocerlo junto a uno sea una expansión de nuestro entendimiento
y existencia. Una persona trae al mundo un repertorio de acciones,
discursividades, estéticas...trae a la mano para aquel que lo conoce la
producción de una realidad distinta, exótica, caótica, inextricable, y sobre
todo mágica. Amar a alguien, es la oportunidad de iniciar una danza de
encuentros y desencuentros en el tiempo y el espacio donde descubramos más
acerca de nuestra sensibilidad, y la del otro. Es la oportunidad de
convergencias extensivas de nuestra personalidad. Amar es crecer.
-El
amado existe en los ojos del amante. De manera que uno siempre construye al
amado con su mirada, con su escucha, con su tacto, gusto, olfato. Lo que uno le
ofrece al amado con esa mirada son espacios para su desenvolvimiento, para el
desenlace de sus fuerzas amorosas y existenciales. Si uno simplemente ve al
otro desde el desamor, le cierra los espacios, y lo encarcela en la
imposibilidad de expresar su amar.
-Amar
alguien a su vez, es acariciarlo, abrazarlo, besarlo, motivarlo, hacerle sentir
la energía sensual que nos comunica y con la que establecemos lazos y contactos
con todo el universo. De hecho, el lenguaje como tal, es una extensión de nuestra
sensualidad, de nuestra corporalidad, de manera que las palabras nos tocan
tanto como la piel. Son una expansión de nuestra piel, podemos acariciar al
otro con las palabras, y podemos destruirlo. Porque con las palabras, creamos los
mundos en los que habitamos, ya que esas palabras, son en realidad las acciones
con las que nos relacionamos, es decir, comunicamos. El mundo lo hacemos
coordinando acciones, sean corporales o discursivas, y con ellas podemos hacer
un mundo existencialmente sensible y afectivo, o uno destructivo y endurecido.
-Amar
a alguien es a su vez, reconocer que no siempre se puede amar, bajo cualquier
circunstancia, condición, deseo. Y que es aceptable que así sea. Si vemos el
mundo como que incluso cuando disgustamos de los demás y de la vida estamos
viviendo lo que queremos vivir, porque eso ha surgido en nosotros posibilitado
por nosotros mismos, podemos ver, que el mundo siempre está en armonía. La vida
nos permite odiar, y es aceptable que así sea, no hay obligación de amar, es sólo
una cuestión de deseo. Podemos no hacerlo; si estamos en la libertad de no
hacerlo, estamos expandiendo aún más nuestro entendimiento amoroso de la vida y
los demás.
-Amar, es la oportunidad de encontrar el éxtasis con alguien.
-Amar es una aventura inconmensurablemente bella, donde aparece un otro tan radicalmente único que se nos ofrece gustoso a los sentidos, y con ello, queremos seguir probándolo. Amar, en ese sentido, es conocer. Es como descubrir una música, explorarla, y descubrir sentires que no sabíamos que eran posibles, porque el mundo en el amar, está siempre creciendo, transformándose en el sentido del bienestar.
-Las relaciones amorosas son tan virtuosas como para crear la armonía ecológica con el mundo que nos permite resolver la guerra, el hambre y la locura.
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