sábado, 26 de octubre de 2013

¿En qué consiste amar a alguien?


-Lo amoroso es el sustento de lo social. Para que una comunidad se una y se reconozca como tal se necesita que se entrelacen y fortalezcan los lazos afectivos que establecen una comunión de intereses. La sociedad no son más que coordinaciones interpersonales de deseos confluyentes, que gustamos de vivir, y que nos hacen estar juntos, hasta que esos deseos dejen de tener sentido. De manera que vivir en comunidad es el ambiente propicio y oportuno para un ser humano convertirse en persona amando a su familia, amigos, conciudadanos, al lugar donde vive, los libros que lee, la música que escucha.

-Amar a alguien consiste en entusiasmarse con su presencia, desearlo de tal manera que el goce de reconocerlo junto a uno sea una expansión de nuestro entendimiento y existencia. Una persona trae al mundo un repertorio de acciones, discursividades, estéticas...trae a la mano para aquel que lo conoce la producción de una realidad distinta, exótica, caótica, inextricable, y sobre todo mágica. Amar a alguien, es la oportunidad de iniciar una danza de encuentros y desencuentros en el tiempo y el espacio donde descubramos más acerca de nuestra sensibilidad, y la del otro. Es la oportunidad de convergencias extensivas de nuestra personalidad. Amar es crecer.

-El amado existe en los ojos del amante. De manera que uno siempre construye al amado con su mirada, con su escucha, con su tacto, gusto, olfato. Lo que uno le ofrece al amado con esa mirada son espacios para su desenvolvimiento, para el desenlace de sus fuerzas amorosas y existenciales. Si uno simplemente ve al otro desde el desamor, le cierra los espacios, y lo encarcela en la imposibilidad de expresar su amar.

-Amar alguien a su vez, es acariciarlo, abrazarlo, besarlo, motivarlo, hacerle sentir la energía sensual que nos comunica y con la que establecemos lazos y contactos con todo el universo. De hecho, el lenguaje como tal, es una extensión de nuestra sensualidad, de nuestra corporalidad, de manera que las palabras nos tocan tanto como la piel. Son una expansión de nuestra piel, podemos acariciar al otro con las palabras, y podemos destruirlo. Porque con las palabras, creamos los mundos en los que habitamos, ya que esas palabras, son en realidad las acciones con las que nos relacionamos, es decir, comunicamos. El mundo lo hacemos coordinando acciones, sean corporales o discursivas, y con ellas podemos hacer un mundo existencialmente sensible y afectivo, o uno destructivo y endurecido.

-Amar a alguien es a su vez, reconocer que no siempre se puede amar, bajo cualquier circunstancia, condición, deseo. Y que es aceptable que así sea. Si vemos el mundo como que incluso cuando disgustamos de los demás y de la vida estamos viviendo lo que queremos vivir, porque eso ha surgido en nosotros posibilitado por nosotros mismos, podemos ver, que el mundo siempre está en armonía. La vida nos permite odiar, y es aceptable que así sea, no hay obligación de amar, es sólo una cuestión de deseo. Podemos no hacerlo; si estamos en la libertad de no hacerlo, estamos expandiendo aún más nuestro entendimiento amoroso de la vida y los demás.

-Amar, es la oportunidad de encontrar el éxtasis con alguien.


-Amar es una aventura inconmensurablemente bella, donde aparece un otro tan radicalmente único que se nos ofrece gustoso a los sentidos, y con ello, queremos seguir probándolo. Amar, en ese sentido, es conocer. Es como descubrir una música, explorarla, y descubrir sentires que no sabíamos que eran posibles, porque el mundo en el amar, está siempre creciendo, transformándose en el sentido del bienestar.

-Las relaciones amorosas son tan virtuosas como para crear la armonía ecológica con el mundo que nos permite resolver la guerra, el hambre y la locura.

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