sábado, 19 de octubre de 2013

Decálogo de ideas motivadoras.

1. Los momentos oportunos se dan todo el tiempo. No hay que forzarlos. De un momento inoportuno surge otro oportuno. Todo lo que se necesita para aprovecharlo, es liberarse de la exigencia de tener que aprovecharlo. La posibilidad reina siempre que estamos dispuestos a vivirla. Quien piensa que puede da lugar a un camino en el cual la posibilidad está abierta y es oportuna.

2. Si bajas la ansiedad por llegar, por concretar, por resolver, por tener todo listo, aparece el presente como un proceso continuo gozoso de ser vivido. Si aceptas la incertidumbre como condición inevitable, no estás en el tiempo ni ayer en el remordimiento, culpa y arrepentimiento, ni mañana en la fantasía, esperanza y expectativa de lo que vendrá. Esta es una consigna sanadora, no vas a llegar a ningún lado nunca. Siempre es acá.

3. La alegría es lo más espontáneo del mundo, y sobreviene incluso en los períodos más horrendos de la vida. No hay persona que no haya, a pesar de cualquier condición, experimentado la felicidad. Ser alegre es despreocuparse de todo lo mal que pueda ocurrir. Es dejarse vivir a sí mismo la espontáneidad de un mundo cambiante que trae a la mano lo nuevo, lo desconocido, lo oportuno, sin que tengamos que hacerlo traer. Pero, ¿Y todo el mal que hay en el mundo, guerra, violación, pobreza, cómo podemos ser felices? Incluso en esos mundos la alegría aparece intermitentemente, y da una respiro al desasosiego. Aunque no lo queramos aceptar, la alegría es lo más normal del mundo.

4. Todo lo que hacemos es valioso. Depende de que así lo veamos. No hay nada insignificante, irrelevante en la vida, ni en el corto, ni en el largo alcance, todo lleva a algún lado. No tiene que venir una productora a pagarte millones para lleves a cabo tu acto. Los efectos de tus acciones son grandiosos en tu circunstancia, y no hay nadie, por más poderoso que sea o inteligente, que tenga un efecto tan radical en la historia del mundo. Los grandes cambios empieza en círculo pequeños, pero no son esos círculos los que los hacen efectivos, es el sistema de relaciones humanos que aprende continuamente de lo próximo. Somos verdaderos artífices de nuestras vidas. Vivir es ser un artista, y la creatividad es un llamado que corea nuestro nombre todas las mañanas, porque ser uno mismo, es inventarse.

5. La mayoría de las veces, no hay nadie mirando, estamos más libres de coacción de lo que nuestra mente paranoica parece decirnos. Ser libre implica coraje. Vivir es peligroso. Vivimos comprimidos en el temor de llamar la atención, de hacer algo que desagrade a los demás, y el puto panóptico de control en realidad es aquel con el cual proyectamos nuestros prejuicios y miedos en las caras de los demás haciendo de sus miradas las cárceles inventadas de nuestros propios miedos. Todos somos mucho más raros de lo que pensamos, todos tenemos hábitos anormales. Uno se tiró de un puente a un río, el otro mea a su novia después de hacer el amor, el otro experimenta cortándose un poquito las muñecas, el otro por momentos piensa que los animales le dicen cosas, o que lleva el demonio adentro. Dejarse de joder con el querer ser normal, y aceptarse bicho raro, y hacer de eso lo mejor de uno mismo.

6. Cualquier cosa que quieras hacer porque te genera entusiasmo, te va a llevar a algún lugar productivo y valioso. Alguien lo va a reconocer, y eventualmente pueden llegar a recompensarte con dinero por ello. Vale mucho más dedicarse a hacer lo que se quiere, que lo que se debe. Podemos vivir una vida decolorada yendo de la cama al living mirando televisión por pura abulia, o podemos proponernos un juego, una osadía, hacer algo que te gusta porque sí, no porque te lo pide una institución, una obligación, un compromiso, y animarse a vivir la pasión por la vocación porque eso es algo que harías porque sí. El arte por el arte quiere decir, lo hago sin compradores, ni público, sin gloria, sin éxito, lo hago porque es lo que hago estando vivo. Y eso puede ser cualquier cosa, ver cine, leer libros, caminar, coleccionar hojas de otoño.

7. No tiene sentido vivir la vida como si hubiera que aprovecharla al máximo, esa ambición descentrada de encontrar placer todo el tiempo y en todo lugar, puede llevar a la catástrofe. La vida, está hecha de un montón de momentos más o menos, asumir eso es ver su éxtasis de otra manera.

8. Salud mental es estar acompañados. Cuanto menos competimos, cuanto menos celamos, enviados, odiamos, vivimos en el prejuicio, buscamos enemigos ideológicos, tememos al distinto, tanto más la vida nos abre el sendero que lleva a la amistad y a la hermandad. Ambas se construyen a base de dos coagulantes, el humor y la intimidad. Anécdotas, aventuras, ideas, teorías, chistes, estupidez compartida, seriedad, profundidad, todo es regalado para quien se abre al encuentro. El encuentro es más importante que la lucha, que la exigencia, que el castigo, el encuentro es el fuego que mantiene la cercanía tibia que calma la angustia de sentirse solo, por estar aislado, por estar peleado con uno mismo.

9. El error no es un error. Cuanto más castigamos el error, más perseguidos por el temor a equivocarnos estamos. El error es simplemente algo que ocurre, que no podemos eliminar del mundo. Y si aceptamos el error como algo posible, se nos abre el camino posible del aprendizaje. Quien no gusta de equivocarse, se rigidiza.

10. Hay espacio para todos. Es cuestión de darse cuenta.

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