miércoles, 25 de abril de 2012

Entrevista a Manú Reyes.


Para empezar, ¿Cuál es la relación entre lo que lees y lo que componés, en cualquiera de los artes que desarrollas? ¿Podrías poner un ejemplo con Bukowski?

Algunas lecturas me inspiran y movilizan. Me gusta cuando un texto es inquieto, reflexivo pero inquieto. Prefiero si no intenta ser intrincado en vano, ni que busqué una belleza decorativa.
Cuando el escritor se deja llevar por lo que su texto propone se torna mas llevadero. Últimamente me gusta leer en voz alta, entrar en las palabras. De esa forma se nota cuando alguien fluye en las palabras que escribe. Como vos Dani.
Eso intento hacer yo con mis cosas.

A Bukowski lo entiendo y por momentos me identifico. Sus palabras tienen transparencia y crudeza. Me gusta lo crudo porque denota una sensibilidad desenmascarada, pura. Él se muestra a través de sus grietas, imposibilidades, debilidades y humillaciones. Como una tela rota que deja ver la estructura del bastidor, o como un film que se proyecta sucio y rayado.

Esa transparencia y esa fluidez son las que busco para componer.

¿En una paleta de emociones, sentimientos y percepciones hechas a tu espontaneidad y libre arbitrio qué dirías hoy por hoy de la creación artística?

Creo que veo más apertura de ideas, menos ataduras a formatos, más mezcla, más diversidad. Por momentos veo una relación más concreta con lo real, lo objetual, pero a veces también todo eso se ve filtrado en un entorno virtual. La lógica de la programación llevada al arte, la lógica de la publicidad llevada al arte. Se ven cosas coherentes (que funcionan o no), otras sin conciencia y perdidas (que funcionan o no). Algunas cosas que indignan y otras que motivan mucho.

Me cuesta esta pregunta igual. Hacer una lectura de la creación artística actual cuesta. Quizá más si trato de pensarlo mientras oigo Cavin Fever de Nick Cave, tan rabioso y gritón. Pero pienso en un camino resbaloso que se patina y bifurca por mil, que luego algunos tramos se unen y se conectan y se vuelven a partir mezclándose y circulando muy rápido por circuitos rodeados de observadores, de difusión, de medios y redes sociales. No se si pasa algo por afuera de todo eso. Me gustaría y quiero creer que si. Quizá hay algo en la sombra que mira todo desde afuera desde otro lado sin influencia de ningún agente perturbarte y que puede llegar a ser bien global su lectura.

Yo estoy adentro. Estoy cómodo creo. A veces no, pero hoy si ponele. Ahora mismo se que tengo rollo en una cámara soviética que me prestó un profesor, y que tengo una película super 8 esperando a ser manchada y dibujada con tintas al alcohol. En si nada nuevo, pero para hoy es algo distinto.

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¿De dónde surge la creatividad? ¿De la nada, o de la historia de la persona? ¿Por qué y cómo?

En mi caso surge cuando se da una cierta predisposición orgánica entre los materiales, el estado de uno y su entorno. A veces me cuesta encontrarla y pierdo mucho tiempo. Las relaciones sociales contribuyen mucho a que todos los elementos entren en armonía y se dé esta predisposición: estar con ciertas personas o pensar en ellas es muy útil.
También obviamente, debe haber un compromiso con lo que se hace. Que te ate pero que a su vez no te condicione demasiado. Lo mejor sale cuando te sentís cómodo, en un estado emocionalmente apacible de felicidad serena. Estar cebado y extasiado está bien a veces pero no siempre; te moviliza pero no te hace reflexionar sobre lo que sale.

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¿La destrucción es parte de tu arte? ¿De qué manera?

Si, en parte. Busco mostrar y remarcar la sensibilidad de las cosas, su carácter material. Dejo en evidencia el dispositivo con que fue generada la imagen y también el soporte donde se muestra.
En ciertas ocasiones lo llevo al límite, tal vez para marcar su estado crítico. Mis cuadernos denotan un carácter de ruinas, se muestran heridos y parchados. Me parece impactante cuando los objetos o materiales se muestran resentidos, curtidos por el tiempo o el maltrato. Los siento más conscientes de su historia cuando los veo así.

Tengo ciertos automatismos en mi accionar que sigo y escucho, son como acciones involuntarias y muchas veces me llevan a la estética que desarrollo. Dejo ser algo que llevo dentro y así me explayo. Así que supongo que todo eso esta en mi naturaleza y es como un estado salvaje que llevo. Tomo decisiones sobre la marcha, pero cabalgando sobre ese mismo estado. Controlo algunas cosas, otras no, pero generalmente no me preocupa eso porque me siento en armonía con todo lo que sucede. A veces eso me lleva a la destrucción, pero no lo fuerzo.

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¿El sentido de la belleza y la estética, de qué manera involucran tu relación con tu entorno (hogar, ciudad, parques, las cosas), y tu convivencia? ¿Podrías poner un ejemplo?

Presto mucha atención a la gente. Sus caras y expresiones cuando viajan en subte, hay muchos personajes interesantes. También los objetos, las cosas que pasaron por muchas manos y se moldean. Como billetes encintados, barandas de madera que se pulen con el manoseo, cerámicos que se gastan.
La transmigración que le gustaba tanto a Girondo y que esta tan bueno aplicar cuando sale. Meterse en la historia de las cosas o de los gestos. Observar.

Dentro del hogar y lo intimo o familiar me impactan los olores de las casas que remiten y revuelven recuerdos. Las fotos y las diapositivas de gente que conozco, de familiares o de gente que transformo en mis familiares me aportan vivencias e historias imaginarias e impuestas.

También me encariño mucho con mis objetos. los quiero cerca y que me ayuden a hacer mis cosas. Les atribuyo parte de la autoría de lo que hago: cámaras, proyectores, walkmans, cuadernos.
Algunas cosas son extensiones de piel. Tengo remeras muy añejas. Ahora a una la tengo puesta: es de los Rolling Stones y está muy gastada.

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