jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Qué son los problemas? ¿Existen realmente?

Normalmente pensamos que los problemas son entidades trascendentes y constitutivas de la realidad que vienen hacia nosotros, que no elegimos, y que tenemos que hacernos cargo y resolverlos con el costo en preocupación, ansiedad y angustia que vivimos por hacerlo. Pero, visto de otra manera, ¿Qué son los problemas? ¿Qué tiene que pasar para que uno observe algo como problemático? ¿Qué estamos haciendo cuando decimos que tenemos un problema? ¿Existen realmente los problemas?

Yo sostengo que los problemas no son entidades constitutivas de la realidad, como si esta fuera algo objetivo que no depende de nosotros. Más bien, pienso que lo que llamamos realidad es una explicación acerca de las coherencias de nuestra experiencia. Y entonces, ¿Qué revelamos en las coherencias de nuestra experiencia cuando decimos que tenemos un problema? Primero, pienso que un problema aparece cuando uno en su relación con su circunstancia comienza a plantearse acciones como respuesta a sus preguntas orientadoras a su hacer que se revelan inadecuadas para abordar esa circunstancia. Es decir, si los problemas no son cosas, son dimensiones de la experiencia, lo que nos sucede cuando vivimos algo como problemático, es que nos encontramos respondiendo de una manera que genera malestar a las preguntas que nos orientaban el hacer en determinadas circunstancias y dominios de nuestro vivir.

Es decir, respuestas inadecuadas, llevan a estados problemáticos de la relación con los demás y las circunstancias. A su vez, en una relación circular, la preocupación, el temor, la desconfianza y la demostivación son generadoras de esas respuestas inadecuadas. Es decir, porque abordamos nuestra experiencia de una manera inadecuada para nuestra circunstancia, vivimos un estado crítico de temor, preocupación y desconfianza en uno mismo. Porque uno vivie en estado de desconfianza, preocupación y temor en el hacer se encuentra abordando de manera inadecuada sus experiencias y circunstancias. Es decir, nadie tiene problemas como caracteres constitutivos de su identidad. Nadie es propiamente carente de alguna habilidad o capacidad, las personas nos encontramos en ciertas dinámicas emocionales llevando el curso de nuestra experiencia por un camino que resulta inadecuado, y que se nos dificulta corregir.

Entonces repasemos. Lo problemático es encontrarnos en el temor a que una experiencia resulte fallida y padecer las consecuencias de ese fallar. Nos encontramos con lo problemático porque tememos, no tememos porque nos encontramos con lo problemático. A su vez lo problemático se encuentra en una relación circular entre el temer y el preocuparse y el responder inadecuadamente a nuestras circunstancias. Uno lleva a lo otro. Distinguimos una situación problemática cuando encontramos en las coherencias de nuestro hacer el temor a encontrarnos con lo indeseado y padecerlo. Pero no es el problema una entidad real, es lo que distinguimos cuando tenemos ese temor. El temor a equivocarnos, la desconfianza, la preocupación son los motivos que traen a la mano una experiencia como problemática.

Nada es problemático en sí mismo. Lo problemático aparece cuando lo definimos como tal. Tener 50 pesos no es tener poca plata y tener un millón de dólares no es tener mucho. Depende de lo que uno define en sus criterios de qué es tener plata lo que resulta en que la plata que tenga sea problemática o no. Para una persona tener millones de dólares puede ser problemático, porque vive en la falta de no tener más. Para otra persona vivir modestamente puede ser una manera de vivir ricamente, porque no vive en la afirmación de la falta. Pobre es quien siente que tiene poco, y tener poco no es algo cuantificable objetivamente, es algo que uno destaca en su manera de vivir su economía. Uno vive la economía como una problema cuando vive en la angustia de perder lo que tiene, o en el temor a no tener nada.

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