sábado, 29 de agosto de 2015

¿Qué vive quien castiga?

Quien castiga lo hace por un motivo. Hay una relación que se establece entre quien castiga y quien es castigado. ¿Cómo es esa relación? Castigar es una acción que nace del cuestionamiento a algún valor, posición, idea, concepción, propiedad, posesión de quien castiga. Es un cuestionamiento aquello que quien castiga ve como cuestionamiento. Una amenaza, un peligro a perder control sobre aquello que está siendo cuestionado.

El castigo sólo puede existir en la medida en que aparece el miedo a verse cuestionado en esa dimensión o acción de la experiencia personal, en algo que uno considera propiedad o posesión, sea una verdad o una materialidad. Quien castiga opera espontáneamente respondiendo a la crisis de estabilidad que genera el verse en tal cuestionamiento. Quien castiga lo realiza para poner al cuestionador en su lugar, para ordenarlo, para disciplinarlo de tal manera que no vuelva a operar de tal manera.

Vivimos en un mundo de relaciones continuas de castigo y represión. Ese mundo surge de dos aspectos de la convivencia. La apropiación que hacemos de determinados elementos de la convivencia social, verdades o propiedades materiales. Y surge del percibir un peligro de cuestionamiento o un cuestionamiento efectivo de aquello sobre lo que tomamos propiedad. Quiero resaltar que nos encontramos en relaciones de castigo y apropiación, y que nos algo que hayamos diagramado desde una voluntad racional antes de la experiencia histórica de la convivencia humana.

El hecho de vivir en relaciones comunitarias de castigo y apropiación tiene como consecuencias una seriación no ordenada linealmente, de cadenas de mando y disciplinamiento ordenadas en múltiples sentidos. Esas cadenas para mí, no están ordenadas de arriba hacia abajo exclusivamente, sino que pueden darse en sentidos entrecruzados y horizontales. Que el mundo que vivimos sea un mundo basado en el poder y la dominación es algo que nace de las bases de la convivencia humana, y no es algo instalado desde un centro de dominación mundial que se constituye en malo o perverso por ontología natural, que sería la visión tradicional que tenemos a veces.

Convivencia es compartir, y compartir es no apropiación, y por lo tanto la libertad de coexistir sin disciplinar al otro. Pero insisto, esto es algo que surge en la experiencia del vivir, no es algo que se planifica, y es algo que se da como resultado de vivir en el compartir, no como la realización de un bien trascendental el cual es respetado por la obediencia de seguir un bien trascendental. En llano, no es ni mejor ni peor coexistir que guerrear, es algo que hacemos como resultado de nuestro modo de vivir, en la guerra o en el compartir, en la paz. Vivir en paz se logra siendo pacíficos, vivir en guerra guerrreando.

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