domingo, 9 de agosto de 2015

La diferencia entre responsabilidad, obediencia y culpa.

Uno puede elegir hacerse responsable o no de sus actos y sus consecuencias. Uno puede asumir responsablemente no hacerse cargo de algo. Y uno puede decidir irresponsablemente no hacerse cargo de algo. Se está en la experiencia de la responsabilidad cuando se acepta el error como algo que puede ocurrir, que uno no lo determina a ocurrir, y por lo tanto al darse uno se propone generar una reflexión para aprender a corregirlo. En la responsabilidad hay aprendizaje. Porque se está en la libertad de equivocarse. Porque el error se asume como algo que siempre puede ocurrir, y que uno no determina a ocurrir.


Cuando uno obedece está mermada la capacidad de decisión. Cuando se está en la obediencia no se está en la responsabilidad. Porque el error es algo que no puede ocurrir, o que el hecho de que ocurra constituya una falta, un error. En la responsabilidad el error no es un error. En la obediencia sí. Entonces, cuando uno está en la obediencia, vive sistemáticamente la ansiedad de qué ocurrirá si algo sale mal, y la tristeza por aquello que salió mal. Y en el presente, cuando algo sucede mal, la contravención de la obediencia es el castigo. Con el castigo aparece la culpa. Aquel que vive recursivamente en la obediencia, vive recursivamente en la experiencia de la culpa frente a lo que sale mal. Entonces no hay aprendizaje.


Obediencia y responsabilidad son opuestos. En nuestra cultura y vida cotidiana no sabemos distinguirlos. Por eso decimos "la culpa de esto la tiene Cosme Fulanito", "Él es el responsable de lo que pasó!" Cuando en realidad estamos queriendo decir por responsabilidad culpa y por culpa responsabilidad. Son modos distintos de asumir la experiencia propia y las consecuencias de la convivencia humana.

Vivimos una cultura que exige obediencia sistemáticamente, en las decisiones pequeñas y en las macro. Asumirse responsable es desobedecer, es asumirse en la libertad de errar. Y por lo tanto, quien es responsable, es verdaderamente autónomo. Quien es obediente, aunque viva una obediencia a un mandato propio o llamado "interno" no es autónomo, es en realidad autómata. 

La pregunta es: ¿Cómo generar un cambio en el mundo en el cual podamos ser responsables y no obedientes? ¿Cómo generarlo en una cultura que pide constantemente la obediencia? Ser responsable constituye una osadía. La de asumirse en la libertad de hacer bien o mal, y sean cuales sean las consecuencias de nuestros actos, buenas o malas, celebrarlas o corregirlas libremente, sin temor al castigo, sin ansiedad, sin tristeza y sin culpa. O con menos... 

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