martes, 22 de septiembre de 2015

Lecciones literarias por Willi.

"El centro cultural comunitario Camino Abierto de Salud Mental del Hospital Zonal de Bariloche funciona actualmente como un dispositivo abierto a todas las personas de la comunidad, dando atención con igual dedicación y respeto a jóvenes o ancianos, familias usuarios o no de salud mental."
Así dice la revista del Espacio La Ventana de Junio de 2015 en su Año 6, número 17 que adquirí en El Anden de Cipolletti.
Desde este lugar fueron enviados unos textos a la revista con la que yo me tope aquella noche, pero fueron estos dos de Willi que no dejan de asombrarme por sus múltiples variantes, recursos, colores, voces, complejidades y oscuridades psicológicas, al mismo tiempo que una gran nostalgia y sentimientos de vulnerabilidades vividos con toda ingenuidad, inocencia y turbulencia, el ritmo con el que relata, la soledad que se percata en el escritor y en el lector, al mismo tiempo que la belleza tenue y tierna de un niño, los elementos que componen los relatos: plazas, cervezas, madres, infancia, escuela, mujeres, boliche, casa, familia, el miedo, una calesita (la calesita). Los giros inesperados de sentencia a sentencia, la composición fragmentaria que hace algo más que una historia y no hace ninguna a la vez. Los juegos de sintaxis y los pronombres que discordinan asombrosamente con la aparición súbita del narrador en la historia. Lo he vuelto a leer varias veces desde Junio y no puedo evitar pensar que en Willi hay genialidad. Por eso publico su pequeña obra aquí.

I.

Dónde estuviera la amistad.
Hace muchos años un hombre que estaba en la plaza, que arreglaba los faroles de la luz y la calesita. De pronto lo invitaron unos amigos de hace muchos años, que eran de la infancia. Después se fueron a tomar unas cervezas en un boliche que queda a unas cuadras.
Charlaron de sus vidas y algunos hablaban de cuando fueron a la escuela por primera vez. Después vino una chica de Córdoba que también era de allí y nos enseñaba gimnasia. Ese instante terminó a la una de la noche, y todos nos fuimos a dormir a nuestras casas.


II

Miedo no te tengo miedo.
Ayer fui al supermercado y tenía miedo de hacer las compras pero después me dio mi mama un papel para comprar lo que necesitaba.
Después tenía miedo que mi vieja me deje ir solo en cualquier lado y además tengo mi familia que vive afuera del país, la extraño y a veces los llamo por teléfono.

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