lunes, 16 de febrero de 2015

Lo suficiente.






Qué insaciable el sentimiento no sentirse lo suficientemente bueno, de no estar haciendo lo suficientemente bien las cosas. Pasión de la exigencia por la perfección, necesidad insatisfecha que fagocita sin colmarse. A ese musculo que nunca alcanza suficiente tensión, pero que cada vez que sube de tono perturba más la armonía del momento, distenderlo de su impotencia, renunciarlo; despierta la mirada, y te hace atento a una verdad muy sencilla y distante del presente: que no hace falta más nada,y que si con eso no alcanza, que se vaya todo a la mierda. Que toda búsqueda cuando tiene fin es feliz, que cuando se agota la incesante pregunta, el vivir florece espontáneamente. Distensión, relajación y humor, la medicina del espíritu cuyos dobleces no le dejan ver con perspectiva el famoso bosque.

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