lunes, 19 de octubre de 2015

La pregunta insoportable.


Estábamos en mi habitación. El viento caía presuroso sobre la ventana. Miraba el techo; Denis estaba sentado mirando un libro de fotografías. Hablé de una escena de una película, que no recordaba bien, parecía un sueño. Me acomodé en la cama, le miré, le dije que me besara. Afuera las personas luchaban contra la atmósfera. Un niño lloraba mientras era arrastrado de la mano por su madre. Un hombre en un Mercedes Benz esperaba en el semáforo. Estaba muy bien vestido, parecía agotado. A una adolescente la ropa le dejaba ver el ombligo, se abrazaba a sí misma para contenerse del frío. Un ciego quería cruzar, se veía el miedo en su andar. Denis contó una historia de una amiga de él. Dijo que se había encontrado dos chicos en un boliche, bailaron sexualmente, ella comenzó a jugar con los dos, les acarició el pene cuando la apretaban. Tomó mucho, y se fue con ellos sin avisar. Fueron a un hotel, ellos estaban nerviosos y al mismo tiempo excitados. Aspiraron cocaína para hacer el juego más entretenido. Ella lamió el glande de los dos y luego la penetraron al mismo tiempo. Eyacularon en su boca y llenos de poder la golpearon. Ellos sintieron que era un juego donde no había nada prohibido para el placer. Volvió a su casa. Al otro día fue al trabajo. El fin de semana siguiente llamó a uno de ellos. Lo invitó a cenar a su casa. Él quería invitar más amigos. Le dijo que no. Cocinó para él; hicieron el amor. Sin masoquismo. Él le pidió disculpas por la noche anterior. Ella le dijo que no hacía falta. Se despidieron.

Las hojas que el viento arremolinaba en la calle estaban mezcladas con basura y tierra. El claroscuro de la tarde me hizo olvidar que teníamos que irnos pronto de ahí. Le pedí a Denis que me besara. Tomé un sorbo de té y empecé a hacer un dibujo en un cuaderno. En el dibujo aparecía un prisma atravesado por haces negros, la fuente de la que salían era la boca de un lobo, del otro lado había un hombre con una máscara. Eso me llevó alrededor de quince minutos. Denis miraba el libro. Denis explicó el dibujo. Dijo que el lobo era ese hombre que nos había atendido en la panadería, y el prisma transformaba su grito negro en su pasado: un hombre enmascarado. Miramos las noticias en internet. No las entiendo. Qué son las noticias le pregunté a Denis. Él dijo que son como el medio acuoso en el que se mueven los informantes y los informados. Como un océano. Hay tiburones que persiguen pequeños peces, otros inofensivos, y otros minúsculos, pero todos  se mueven en el agua. Las noticias son como el agua, nadas en ella, que según dijo es la acción y efecto y hacer nada. Maté un mosquito. Miré por la ventana. La noche ya se había cerrado. El ciego no estaba más en la esquina. La adolescente estaría ahora cenando con sus padres, deseando ir a su habitación. El hombre elegante del auto dónde estaría. El niño tendría un catarro que le haría necesitar más a su mamá. La amiga de Denis le habría dejado las llaves de su departamento a un chico otra vez. Denis estaba al lado mío. Me levanté y le pregunté, Denis: ¿Por qué me hago tantas preguntas?

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