martes, 6 de septiembre de 2016

Una serie de leyes sistémicas del acontecer humano.

1. Toda acción humana, individual o colectiva, psicológica, política o económica es guiada por emociones y deseos.
2. Nada de lo que ocurre y resulta en el acontecer humano ocurre y resulta porque sea bueno o malo, verdadero o falso, mejor o peor. Sino porque así es querido.
3. Siempre y en toda circunstancia hacemos nuestros deseos. Los que queremos o los que no queremos, es indistinto.
4. Relacionarse es danzar o coordinar acciones en un juego o danza que es la relación. La única manera de guiar armoniosamente la danza es comprender los motivos que sigue.
5. Toda expectativa aliena y perturba la armonía de las relaciones humanas. Siempre que se anhela lo uno, se padece lo otro. Quien espera la paz, conflictúa con la guerra, quien espera la fidelidad conflictúa con la infidelidad. En todo sufrimiento hay una contradicción de deseos. En toda contradicción de deseos está presente la dualidad que generan las expectativas.
6. Toda acción invita a lo mismo. Esperar respeto de quien no se respeta es contradictorio. Quien respeta, obtiene respeto. Quien ama obtiene amor. Quien engaña obtiene engaño. Quien lucha obtiene lucha.
7. El vivir ocurre. Nosotros ocurrimos en el ocurrir del vivir. No lo hacemos suceder. Nos guiamos en su curso espontáneo.
8. Toda historia, sea individual o colectiva, sucede en un cambio continuo espontáneo en una relación de transformación y conservación en el paso de lo uno a lo otro. Es decir, ninguna historia es dirigida por un objetivo fuera de ella. En sentido estricto no hay progreso ni retroceso más que de acuerdo a las expectativas. Pero el cambiar de la historia no lleva inscrito ninguno de esos, ni ningún otro, caracteres. Sino que se da como el paso continuo de lo uno a lo otro, donde en cada paso algo es transformado y algo es conservado.

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