sábado, 17 de septiembre de 2016

8 premisas para cualquiera que piense históricamente.

1. Hay tanta historia en un movimiento político de masas como en esos actores que son carne del olvido. Los olvidados y los recordados pueden ser igualmente incidentes en quien busca en el arcón de la historia.
2. La historia está hecha por hombres, mujeres, homosexuales...y es al mismo tiempo que distinta la misma para todos y todas.
3. El paso de lo social a lo individual, de lo estructural a lo particular, de lo necesario a lo contingente, es el paso por ventanas y dimensiones que se malinterpretan si se piensan como una geometría donde todos sus lados cierran. La figura del tramado de la historia no es un polígono regular, es más bien una serie de ventanas, dimensiones y espacios que se accede mirando y analizando, pero nunca podemos saber su cartografía exacta, porque aparece con la mirada, no preexiste.
4. Quien piensa la historia, sea profesional o lego, piensa un juego muy complejo de relaciones. Y al hacerlo está imaginando una narrativa, una trama. La poesía y la ciencia conviven allí. Un libro sobre la segunda guerra mundial tiene que ser tan estimulante como Rescatando al soldado Ryan, y tan serio como la ingeniera de las cámaras de gas.
5. Quien haga historia, sea profesional o lego, debe comenzar su curiosidad en las cercanías. La pregunta que debe llevar a estudiar la modernidad tiene que nacer de un asombro acerca de los celulares, los automóviles, las relaciones abiertas, la censura sexual de la madre, la comida rápida, el aburrimiento de la escuela, los plásticos, los satélites, los chocolates envasados, las cervezas artesanales, los refugiados y las guerras con drones.
6. No hay un motor de la historia. Y al mismo tiempo la historia es explicable a partir de motores.
7. La política y la economía son los dominios centrales de la historia. Pero todo depende de qué llamamos política y economía.
8. La historia familiar es la rama que conduce al árbol de la humanidad. Los orígenes personales definen la mirada y ubican en una geografía, en una clase o sector social, en una serie de herencias, gustos y conoceres, en una identidad étnica, que nos hacen ser los actores históricos que somos. Todos somos parte de la Historia (con mayúscula). En sentido estricto no es posible no hacer historia, ni pensarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario