sábado, 17 de septiembre de 2016

Toda ciencia es ciencia de la experiencia.

1. Cuando alguien revela un conocimiento acerca del mundo. Sea bajo la forma que sea, una afirmación o explicación científica, religiosa, mística, política, psicólogica, social o económica. Lo que está revelando son las coherencias de su propia experiencia. Conocer es vivir y vivir es conocer. No se puede decir nada que no sea de alguna manera o de otra parte de la experiencia del observador.
2. Lo siguiente que uno como oyente de aquel revela al escucharle es: que toda explicación o afirmación, sea de la clase que sea, parte de un punto de partida aceptado a priori a partir de la emoción. Es decir, todas las ideologías y teorías se fundan en premisas que son básicamente emocionales. Es decir: esto es así, porque yo o nosotros lo queremos así. Y al revelar eso uno puede dar cuenta de que ese afirmar, explicar o reflexionar sigue el curso de las emociones del hacedor u observador. Así todos sabemos que el teórico marxista más convencido ve que en el capitalismo no hay fisuras posibles cuando se encuentra en la emoción que hace posible esa afirmación, y siente la revolución posible cuando se encuentra en la emoción que así lo hace posible también. Y así nos sucede a todos con cualquier conocer (pensamientos, ideas, explicaciones, argumentos...).

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